«Somos muy solidarios, pero también muy bienquedistas»

El imitador y humorista tarraconense vuelve a casa, a la ciudad donde creció y lo hace con su último espectáculo, One Man Show, el próximo sábado, 7 de mayo, en la Tarraco Arena, donde espera recibir el calor de los suyos. En One Man Show, Latre será Pedro Sánchez, será Messi y Sergio Ramos y también Miguel Bosé o Fernando Simón. Se convertirá en más de un centenar de personajes de la actualidad política, cultural y social. Porque la actualidad manda, hasta el punto de que, como manifestó el propio Latre hace pocos días en Tarragona, si es necesario se cambia el guion hasta el último instante antes de subir al escenario.

¿No se confunde de personaje en el escenario?

No. Siempre digo que me cuesta memorizarlos, pero una vez los tengo, ya no los pierdo. Es como una gramola en la que digo ¡Rajoy! y automáticamente tengo los gestos, la forma de hablar, de pensar e incluso la cadencia.

He leído que la derecha se le resiste.

No, para nada. Ahora estoy sacando a Feijoo. Tengo a Isabel Díaz Ayuso, al alcalde Almeida, a Rajoy, a Aznar...

Abascal y Casado.

Sí. Esos sí. Lo que ocurre es que efectivamente, algunos políticos de la última hornada eran más planos, como Rivera, Abascal o Casado. Hay que pensar que veníamos de Rajoy, de Aznar, de Zapatero e incluso Pedro Sánchez tiene ese poner de guapo y, desde la guapocracia, esa forma de hablar y de gustarse. Teníamos mucho a lo que cogernos. Ahora Feijoo es complicadísimo. Porque los políticos, al principio, son muy neutrales... en gestos.

¿Cómo escoge a sus víctimas?

La actualidad es la que marca el rumbo. Ahora inevitablemente serían Feijoo, Carolina Darias, por extensión un poco Fernando Simón, la gente del fútbol... y luego hay otros personajes que son un poco atemporales como Alberto San Juan, Luis Tosar o Luis Merlo, gente que me encanta hacer porque son difíciles, por lo que son retos para mí.

¿Y de los tarraconenses?

Soy muy fan de Els Pets, de Lluís Gavaldà, de toda la vida.

¿Es cierto que van a estudiar su cerebro?

Ya estamos en ello.

¿En qué consiste?

Me hicieron una resonancia magnética nuclear durante una hora y media mientras hacía los personajes y hemos visto que hay cosas diferentes. La primera, por ejemplo, es que tengo bilateralidad neuronal a la hora de imitarlos. Es decir, que utilizo las dos partes de mi cerebro a la vez cuando hago los personajes, cuando normalmente utilizamos una parte o la otra. Aparte de eso, tengo una capacidad de observación un 30% por ciento por encima de la media normal.

¿Y el IQ?

Un poquito por encima, pero absolutamente normal. Lo que tengo desarrollado es la observación, el oído, soy capaz de desplegar un idioma inventado de la nada, de analizar 50 lenguas diferentes y decir cuál es cuál... millones de cosas que tienen que ver con el habla, con la mímesis, con la repetición, con la imitación al fin y al cabo.

¿Ve la televisión?

Mucho.

¿Cree que la oferta es de calidad?

Te voy a decir que sí por una razón, porque el gran problema es que nos fijamos en las generalistas. Pero creo que la tele ha muerto, la tele como concepto del aparato que estaba en la casa y que hacía compañía, ha muerto. Mi hija ya no ve la tele, no existe para ella. Tienes una propuesta milmillonaria de temas de todo tipo que puedes seguir, con lo cual la oferta televisiva es tan grande como tú quieras. A mí me interesa la historia, los documentales y las series, y luego veo algo de generalista y estoy más que satisfecho. Creo que la oferta es variada, lo que ocurre es que nos fijamos en lo que nos fijamos y al final somos un país que somos como somos.

¿Y cómo somos?

Somos muy cotillas. Somos un patio de vecinos, absolutamente. Nos interesa cuánto ha ganado uno, cuánto el otro y quién se ha liado con quién. Es algo muy nuestro. Nos gusta mucho el patio de vecinos.

En ‘One Man Show’ habla del bienquedar. ¿También es una característica nuestra?

España en general y los latinos, en particular, tenemos algo muy bonito que es la solidaridad. Somos tremendamente solidarios y la Marató de TV3 es un ejemplo claro. Pero de la misma manera, somos muy bienquedistas. No hacemos y decimos cosas por el qué dirán, pero a todos los niveles, es nuestra idiosincrasia. Somos unas personas tremendamente envidiosas. En América tienes talento y te salen diez mecenas que te van a poner dinero para que tu carrera brille. Aquí, como tengas éxito, vamos a intentar sacarte mierda de donde podamos para que eso no sea así. Y con tus propios compañeros parece que sea una utopía llevarse bien. Tenemos cositas buenas y otras malas y las malas, las conocemos todos.

Y ahí le saca la punta.

Yo le saco la punta a todo. Al final es un espectáculo que tiene muy buen rollo, en el que intento no reírme de lo malo porque todos conocemos lo malo. Busco hacer cosas positivas, divertidas, muy vistosas, muy de buena fe.

Entonces, entiendo que no solo se fija en los defectos, sino también en las virtudes.

Para mí no son defectos, son características. Hubo una polémica, que para mí no fue tal, cuando hice a la ministra Montero, ya que decían que me reía del acento andaluz. Pero no se equivoquen. Yo imito a una señora que habla así. Si fuera gallega, lo haría con acento gallego o si fuera catalana, con acento catalán, como hago a Núñez.

¿Se prepara los personajes en familia?

Sí. La gente que te quiere y te quiere bien, es la más sincera, para bien y para mal. Y es lo que necesitas oír en este mundo de halagos y en este mundo en el que por suerte me siento tan querido y tan respaldado. Es muy necesario que alguien te ponga los pies en el suelo y que te diga la verdad. En ese sentido, intento tener bastante los pies en el suelo, soy tremendamente autocrítico, pero mi familia y mis gentes son los que me dicen si lo hago bien o no, si pierdo un personaje o no.

Durante el día, ¿cuántas horas es Carlos Latre?

Muchas. Creo que siempre soy Carlos Latre.

¿Cómo es?, ¿se esconde detrás de sus personajes?

Cada vez tengo menos miedo a mostrarme a mí mismo, pero durante mucho tiempo no supe quién era. Me he estado buscando mucho porque además siempre he estado refugiado detrás de un personaje. Y tuve la gran suerte de que mi fama llegó mucho después que mi propia labor profesional. Por ejemplo, en Crónicas Marcianas primero eran los personajes y después la gente se preguntaba quién era aquel joven que estaba detrás. En realidad, se me empezó a conocer a partir de Tu cara me suena, cuando ya llevaba más de 10 años de carrera ininterrumpida en televisión.