Dolor, no hay dos pacientes iguales

Patologías. Según los expertos, el crónico es la forma de dolor que más repercusiones tiene en la calidad de vida

26 marzo 2022 18:30 | Actualizado a 27 marzo 2022 14:33
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En 1979 la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) definió el dolor como «una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión tisular real o potencial, o que se describe como ocasionada por esta lesión». Una descripción que fue revisada en el 2020 para dar más valor a los aspectos cognitivos y emocionales. «El dolor es un proceso complejo donde la subjetividad del individuo está muy presente, y como tal debe afrontarse», detalla Susana Bella Romera, médico adjunta del Servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapia del Dolor y Referente del Dolor del Hospital Universitari Sant Joan de Reus.

Por ello, se pueden distinguir tres dimensiones del dolor: «El sensorial –cómo percibe el sujeto el dolor en lo que se refiere a la intensidad, la duración, la localización–; la afectiva-emocional, en relación con cómo interpreta el sujeto este dolor, es decir, como algo desagradable; y por último la dimensión cognitiva-conductual, en cuanto a cómo pueden influir las vivencias previas dolorosas, factores culturales, religiosos, etc.».

Clasificación del dolor

Partiendo de esta base, se puede clasificar, en función de la temporalidad, entre dolor agudo en respuesta a un daño y el dolor crónico cuando persiste más allá de los seis meses, «incluso cuando la supuesta causa de lesión ha desaparecido», señala la Referente del Dolor del Hospital Universitari Sant Joan de Reus. Según datos de la Sociedad Española de Dolor (SED), aproximadamente el 18% de la población española sufre dolor crónico.

Asimismo, en función de cómo se activa el organismo, la especialista describe que «se puede distinguir entre dolor nociceptivo, que sería la respuesta fisiológica de nuestro organismo frente a un estímulo nocivo como consecuencia de una lesión en la piel, músculos, ligamentos, articulaciones o huesos; y dolor neuropático, que se produciría por una lesión del sistema somato-sensorial. Entre ambas también existen diferencias en cuanto a las vías de transmisión del dolor, ya que «en las primeras están íntegras, mientras que en el segundo caso existe una alteración de los mecanismos que procesan esta señal dolorosa y su transmisión», detalla Susana Bella.

También existen clasificaciones según la causa, y así podemos hablar de dolor postoperatorio, dolor osteoarticular, dolor miofascial, fibromialgia... o en función de la población afectada, dolor en el paciente pediátrico, dolor en el paciente anciano, dolor en el paciente con cáncer...

El dolor crónico

La persistencia en la sensación desagradable aparecida en un momento dado, que no desaparece a pesar de las medidas terapéuticas convencionales –incluyendo cambios higiénico-posturales, medidas fisioterapéuticas, terapias farmacológicas sencillas, etc. conduce al dolor crónico que es la forma de dolor que más repercusiones tiene en la calidad de vida del paciente. «No solo le afecta a su funcionalidad, como poder trabajar, practicar deporte, participar en actividades lúdicas, culturales, sino también, de manera muy importante, en la salud psicoemocional y en su relación con la familia, amigos, compañeros de trabajo…», afirma la especialista.

Tratamiento

No hay dos dolores iguales y por ello, ante la cronificación del dolor, Susana Bella explica que «las primeras medidas terapéuticas a instaurar deberán ser las convencionales y adecuadas en cada caso, y que inicialmente competirán al médico de Atención Primaria».

Por ello, la Organización Mundial de la Salud ideó una escala analgésica que pretende «escalonar de una manera razonada los tratamientos analgésicos a administrar cuando un paciente sufre dolor». El primer peldaño haría referencia a la administración de Paracetamol, Metamizol, Antinflamatorios... mientras que en el segundo peldaño ya incorporaríamos fármacos opioides débiles, en el tercer peldaño, tendríamos los opioides fuertes, y en un cuarto peldaño los tratamientos intervencionistas por parte de las Unidades del Dolor, aunque en la actualidad está bien reconocido el realizar una terapia infiltrativa, si el caso lo precisa, sin esperar a pasar por todos los escalones».

Por todo ello, la Referente del Dolor del Hospital Universitari Sant Joan de Reus dice que «no se puede describir un perfil en concreto de paciente con dolor crónico, porque este puede ser sufrido por cualquier individuo». Asimismo, señala que «cada vez más, hay acciones dirigidas a prever precisamente aquellos factores que predisponen a desarrollar dolor crónico, como por ejemplo ciertas intervenciones quirúrgicas». Si bien, sigue explicando, «sí sabemos, tal y como demuestran los estudios, que las experiencias previas dolorosas pueden ciertamente influir en la interpretación que cada uno hace de su dolencia».

Unidades del Dolor (UD)

Dedicadas al tratamiento del dolor, existen las denominadas Unidades del Dolor, equipos asistenciales constituidos por especialistas en terapia de dolor crónico. «Estos equipos suelen estar coordinados por un anestesiólogo y trabajan médicos con una especial formación en terapia del dolor crónico. Dependiendo de la complejidad de la unidad, pueden estar integrados otros miembros como psicólogos, enfermería, auxiliares clínicos, administrativos... En cualquier caso, en las Unidades del Dolor lo que se intenta es ofrecer un plan de tratamiento multidisciplinar en el que pueden participar otros especialistas como traumatólogos, reumatólogos, neurólogos, médicos rehabilitadores y fisioterapeutas, psicólogos y psiquiatras, etc.», describe la especialista.

A la pregunta de si se ha normalizado el hecho de sufrir dolor, Susana Bella responde negativamente y argumenta «creo que la necesidad de una inmediatez en la respuesta nos genera una tolerancia cero a sufrir dolor. Con esto no quiero decir que se tenga que tolerar o considerarlo ‘normal’ en nuestras vidas si aparece. Pero sí opino que cada uno de nosotros tiene que saber interpretar lo que le dice su cuerpo y su mente y actuar en consecuencia. Evidentemente, ante una lesión aguda, poca cosa podremos hacer, si no seguir las indicaciones de los terapeutas para lograr la curación y, por lo tanto, la resolución del dolor».

Y en cuanto a la evolución hacia una situación de dolor crónico, no siempre se podrá evitar, «pero si mantenemos una mente positiva y adoptamos medidas preventivas, es posible que con un poco de ayuda por parte del médico responsable sea suficiente. En caso contrario, es cuando intervendrán los especialistas en tratamiento del dolor».

Pero, ¿el dolor crónico tiene cura? «Dependerá de cada caso, es decir, de la causa subyacente y de la repercusión emotivo-conductual en el paciente. Puedo afirmar que en muchos casos sí se consigue, de hecho, esta es la intención de los profesionales que trabajamos en las Unidades del Dolor y de todos los especialistas que colaboran», asegura.

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