Lo que hay después del paraíso

Ciento seis poemas escritos por Luis Alberto de Cuenca entre 2018 y 2021

30 octubre 2021 17:39 | Actualizado a 30 octubre 2021 19:55
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Luis Alberto de Cuenca no necesita de una colección que lo presente. Ni siquiera si esta es la Colección Palabra de Honor, de la editorial Visor, que reúne un catálogo de poetas excelsos y libros inolvidables. Ahí es donde encontramos «Después del paraíso», el último poemario del poeta madrileño (y cuarto de su autoría en esta serie) que recoge ciento seis poemas escritos entre 2018 y 2021.

El libro versa sobre la idea de la expulsión del paraíso y la nostalgia que quedó entonces impregna en nuestra especie, que no pierde el afán por disfrutar de la vida. Está dividido en cinco epígrafes: Costa Smeralda, Epigramas amorosos, Mientras duermo y otros poemas, Suite Virgiliana y Hojas Sueltas.

En la primera parte encontramos, entre otros, el poema que da título al libro y sobre el que el poeta reflexiona durante todo el apartado:

(...) no hay resquicio / para la compasión, ni para una actitud / serena y confiada que devuelva a los hombres / el favor de los dioses perdido para siempre, / irremediablemente caducado.

En Epigramas amorosos, Luis Alberto de Cuenca presenta una serie de poemas de amor sencillo, acompasado y pasional:

Te juro que jamás seré de otra. / Me juras que jamás serás de otro. / Y lo que nos juramos queda escrito / en el agua, porque los juramentos / de amor valen lo mismo que un estante / sin libros, que una casa sin ventanas. / Pero tú te lo crees, yo me lo creo, / y eso es, vida mía, lo que cuenta.

En el tercer epígrafe, Mientras duermo y otros poemas, el poeta escribe sobre los días largos de pandemia, recuerdos de la infancia, la épica y la literatura clásica dejando siempre huella en todos sus poemas y el amor, siempre el amor:

(...) volverá a decir / la innegable verdad: que el fuego purifica / y la sabiduría no se encuentra en los libros, / sino en el dormitorio de la persona amada.

Llegamos así a Suite Virgiliana, cuarta parte del poemario, la más breve de todas. Encontramos en ella poemas sobre sueños dolorosos, el sufrimiento, la enfermedad, la. vuelta a los clásicos para encontrarle sentido a lo que no lo tiene:

(...) el olvido es el único fármaco que tengo / contra el dolor antiguo que sembraste / en mi alma. Un dolor que con la muerte / tan solo con la muerte, / desaparecerá.

Llegamos así a la última parte, Hojas muertas, en la que el autor se despide a través de la mitología y la vuelta a la infancia y el deseo como una constante en toda la obra.

Estoy seguro de que tú también / te acuerdas de los días en que fuimos / felices, escribe Luis Alberto.

Quizá no lo hagamos, pero desde luego es mucho más fácil recordarlos a través de sus poemas.

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