Tras la huella de la danza desde Tortosa

Sentimiento, sacrificios, vida. Un medio de expresión adictivo sin límites creativos. Cultura, arte mediante la creación del cuerpo. Estas son algunas de las reflexiones que evoca la exposición Cossos en moviment. Dansa contemporània de les Terres de l’Ebre, que, hasta este lunes, se puede visitar en el vestíbulo del Campus Extens de la URV en Tortosa, de 8 a 21 horas.

«La muestra reúne las reflexiones de ocho bailarines y bailarinas profesionales, a través de una breve biografía y material gráfico, a quienes les hemos preguntado qué es para ellos la danza, cómo empezaron, cuáles son sus referentes, etc. El objetivo es dar a conocer su trayectoria, ya que, aunque muchos se han formado en el territorio, sus carreras se han desarrollado a nivel internacional», explica la coordinadora de la exposición y responsable del Campus Extens de la URV en Tortosa, Elena Espuny.

«Empecé a bailar a los quince años y desde entonces tuve claro que quería dedicarme profesionalmente a la danza», asegura la bailarina tortosina Mar Grifoll Ginata. En este sentido, dice que «cuando te gusta algo, e inviertes tu tiempo, te das cuenta de que quieres dedicar tu vida a la danza». Así, tras formarse a caballo entre Barcelona y Bélgica, su opinión sobre el estado de salud de la danza contemporánea en las Terres de l’Ebre es que «existen cenizas avivadas que quieren resurgir, pero no termina de encenderse la llama».

Por su parte, la bailarina, performer y coreógrafa Sònia Gómez (La Sénia) subraya que «en las Terres de l’Ebre, en los espacios que todavía están por construir, existe la oportunidad de generar nuevas propuestas escénicas». En otras palabras, «a diferencia de mi generación, la que todavía hoy en día no ha llegado a los treinta años tiene claro que, a pesar de las dificultades, quiere trabajar en el territorio». Por ello, también reconoce que «la danza, como todo oficio, se aprende bailando, y la maestría que uno adquiere con los años debemos conservarla, porque si la perdemos también dejaremos pasar oportunidades en el territorio».

De su experiencia, el bailarín Roberto Olivan (Tortosa) destaca el valor de las artes escénicas, en tanto que «la danza nos hace pensar, recapacitar y brinda la posibilidad de reflexionar sobre la vida de otra manera, llegando a cambiar nuestros puntos de vista. Si multiplicamos estas pequeñas transformaciones, alcanzaremos el gran cambio que todos esperamos».

Finalmente, el mensaje que Mar Grifoll Ginata quiere transmitir a las futuras generaciones es que «cada persona debe estar muy tranquila con lo que es, física y emocionalmente, por lo que nadie puede decirte por donde puedes caminar». De este modo, la danza seguirá sumando pasos en las Terres de l’Ebre.