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‘El del gas’, la primera novela de la autora de La Fatarella Ester Suñé

La poeta y escritora hace una radiografía social de la intimidad

18 abril 2024 16:19 | Actualizado a 19 abril 2024 07:00
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La pobreza energética, el poder de la cúpula encargada de tomar las decisiones o la realidad de los extrarradios son algunos de los temas que aborda Ester Suñé Cugat (La Fatarella, 1980) en El del gas (Neopàtria), con la que se estrena como narradora para explicar las conjeturas de un empleado que inspecciona instalaciones de gas, mientras radiografía la cotidianidad a partir de acceder a la intimidad de hogares desconocidos.

Ester Suñé ha publicado los poemarios Esperit de llima y Estones d’atzar y en 2015 fue galardonada con el premio de Poesia Joan Duch para jóvenes escritores por d’El·líptica (Editorial Fonoll, 2016). «Para mí la poesía sigue estando presente, nunca he dejado de escribir. Y en tre la poesía y esta novela hay otro experimento, que ha sido escribir pequeños textos en mi blog laterraltinta.cat», comenta Suñé.

$!‘El del gas’, la primera novela de la autora de La Fatarella Ester Suñé

La novela arranca cuando Ernest deja su trabajo en una discoteca de Ibiza por otro de inspector del gas, «para cambiar los excesos de la noche con el objetivo de asumir un rol normativo de esposo y padre de familia», cuenta Suñé. En su día a día de visita por los domicilios se encontrará «desde clasismo a narcopisos, hogares llenos de suciedad y casas de ensueño. En el otro lado, la presión de una multinacional para que produzca y las ansias de poder harán que el protagonista viva situaciones inverosímiles que invitan a reflexionar sobre el miedo al fracaso y el deseo por lo que no se posee». Se da la circunstancia de que los hechos recogidos ocurrieron en algún momento de los 18 años que Suñé estuvo trabajando en el mundo del gas. «Pensé que escribirla sería terapéutico». En cualquier caso, nunca hubo un inspector llamado Ernest, nombre que surge de la semblanza con Ester. «Quería combinar la grisura de una vida autoimpuesta, dándole impulsos con elementos de realidad y humor», concluye.

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