El vínculo creativo entre Fenosa y Espriu

«La exposición invita, por un lado, a contemplar la obra del escultor y, por otro lado, acercarse a la literatura catalana». Con estas palabras, la directora de la Fundació Apel·les Fenosa en El Vendrell, Nekane Aramburu, explica la razón de ser de la exposición Fenosa i Espriu. Un diàleg a través del temps, que profundiza en la relación entre el escultor Apel·les Fenosa (Barcelona, 1899 - París, 1988) y el poeta Salvador Espriu (Santa Coloma de Farnés, 1913 - Barcelona, 1985).

Un vínculo que, con el paso del tiempo, fue creciendo y se prolongó a través de diferentes colaboraciones. Así, la exposición se podrá visitar hasta el próximo 3 de junio.

«Desde la Fundació Apel·les Fenosa, en anteriores ocasiones, ya se habían organizado actividades y exposiciones, resaltando este vínculo entre ambos. Ahora, con la idea de activar la museografía existente, se ha impulsado esta nueva interpretación-exposición», explica la directora, quien añade que es un ejemplo de «la gran importancia que tuvo en el conjunto artístico de Fenosa su relación con los poetas de la época, también de ámbito internacional».

En cuanto a la relación que ambos artistas mantuvieron, Nekane Aramburu dice que «se admiraban desde la distancia porque Fenosa vivía en París y Espriu en Catalunya». En particular, el origen de su amistad y colaboración se remonta al impulso llevado a cabo por la Sala Gaspar (Joan Gaspar y Elvira Farreras) de Barcelona. «Fenosa expuso en la galería en 1969 y sobre todo en los años setenta, a raíz de un nuevo proyecto más ambicioso que consolidaba al escultor catalán, residente en Francia, en su propio territorio», explica la directora de la Fundació Apel·les Fenosa.

‘Haikus’

«Entonces, dada la relación de Fenosa con los literatos más relevantes de la vanguardia histórica, los galeristas encargaron a Salvador Espriu el texto del catálogo. El resultado fue algo maravilloso, ya que escribió cuarenta haikus -poemas breves- vinculados a cuarenta obras de Fenosa, lo que dio lugar al libro Formes i Paraules», explica la directora.

En consecuencia, a lo largo de la exposición se pueden ver las obras del escultor junto a los haikus de Espriu, al mismo tiempo que se potencian diferentes piezas de la colección permanente que son un ejemplo del consagrado vínculo que ambos cultivaron.

Acerca de sus intereses comunes, Nekane Aramburu rememora que «compartían su gusto por el Mediterráneo, que se complementaba, lo mismo que sus caracteres y formas de captar el mundo desde esferas en apariencia distantes, pero luego tremendamente complementarias».

Además, existen diferentes confluencias especiales entre Fenosa y Espriu: «Rigor y austeridad en las metodologías de trabajo; son maestros en la síntesis; una infancia de enfermedades que marca sus biografías; y Japón, a través del orientalismo plástico y estilístico en la conceptualización, ritmos e inspiración, que son elementos comunes entre ambos. Esto se manifiesta en los diferentes poemas de Formes i Paraules que toman el formato de haiku», se describe en el catálogo de la muestra.

Además, Espriu también escribió el texto de la retrospectiva de Fenosa en 1983 realizada en el Palau de La Virreina, «cambiando su estilo habitual para adaptarse al formato catálogo, lo cual resultó muy revelador de la complicidad, a distancia, que llegaron a fomentar».

Al mismo tiempo, la directora de la Fundació Apel·les Fenosa describe que «en la muestra puede verse material inédito de los archivos de la Fundació Fenosa -que atesora un amplio patrimonio documental vinculado a la biografía y a la vida del escultor- incluyendo escritos y cartas sobre tres colaboraciones claves: Ulysse et les Sirènes (1945), El monument a Pau Casals (1975) y el Serpolet (1981)».

Por ejemplo, del Serpolet se encuentra en la sala de exposición la pieza en bronce y en el recorrido de la muestra permanente, la original en barro. El proyecto está vinculado a una conversación entre Nicole Florensa, esposa de Apel·les Fenosa, y Salvador Espriu a propósito de un tipo de tomillo que en francés y catalán comparten el mismo nombre: serpoll. De este modo, Espriu dedica a Nicole el poema Cançó enfadosa del serpolet, el cual formará parte de la recopilación Per a la bona gent.

Sobre la correspondencia, Nekane Aramburu subraya que «sobre todo, muestra un gran respeto intelectual y personal entre ambos», dicho de otra manera, «a pesar de estar en la distancia, se admiraban profundamente».

‘Museografía orgánica’

Otra de las singularidades de la exposición Fenosa i Espriu. Un diàleg a través del temps es que por «primera vez se implementa un proyecto de ‘museografía orgánica’, siguiendo la filosofía de mi proyecto de dirección, la sostenibilidad medioambiental y el respeto a las capas de memoria», explica Nekane Aramburu.

En cuanto a qué aspectos todavía son desconocidos del escultor, la directora de la Fundació Apel·les Fenosa dice que «la primera cuestión es su manera de ver el mundo, en tanto que su filosofía de vida era profundamente contemporánea, a través de conceptos como la sostenibilidad, el respeto al medio ambiente y el presente; y también la última fase del trabajo de Apel·les, que se abre un camino alrededor de obras más sintéticas».

Por último, a la hora de divulgar la vida y la obra del escultor, Nekane Aramburu se propone «seguir investigando en el patrimonio de la Fundación y presentarlo de nuevas maneras para compartirlo con la sociedad, con la mirada puesta en la apertura internacional y con la intención de dar voz a intelectuales y artistas contemporáneos, para devolver a la casa el espíritu de lugar de encuentro».