Entrevista a Natalia Carrero: hablar con tranquilidad de mujer y alcohol

La literatura etílica de mujeres siempre ha estado ahí, bien visible para quien estuviera dispuesta a escuchar sus omisiones, balbuceos o lucideces

22 abril 2022 20:47 | Actualizado a 23 abril 2022 10:45
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El alcohol en 'Otra', de Natalia Carrero no es otra cosa que una herramienta literaria para el forcejeo vital con la convención y la falta de cordura de una sociedad enferma sin matices

Todo lo que pertenece al orden de lo doméstico parecen ser pautas de trabajo para las mujeres. ¿Cuál es el precio que paga la protagonista?
Sí, además a esas pautas de trabajo no remunerado se añaden cargas mentales, pesos y nervios, cuando no tensiones y dolores de espalda, piernas con varices, migrañas, y claro, algún que otro momento alegre que sería el  que más convendría propagar o postear en redes en una sociedad que prefiere hablar de cosas estupendas con palabras bonitas. Preguntas cuál sería el precio a pagar por salir de ese esquema. A nivel sistémico a lo mejor pasaría por reconocer el precio de esta explotación no consentida de manera consciente, por mucho que a las mujeres se les haya contado que lo suyo es el trabajo en casa o bien el trabajo dentro y fuera de casa. Mónica sale del esquema un poco como esas mujeres ventaneras de Carmen Martín Gaite que en los momentos de descanso proyectaban los deseos hacia los que finalmente se dirigirían. Mónica aprovecha los descansos, y a veces también los no descansos, para beber con fines escapistas y constructivamente destructores, por así decir. Sin que aparentemente nada cambie va adquiriendo conciencia del estado crítico del esquema donde vive y de por dónde van los deseos. Se dedica a escribir todo eso que de alguna manera transmitirá a quienes la rodean y ahí ya tenemos otra chispa motora de cambios.

¿Cómo llega a necesitar el dibujo del texto y el texto del dibujo en 'Otra'? Pienso mucho en la tradición iniciada por Carmen Martín Gaite en 'El cuento de nunca acabar'…
Lo veo como una necesidad creada, o más bien un interés creado. Siempre me ha interesado la parte artesanal del discurso, o la material: papel, bolígrafo, ‘ras-ras’, escribir, manchar, dibujar, descartar, papel a la basura. Por exagerar un poco, me gusta contar que no lo pasé bien cuando la escritura adquirió eficacia y velocidad gracias a los ordenador. Necesité retomar la fisicidad, la parte motriz que de alguna manera obliga a una escritura más lenta, o de velocidad más acorde a nuestra fisiología, a nuestras neuronas. A veces tomo apuntes escritos que derivan en dibujos, o empiezo dibujos que abandono de pronto porque me llevan a una escritura lenta y reflexiva. ‘El cuento de nunca acabar’ es un libro referencia con su necesidad creada de dibujos en el que me gusta perderme, creo que ahí se entabla un diálogo interminable, fructífero, sobre las narraciones, los cuentos y la escritura, sus prácticas oxigenadas al aire libre, a quiénes nos dirigimos en un primer momento y a quiénes desearíamos llegar. 

Duras, Ingeborg, Sexton. ¿Estamos ante un nuevo canon de la literatura etílica? ¿Hasta dónde se deja emborrachar la literatura? Justo cuando parecía que de mujer y alcohol no íbamos a poder hablar nunca con tranquilidad, aparece 'Otra'.
Preferiría no hablar de nuevo canon para no caer en maneras jerarquizantes, que eso lo haga la crítica y clínica cuando considere. La literatura etílica de mujeres siempre ha estado ahí, bien visible para quien estuviera dispuesta a escuchar sus omisiones, balbuceos o lucideces. Cuántas Elisabeth Bishop, Jean Rhys, Lucia Berlin, incluyamos las más próximas Martín Gaite, Mercedes Soriano; cuántas mujeres bebedoras y escritoras, y pintoras y artistas en general, que se colocaron hasta la borrachera, con y sin control, y unas se empeñaron en contarlo a pelo, otras se aferraron al silencio; cada una su correspondiente ristra de cuentos.

¿Cómo surge el álbum o deberíamos decir las 'variaciones sobre el mismo tema', la mujer que bebe?
Sí, el álbum de bebedoras o borrachas son variaciones de lo mismo. Empecé dibujando a Mónica pero no se dejaba, se escondía detrás de una lata de cerveza. Seguí dibujando para ver si la veía más y empezaron a salir rostros de mujeres en distintos estados etílicos, resacosos, relajados. Para cada una fui inventando una historia relacionada con su forma de emplear la bebida como instrumento de escape, de autoboicoteo, de rabia o de furia. Me esforcé en mostrar más luces y matices que sombras y mera oscuridad.

 
Álbum de bebedoras
 

«Antes de que la cruzaran y nos despidiéramos, comentamos un libro sobre feminismos para principiantes que había leído Laura, la camarera. Insistió en que había que leerlo antes del 8 de marzo». Confieso que me reí bastante leyendo este pasaje. ¿Cómo opera el feminismo tanto dentro como fuera de la novela? ¿De qué feminismo podemos hablar en 'Otra'? Parece que subyace cierta crítica hacia un sector concreto.
Diría que opera como hasta no hace tanto en las calles del centro de la ciudad donde vivo, hasta ese 8 de marzo prepandémico en el que todas y todo, lo escribo ahora un poco exagerado, era feminismo, pero más bien un feminismo de tendencia, de redes. Esa escena refleja ese despertar a la conciencia de ser mujer en el siglo XXI, a lo mejor se ríe un poco al señalar que nunca es tarde y siempre va bien abrir los ojos y empezar a leer con actitud de principiante.

En 'Otra', como también sucede en ‘Yo misma, supongo’, se habla de la intimidad, del amor como acto de resistencia. ¿Cómo convive esto con los tiempos de Tinder y otras aplicaciones?
En estos tiempos de Tinder, Tiktok y a saber cuántas aplicaciones más nos espera, creo que se habla mucho del final del amor. Parece que van el cuerpo y las necesidades sexuales a demanda por un lado y las emociones dispersadas o extraviadas a saber dónde. Insistir en la maravilla de un amor o de una apuesta por un amor perdurable, yo que sé, o al menos sugerir que esa experiencia está a nuestra alcance porque existe el deseo, a pesar de que en la realidad a menudo parece que todo está en contra, de repente, me suena a discurso que leería con atención en una novela.

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