Fin y principio del infinito universo literario de Laura Fernández

La escritora publica los cuentos que ha ido escribiendo a lo largo de catorce años, el volumen no es solo una antología, es también una poética y un mapa de su universo

25 noviembre 2023 19:07 | Actualizado a 26 noviembre 2023 09:00
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Damas, caballeros y planetas reúne los cuentos de Laura Fernández (Tarrasa, 1981) y plantea varias galaxias: está la que conforman los planetas que van apareciendo en las diferentes piezas y que tiene en Rethrick su origen. “El big bang del plante Rethrick y de mi propia condición de escritora de cuentos”, escribe Laura Fernández, está en un encargo que recibió para escribir un cuento que finalmente no llegó a publicarse, pero eso es lo de menos, explica la escritora, porque “acababa de nacer yo misma como autora de cuentos”. Habla de “¿Por qué, por todos los dioses galácticos, tenía que ser ella?”, el cuento que la hizo escritora de cuentos. Que ese cuento se haya publicado más de diez años después, en un volumen que reúne todos sus cuentos cuyo orden no es cronológico, sino que responde a otra cosa un poco más intuitiva y de tono, es algo que le podría pasar a cualquiera de los escritores que inventa y pueblan sus ficciones, de Floyd Tibbs a Luzz (Lucifer, claro), salvo quizá a Chrissie Cattcher, “la injustamente popular” Chrissie Cattcher y a “Sandy McGill, la Gran Dama del Crimen Absurdo”.

Los cuentos de Fernández no son exactamente cuentos, sino más bien, novelas en miniatura

La singularidad de este volumen de cuentos es que la mayoría de las piezas no son exactamente cuentos, o no son el tipo de cuentos más frecuentes. Laura Fernández escribe cuentos que son en realidad novelas en miniatura. El primero de todos, el fundacional “¿Por qué, por todos los dioses galácticos, tenía que ser ella?”, está colocado en la segunda mitad del libro, así que cuando se llega a él resulta emocionante porque es como dar con ese primer intento, aún sin pulir, pero que contiene ya de un modo primitivo todo lo que aparece expandido en las páginas anteriores y, ¡oh!, esta es la mejor noticia, aún quedán unas cuantas páginas más de disfrute de ese universo.

El centro geográfico de estos cuentos es Rethrick, cuyo nombre está tomado de una novela de Philip K. Dick

El centro geográfico de estos cuentos es Rethrick, cuyo nombre está tomado de una novela de Philip K. Dick, de la época en que Laura Fernández se había “convertido en una cazadora de todo aquello que nada tuviese que ver con el mundo pero que, precisamente por eso, lo describiese mejor que nada. [...] Me encanta la manera en que Dick da por sentado cualquier mundo que describe”. Este libro, y aquí viene otra de sus singularidades, y esta es especialmente gustosa, cuenta también la genealogía de los relatos y las circunstancias en que fueron escritos. Compartir el making of de los cuentos es un ejercicio de generosidad y también de reconocimiento a los escritores con los que Fernández se hizo lectora y le hicieron querer ser la escritora que es. Su tradición es sobre todo anglosajona, de entre todo los nombres sobresale uno: John Fante, bien acompañado de George Orwell, David Foster Wallace, Evelyn Waugh, Douglas Adams y, ¡oh!, esperen, sí, también Cervantes y su Quijote: “cuando finalmente lo leí, me di cuenta de que todos aquellos a los que admiraba habían admirado antes a un tipo que, qué demonios, había nacido en mi país, y había jugado a deformar –y ampliar– la realidad desde su propia realidad mental –ese otro mundo en el que leer demasiado es existir apasionadamente, porque la vida imaginada siempre será superior a la real–, y lo había hecho tan libérrima y salvajemente que lo había inventado a la vez todo”. Así que de alguna manera, Damas, caballeros y planetas es fin y principio, porque, ¡demonios!, el cerebro de Laura Fernández está lleno de personajes y planetas, es probable que mientras lees esto, haya hecho hablar a algún objeto –¿más cafeteras?–, haya más dinosaurios detectives –todo mejora con un dinosaurio– y quizá por fin Sandy McGill viaje a otro planeta. La única máxima en esa galaxia es: se vale todo. “Los cuentos son para mí una especie de abismo al que sigue una colección de pequeños y fascinantes abismos encadenados. Una sucesión de trampas que me tiendo, curiosa y encantadamente, a mí misma, para no hacer otra cosa que tratar de escapar”.

Damas, caballeros y planetas es fin y principio, porque, ¡demonios!, el cerebro de Laura Fernández está lleno de personajes y planetas y la única máxima es que se vale todo

Dice Laura Fernández que lo que lo convierte a uno en escritor es la incomodidad. Seguramente, pero ella lo convierte a su vez en un juego. Lo explica ella misma: “Sí, a veces un cuento es un grito de auxilio, pero siempre, en mi caso, es uno divertido, y que pasa por completo inadvertido a su autora hasta que ese tiempo, el que sea, ha pasado”.

$!Fin y principio del infinito universo literario de Laura Fernández

Título: Damas, caballeros y planetas

Autora: Laura Fernández

Editorial: Random House, 2023

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