Ivan Pintor Iranzo reseña ‘En el paraíso de la ilustración’, de Hans Christian Andersen

27 mayo 2024 10:53 | Actualizado a 27 mayo 2024 10:58
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En dos de los más extraordinarios tercetos de la Divina Comedia (Purg. XVIII, 13-18), Dante define la imaginación: “Oh imaginación que le sacas tantas / veces de sí, que el hombre nada advierte,/ aunque suenen en torno mil trompetas”, en un trayecto que se resuelve en ese final de ascenso al Paraíso (XXXIII, 142), en el que el poeta habla de la alta fantasía, entendida como espacio de visión interior mitopoyética, como enclave de visión creadora capaz de transmutar las formas.

Cuando, en 1916, la editorial inglesa George G. Harrap & Co. reunió algunos de más hermosos cuentos de Andersen y encargó su ilustración a Harry Clarke, por aquel entonces un joven de veintisiete años que despuntaba como maestro vidriero, no sospechaba hasta que punto otorgaría a algunas de las obras mayores de la literatura un enclave para la visión, en el que la propiedad esencial de la poesía, la mutabilidad, adquiriría forma de imagen.

Los dibujos de Harry Clarke para las sucesivas ediciones iluminadas de libros como el Fausto, de Johann Wolfgang von Goethe, y los Cuentos de imaginación y misterio, de Edgar Allan Poe, hicieron de su trazo un canon de la alta fantasía en el libro ilustrado, con la labor de una plumilla capaz de plasmar hasta el último detalle de los territorios visionarios con los que relee las formas de la literatura universal.

Como un puente entre la obra de Beardsley o la belleza con la que Walter Crane y Jacomb Hood dieron forma a las imágenes de Oscar Wilde –en un libro bellísimo, también publicado por Libros del Zorro rojo, El príncipe feliz y otros cuentos—, y la generación de ilustradores que en los años setenta irrumpió en el cómic gótico, de Bernie Wrightson a Catherine-Jeff Jones o Mike Kaluta, los trabajos de Clarke son un cauce de inventiva constante capaz de conseguir que los lectores vuelvan literalmente a ver los clásicos de la literatura universal.

En una edición exquisita, y con las mejores traducciones clásicas de Julio Cortázar, Enrique Bernárdez y José María Valverde, Libros del Zorro Rojo está publicando la biblioteca Harry Clarke, con obras como los Cuentos de Imaginación y misterio de Poe, los Cuentos de Hadas de Andersen o el Fausto, de Goethe, quizá el ejemplo más extremo de entrelazamiento entre las formas de un dibujo que serpentea y recrea las líneas de un clásico de repente avivado, transformado y transformado, como las diferentes círculos del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso de la Divina Comedia, en un friso inmenso lleno de figuras que nos miran, esperándonos para contarnos su dicha y su pena, siempre vivos y atentos a una mirada capaz de reavivarlos.

$!Ivan Pintor Iranzo reseña ‘En el paraíso de la ilustración’, de Hans Christian Andersen

Cuentos de hadas

Autor: Hans Christian Andersen

Ilustraciones: Harry Clarke

Traducción: Enrique Bernárdez

Editorial: Libros del zorro rojo, 312 páginas, 29,90€

$!Ivan Pintor Iranzo reseña ‘En el paraíso de la ilustración’, de Hans Christian Andersen

Cuentos de imaginación
y misterio

Autor: Edgar Allan Poe

Ilustraciones: Harry Clarke

Traducción: Julio Cortázar

Editorial: Libros del zorro rojo, 424 páginas, 34,90€

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Fausto

Autor: Johann Wolfgang von Goethe

Ilustraciones: Harry Clarke

Traducción: José María Valverde

Editorial: Libros del zorro rojo, 280 páginas, 26,90€

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