Sobre aquel solar que en su día acogió fiestas, encuentros y emociones se levanta hoy un majestuoso edificio que por lo menos tiene el nombre que recuerda a su predecesor: Gatopardo.
Hace unos días el Diari explicaba que el nombre del Carnaval de Calafell pudo oficializarse en la recordada discoteca Babylon de la calle Monturiol en 1992. Y desde entonces la fiesta carnavalera tiene el nombre de Xurigué.
Pero lo que son las redes sociales. Recordar a la mítica Babylon ha llevado a muchos a desempolvar la memoria y retraer a la que fue decana como discoteca y sala de fiestas en la zona y por la que pasaron las estrellas de la época.
Fue la mítica Gatopardo que a principios de los años 70 fue la sala de fiestas por excelencia de la zona. Anteriormente había sido el Cine Camacho, pero ya son pocos los que recuerdan a aquella sala de exhibición. Sin embargo Gatopardo permanece e la memoria colectiva de muchos.
La reforma de la sala de cine a principios de la década de los 70 dio paso a la sala de fiestas, discoteca night club y espectáculos de todo tipo, como recuerda Juan Sevilla, que fue disc jockey en la sala de 1977 a 1982. Hasta poco antes del cierre definitivo.
«Por allí pasaron grandes actuaciones y estrellas de la época», recuerda Sevilla. «Desde go-gos a espectáculos subidos de tono, actuaciones de Peret (cada año actuaba el 15 de agosto), Pablo Abraira, el célebre Ballet Zoom con Bob Nico, los Sherman Brothers., José María Iñigo o el cómico Jordi LP, que prácticamente debutó en el espectáculo en el Gatopardo.
Fue la discoteca y sala de fiestas de referencia en un ámbito mucho más allá de Calafell. «Siempre se llenaba. Los sábados podía acoger a 1.500 personas y para determinados espectáculos debía reservarse entrada con 15 días de antelación».
Gatopardo abría sábado tarde y noche y los domingos por la tarde. No abría los viernes. La década de los 80 era «la de los pijillos que encontraban un buen ambiente en la sala. Venía mucha juventud».
La sala se mantuvo como referente muchos años. Fueron apareciendo entonces otras discotecas como tal en Calafell y las tendencias y los gustos fueron cambiando y dictando que se acercaba el final de una época.
La gestión cambió de manos en una última época hasta su cierre, que fue lamentado por muchos cuando la picota derribó aquel templo de la fiesta tras cerrar en 1985 como recuerda Sevilla.
En los últimos días muchos han recordado el Gatopardo. Allí se conocieron y descubrieron la fiesta. «Cuando cerró fueron muchos los que lo lamentaron». Pero queda el recuerdo.