Ángel Molina, icono de la electrónica, pincha este sábado en Tarragona

Ángel Molina (Barcelona, 1969) recibió su primer sueldo como DJ en 1991, cuando ese oficio era un mundo virgen por descubrir. Han pasado más de tres décadas y la industria de la electrónica ha cambiado mucho. Y más aún Ángel Molina.

A lo largo de estos años el DJ catalán se ha convertido en uno de los ejes de la electrónica nacional y en un referente a nivel global. Sus Wax Sessions (2000-2003) cuentan con artistas que marcaron un punto de inflexión en el género, como Jeff Mills, Terrence Dixon, Holden, Dabrye, Leandro Fresco, Mathew Dear o Paco Osuna. Este sábado, a partir de las 23.59 horas, pinchará en la Sala Zero de Tarragona.

Molina es capaz de mover una pista entre el ambient, drone o el techno, sin reparos a subir un bombo de velocidad o prescindir durante el tiempo que haga falta. Es creador de las atmósferas, «sin miedo al qué dirán o a exigencias de lo preconcebido en una sesión».

Una creatividad y mente abierta que le llevó a recibir el premio Tendències por su carrera en 2016. Pincha por salas de todo el mundo y tiene plaza fija como DJ residente en el festival Sònar de Barcelona–el año pasado cerró el 30º aniversario–. El New York Times reseñó un CD mix suyo como uno de los mejores del año 2004.

Entre sus trabajados destacan una segunda entrega de Wax Sessions (2006), un recopilatorio para Sònar en 2009 y dos mixtapes, una con sesiones compartidas con Svreca y otra de corte más experimental realizada en el directo de Boiler Room en el Primavera Sound de 2014.

Si no llega ser por la pandemia, Molina habría hecho tres sesiones en la mítica discoteca Berghain de Berlín en apenas 15 meses, tras su paso por allí en julio de 2019 y tener que cancelar en abril y octubre de 2020. Una señal de la gran reputación de la goza el DJ barcelonés. Siempre en el filo de la experimentación, con la responsabilidad «del buen hacer y de querer sorprender al espectador».