El bosque de abedules curativos de Cecília Bofarull

La artista ha creado una exposición móvil con la que invita a la calma, que se podrá ver y vivir a lo largo de este año en el Hotel Alma BCN

22 febrero 2021 10:44 | Actualizado a 22 febrero 2021 15:31
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El Hotel Alma Barcelona cuenta con un lobby, un espacio especial que, con sus 24 m de altura y una claraboya por donde entra la luz, está destinado a acoger un móvil. El lugar ha acogido diversas exposiciones de artistas variopintos como Van Der Rohe, Joma, Carol Moreno o Marc Camins. Esta vez, su director Joaquín Ausejo Asiáin, propuso un encargo muy especial a Cecília Bofarull.

De las manos de la artista de Tarragona brotó un calmante bosque de abedules centenarios, formado por un total de 130 acuarelas de 1m de alto y un ancho de 15 cm en los troncos y 30 cm en las copas. Un móvil que describen como hipnótico y espiritual, que en su conjunto mide 18 m de altura y 4 m de ancho.

«Queríamos expresar algo que representase el momento que estamos viviendo», explica Cecília. «Siento que quienes habíamos estado en contacto con espacios verdes durante la etapa del confinamiento habíamos tenido mucha suerte, así que pensé que la gente que no tuvo la fortuna de estar cerca del mar o la naturaleza, merecían este bosque simbólico de acuarelas, a modo de jardín interior, recordando además la terapia japonesa del shinrin youku (baño de bosque), sobre la que había leído mucho esos meses». 

La elección del abedul no fue casualidad y es que son árboles muy altos, finos y elegantes, «que me gustan mucho porque prácticamente conectan la tierra con el cielo. Además, representan la sabiduría, la luz», cuenta Cecília.

 

La idea inicial era blanco y negro, pero Ausejo propuso darle algo de color. «Yo trabajo las manchas (como se puede ver en su libro Me quiero vivir) y al final el tronco nacía en oscuros y grises para acabar con manchas de colores de gran tamaño en las copas», apunta la artista tarraconense.

Este simbólico bosque es volver a la esencia, «la necesidad de tener la naturaleza cerca, que al verlo parezca que todo es importante y que nada lo es. Que el tiempo pasa y que nada es seguro... el azar de la propia acuarela demuestra que no podemos dominarlo todo», manifiesta Cecília, a quien le gustaría que los visitantes encontrasen en la exposición ese momento para la calma, en el que consigan no pensar, respirar y aceptar lo que viene, «porque eso es curativo». 

 

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