Lecturas recomendadas de octubre

Alice y Eileen son las mejores amigas desde hace años y mantienen su cariño a pesar de las etapas que pasan separadas. Como cuando Alice estuvo viviendo en Nueva York tiempo atrás, o ahora que se ha alquilado una casa en un pueblo cerca de la costa para tomarse un descanso de su vida social y laboral. Y es que tras convertirse en una autora de prestigio, se siente superada por los acontecimientos y los compromisos. Mientras tanto, Eileen permanece en Dublín, trabajando en una revista literaria que económicamente no le aporta demasiado, superando una ruptura y en contacto con su otro mejor amigo, Simon, del que, en realidad, lleva toda la vida enamorada. Sin embargo, y a pesar de esa distancia, las dos amigas hablan con asiduidad mediante correos electrónicos y comparten conversaciones filosóficas sobre el estado del mundo, además de todas las dudas que las asaltan. O quizá no todas…

Esta nueva novela de Sally Rooney contiene todos los elementos que ya se vislumbraron en las anteriores: personajes perdidos, amistad, amor, familia… La diferencia es que, al igual que la propia autora crece, sus personajes también. Así, mientras que los protagonistas de ‘Gente Normal’ eran adolescentes, los de ‘Dónde estás, mundo bello’ están a punto de entrar ya en la treintena, una edad en la que se empiezan a asimilar las oportunidades perdidas.

Rooney proyecta una voz íntima, llena de matices, que pone nombre a cuestiones muy humanas y deja a la vista la parte vulnerable de sus personajes. Se hace muy palpable la frustración que siente Eileen con respecto a las decisiones que ha ido tomando así como su propia dificultad para alcanzar lo que de verdad necesita. Lo mismo sucede con Alice y la distancia que marca con las personas, la manera en que emplea su locuacidad para atacar cuando se siente acorralada.

La autora recurre a algunos recursos narrativos clásicos y los adapta a su estilo personal. Los diálogos, por ejemplo, se integran en la voz del narrador omnisciente sin necesidad de hacerlos destacar, contribuyendo así a la fluidez de esa voz sin filtros. Asimismo, emplea la narrativa epistolar (o mejor dicho, los correos electrónicos) para mantener, en un principio, el contacto entre amigas, pero no es hasta el final que se pone en evidencia el vacío que en realidad genera: existe una distancia entre Alice y Eileen de la que no hablan, una distancia que no consiguen acortar hasta que alguien externo, que no es ninguna de ellas (Felix, el actual novio de Alice), la pone sobre la mesa. Y resulta revelador que Felix, el personaje recién llegado, un hombre de pocos recursos culturales y económicos, sea el que logre impulsar los cambios que tanto Alice como Eileen venían necesitando para acercarse un poco a ese mundo bello que tan lejos les parecía.

De 'Cuál es tu tormento', la novela más reciente de Sigrid Nunez (Nueva York, 1951), podríamos decir que es una novela sobre la empatía, en el buen sentido de la palabra. Toma el título de una cita de la filósofa Simone Weil: “La plenitud del amor al prójimo estriba simplemente en ser capaz de preguntar: ‘¿Cuál es tu tormento?’”. Cuál es tu tormento llega después de 'El amigo', que era la historia de un duelo por un amigo que se había suicidado y había dejado a su enorme perro al cuidado de su amiga, la narradora. En esta novela, hay también un suidicio, aunque en este caso como destino: una amiga de la narradora tiene un cáncer y al revelarse incurable decide optar por una muerte asistida. Le propone a la narradora que pase con ella la última temporada, que esté con ella, que la acompañe esos días finales. La narradora duda pero acepta y se van a pasar unas semanas a una casa que han alquilado en un lugar agradable. Todo eso -el traslado a la casa, esas vacaciones extrañas y las aventuras que allí suceden- ocupa la segunda parte de la novela; la tercera es una reflexión de la narradora a partir de esos días finales y la primera empieza con la narradora asistiendo a una charla de un nada optimista escritor que avisa del colapso de la Tierra y se muestra absolutamente reacio a la procreación. Y de pronto, después de que la narradora cuente esa charla y algunas reacciones del público, revela de golpe que ese hombre que habla de la extinción de la humanidad como un hecho es su ex.

En esa primera parte se cuentan muchas historias de mujeres, la de su amiga y la tensa relación que mantiene con su hija, por ejemplo, aparece Ingeborg Bachman y una dura cita de Angela Carter: “mientras que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, detrás de cada gran mujer hay un hombre dedicado a hundirla”. Aparece la historia de amor de Leonoca Carrington, enamorada sin posibilidad de reciprocidad de Lytton Strachey, pero también historia de mujeres anónimas, como una con la que la narradora coincide en el gimnasio y que sufre por haber sido guapa de joven y ahora, con la edad, ha perdido los privilegios que su belleza le granjeaba. Está también la historia de su vecina, demasiado mayor para vivir sola. Es como si toda esa primera parte nos ofreciera un coro de otras vidas, de tormentos ajenos, aunque no necesariamente se busque la plenitud del amor al prójimo. Lo que Nunez nos quiere decir es importante, pero esconde los temas principales de la novela: la soledad, el paso del tiempo y cómo reaccionar al dolor de los demás. Es una novela peculiar en su construcción, elegante y de una inteligencia inusual. Tiene algo balsámico. “He escrito una palabra tras otra. Sabiendo que cada una de las palabras podría haber sido distinta. Como la vida de amiga, como cualquier otra vida, podría haber sido distinta. Yo lo he intentado. Amor y honor y piedad y orgullo y compasión y sacrificio… Qué importa si he fracasado”, son las últimas palabras de esta novela implacable y hermosa. 

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