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    Maite Ochotorena: «La naturaleza es una bestia que cuando se sacude no puedes controlarla»

    ‘Un desierto de hielo’ es su nueva novela, un ecothriller que combina ciencia, un escenario inhóspito y un asesino en una base en la Antártida, de la que nadie puede escapar

    01 abril 2023 16:05 | Actualizado a 01 abril 2023 16:42
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    El cadáver de un geólogo aparece sobre la nieve, en una base científica noruega, en la Antártida, con la palabra Kripos grabada sobre su vientre. Este es el punto de partida de Un desierto de hielo, un ecothriller de Maite Ochotorena (Editorial Planeta) en el que lleva al lector hasta las profundidades abisales y le plantea preguntas candentes sobre el presente y el futuro del planeta. Una novela ecologista que transcurre en uno de los parajes más bellos y, al mismo tiempo, más inhóspitos de la Tierra.

    Cambia Madrid por la Antártida.
    Para contar algunas cosas necesitaba trasladarme y viajar a lugares inhóspitos. En la Antártida hay mucha vida, mucha más de la que pensamos, bajo el hielo. Es un lugar en el que se está haciendo un trabajo muy importante. Hay muchas bases científicas de un montón de países, investigando, en ese disco duro que es hielo, que tiene muchísima información y respuestas para el futuro. Por eso la Antártida.

    En cualquier caso, la ciencia puede utilizarse con fines perversos.
    El trabajo que se hace allí es para bien. Pero yo he querido reflejar a través de la ciencia una realidad que tiene que ver con la Antártida, que tiene que ver con el Ártico, con los océanos y con todo ese mundo desconocido que habita esos fondos abisales, que habita el hielo, del que no sabemos nada. Lo que conocemos es una gota y lo que desconocemos, el océano, como digo al principio de la novela. Y por otra parte, están ocurriendo ciertas cosas, en silencio, como de tapadillo, que pueden acabar con esas respuestas que tanto necesitamos.

    En este contexto usted sitúa este ecothriller con un investigador principal enfermo.
    Efectivamente. Mikel está atravesando una crisis muy profunda que le lleva al borde del precipicio. Ha dejado la Ertzaintza porque no quería seguir viendo la parte más oscura del ser humano. Precisamente, que él esté pasando por esa crisis es como una paradoja del destino. Y cuando Erika, la agente noruega de la Kripos, que está indagando qué está ocurriendo en la Antártida, aparece en su horizonte para proponerle que le acompañe en la investigación, es un paso hacia adelante que le permite salir de ese círculo vicioso en el que se encuentra atrapado. Ahí empieza un viaje emocional que no va a tener descanso en toda la novela.

    El escenario es angustioso. No pueden salir de allí.
    La base científica noruega en la que ocurre todo está en el corazón de la Antártida, el punto más inhóspito del continente y se ha convertido en una trampa mortal. Está diseñada para protegerlos de ese entorno tan difícil para la vida y cuando descubren que tienen el enemigo dentro, cuando aparece el cadáver de uno de sus geólogos, tirado en la nieve, de cualquier manera, desnudo, mutilado y con la palabra Kripos escrita en su vientre, comprenden que tienen al enemigo en casa. Además, es pleno invierno austral, cuando más duras son las condiciones.

    Es una imagen de novela nórdica.
    Tiene ese punto, ya solo por la ambientación y el entorno, muy típico de la novela nórdica, en países que la mayor parte del año están cubiertos de nieve y hielo. Es inevitable.

    Es un poco ‘Diez negritos’.
    Es una novela de límite porque lleva a los personajes al límite de sus capacidades físicas y psicológicas. Les pone a prueba. Es imposible predecir la reacción de las personas ante situaciones muy extremas. No podemos saberlo, por mucho que creamos que sí. Y esta novela está llena de bombas de relojería. Cada personaje es una posible bomba de relojería que puede estallar en cualquier momento y de cualquier forma.

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    Hay mucha desconfianza.
    Si ya de por sí pasar tantos meses en un lugar como aquel, sobre todo en invierno, se hace difícil y tienes que tener una fortaleza psicológica importante para poder llevar el día a día lejos de todo lo que conoces, de tus comodidades y de tu gente, la convivencia se complica mucho en una situación como la de la novela. Cualquier pequeña aspereza se convierte en un problema importante y ahí empiezan las desconfianzas, con lo cual la situación puede volverse muy peliaguda. La naturaleza, además, se vuelve un elemento más que los atosiga, con esa borrasca que tienen encima, que no los deja respirar.

    Recuerda a la pandemia en algunos aspectos.
    La naturaleza se descontrola cuando nosotros la desequilibramos. Eso es lo que hemos visto en la pandemia. Eso también se refleja en la novela. Pensamos que tenemos todo muy controlado, que podemos hacer lo que queramos y la naturaleza es una bestia que cuando se sacude, agárrese quien pueda. Es como la vida misma, no puedes controlarla. Es imposible.

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    Plantea el tema de los recursos. Como ecologista, ¿cómo ve la situación actual?
    Pienso que estamos a tiempo de revertir la situación. Soy muy optimista. Nos va a costar porque parar la rueda y cambiar la dirección es muy difícil, sobre todo con las rutinas y las necesidades que hemos creado, pero se están haciendo ya muchas cosas muy positivas. Por supuesto, el trabajo científico va en esa dirección, por lo que se puede mejorar mucho. Lo vamos a conseguir, por nuestro propio bien. Vamos a ser muy conscientes de ello, seguro.

    ¿Qué ha aprendido de las criaturas abisales?
    Con lo poco que se sabe es fascinante. Hay una llamada a ese mundo desconocido, a esa vida que se abre camino en los lugares más insospechados, donde parece imposible que lo haga. Es un poco como nuestro mundo, en general. Nosotros mismos somos un milagro porque estamos flotando en medio de un espacio que es absolutamente inhóspito, hostil y donde la vida parece imposible que prolifere. Y, sin embargo, aquí estamos. No nos diferenciamos tanto. La novela, al final, es un canto a la vida y a la supervivencia. Eso está presente, cada uno intentando sobrevivir como puede y hay que tener valor y coraje para defenderla.

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