Eduard Pubill: «A raíz del cáncer, he decidido plasmar mis ideas en papel»

«La actitud no lo es todo, pues considero que, sobre  todo, he tenido suerte», dice el escritor

04 diciembre 2021 19:20 | Actualizado a 05 diciembre 2021 06:47
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Eduard Pubill siempre se ha mostrado positivo ante la vida. Amante del deporte, disfruta siempre que puede de una buena caminata o maratón y, así, recoge todo aquello que le ofrece la naturaleza. Valora mucho a su familia y a los suyos. «A raíz de una experiencia vital, un cáncer, he decidido plasmar mis ideas en papel. Son válidas para mí, no pretendo aleccionar»», cuenta. Tomó la decisión «a raíz de conocer mi diagnóstico, hace un tiempo».

Por suerte, «lo he superado, aunque no me considero un vencedor, la actitud no lo es todo, pues considero que he tenido mucha suerte», acota agradecido. Este periplo empezó en febrero de este año y ha sido sin duda «Mi mejor maratón (Círculo Rojo Editorial, 2021)»–celebra–, que es también el título con el que coronó todas y cada una de las ideas que poblaron su cabeza durante estos meses. «Al conocer mi diagnóstico, un linfoma de Hodgkin en estadio II, y que había familiares y amistades pendientes de cómo estaba y querían comunicarse conmigo más regularmente, empecé a escribir. Quise dar a conocer un pedacito de mí creando este libro. Lo he articulado como si se tratara de un maratón, ha sido el hilo conductor de todo lo que me ha ido sucediendo, por etapas (que va de la línea de salida al km 10, de éste al 21, de ahí al 31, del 31 al 40 y del 40 al 42). Ha sido una manera de compartir mis pensamientos, las pruebas que me han ido haciendo, etc.», repasa.

El reusense ha querido crear un libro optimista, que transmita un mensaje de fuerza, aunque siempre desde el realismo. «No he querido hacer un relato amargo. Explico que, al principio, se equivocaron al darme el diagnóstico. Lo he abordado sin ningún drama y de forma resolutiva», señala el escritor. El volumen muestra temas como la vida y la muerte, las certezas de Pubill sobre su experiencia, recuerdos, reflexiones sobre la familia e incluso hay capítulos «con sugerencias», dice. Aborda abiertamente, también, que hubo momentos poblados de algún bache emocional durante la quimioterapia, expone en alguna de sus líneas que no pudo «cambiar este destino de mi vida» y que lo afrontó a pesar de ser algo complejo.

«He querido conocer la opinión sobre el libro de gente que no fuera cercana a mí. La mayoría encuentra que se aleja de lo que esperaban. Pensaban que darían con un relato más sufrido. Lo cierto es que hay reflexiones válidas para todo el mundo, hechas desde la humildad, han sido impulsos creativos que ahora difundo», aporta.

El ejercicio de releer

Escribir ha supuesto todo un ejercicio para Pubill, pero releer todo lo que ha creado, también. Ha vuelto a recrear conversaciones con sus padres y a recordar vivencias. «Me hubiera gustado que ese Eduard sobre el que leí hubiera sido diferente. Hay cosas que, sabiendo lo que sé ahora, habría hecho de otra manera. Por ejemplo, tras haberme realizado la biopsia y dejar el hospital, lo primero que pensé fue atender llamadas de trabajo y volver a la oficina para entrar de nuevo en la rutina, en el espiral del día a día», rememora el autor. Releerse significó, por otro lado, tomar consciencia de cómo se encontraba a medida que todo iba avanzando. «Me ha ayudado a recordar ciertos momentos que ahora valoro aun más y de forma más consciente, estar con mis amistades y mi familia, que el trabajo ocupe una parte más pequeña y que no sea lo más importante», destaca.

Parientes se han volcado con el reusense incluso en la creación de las ilustraciones del libro. «Las ilustraciones son de mi tío. Estoy muy agradecido a Janel y Rosa, me han ayudado a reflejar todo lo que he escrito de manera gráfica», continua. Lo escrito, apunta, es «un relato íntimo que me ha ayudado a entenderme mejor; al mismo tiempo, hay gente que ha podido ver una parte de mí que no conocía».

Especifica que, en la vida, es importante darse a conocer, e ir más allá de las conversaciones superficiales, «es importante abrirte sin miedos y, a menudo, eso cuesta mucho», concluye.

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