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    Un placer culinario con vistas a la historia romana de Cambrils

    En primerísima línea de mar y cerca de las ruinas romanas de la Llosa se encuentra el restaurante L’Escandall

    26 abril 2023 20:40 | Actualizado a 27 abril 2023 07:00
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    Cambrils es luz y color, es sueño y gastronomía, Cambrils es... Méditerráneo. Capital gastronómica en mayúsculas y una ciudad, ahora que se acercan elecciones, con más listas electorales que habitantes censados. Pero vayamos a lo que me ocupa, que són las cosas del buen comer, y de eso saben rato largo en L’Escandall.

    En primerísima línea de mar y cerca de las ruinas romanas de la Llosa, allá donde un famoso centurión romano exclamó aquello de «Oleastrum tierra de demonios...»; nos encontramos esta joya, que sin duda ya es patrimonio de la cultura gastronómica de mi tierra, avalado por veintiocho años de historia. Un restaurante en plena comunión con el charco que tienen delante, con unas vistas inmejorables al Mare Nostrum, donde solo les falta que el pescado les salte de la orilla al plato; mimando el producto como una abuela mima a un nieto único. Es aquí que encontramos la típica cocina original mediterránea, interpretada con maestría por Lara y Rosa Font, que aprendieron el negocio en casa, donde los ancestros eran pescadores desde tiempos inmemoriales y del negocio familiar en el restaurant Font Casa Gallot.

    ¿El acompañante en mi visita? Mi buen amigo Salvador, un filósofo de la vida con teorías tan interesantes como la jubilación a la inversa, que sin duda merece no solo un artículo si no un ensayo a parte, pero eso son harinas de otro costal.

    L’Escandall ofrece un menú de martes a viernes por veinticuatro euros en el que podemos escoger entre cinco entrantes y seis platos principales. Pese a lo competitivo de la oferta nos decantamos por la carta donde encontramos auténticas joyas culinarias. Empezamos la verbena gastronómica con uno de los platos estrella: los caracoles a la sal. Unas cañaillas de proximidad, acabadas en una losa de sal en la que los vapores le confieren unos toques salinos que resaltan el sabor del marisco. Digno es pedir el romesco elaborado en casa para mojar el caracol como si no hubiera un mañana. En el segundo de los entrantes, nos decantamos por seguir el sugerimiento acertado de Rosa y pedir los chipirones con cebolla tierna. Un plato que sigue la estela de su predecesor, donde lo que se busca es resaltar el sabor del producto de proximidad con un mínimo de invasión de otros sabores. De diez.

    Y de plato principal uno de los mejores habidos y por haber, el arroz de almejas. Guisado con maestría y con una base de fumet casero, que elaboran a diario con todo tipo de pescado fresco. A más inri, al añadir las almejas estas se abren y sueltan el agua que guardan en su interior confiriendo potencia y sabrosidad al arroz. Sin duda si alguien le pone allioli o limón al plato merece una lobotomía pagada por la Seguridad Social.

    Y con la panza llena, cabida para un solo postre ligero: la piña natural cubierta de crema quemada con azúcar. Para volver y repetir.

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