Pau Martínez explota su mejor versión en el Nàstic: «El míster me pidió entrar más al remate»

La carrera de Pau Martínez (Barcelona, 2000) nunca ha sido recta, pero sí constante. Un futbolista que creció entre élites, que maduró en barro competitivo y que hoy, en Tarragona, vive un momento de plenitud silenciosa: dos goles en dos jornadas, un puesto ganado a golpe de insistencia, una confianza creciente del cuerpo técnico y una conexión cada vez más sólida con una grada que empieza a reconocerle como algo más que un fichaje estival. Pau no solo se ha adaptado al Nàstic; cada vez se siente más cómodo en él, mostrando la determinación y el compromiso que lo han convertido en uno de los jugadores más destacados desde la llegada de Cristóbal Parralo al banquillo.

Cuatro partidos sin perder, victoria en Sevilla… Supongo que el vestuario está feliz.

Sí, creo que en las últimas semanas ya veníamos con mejores sensaciones. La victoria siempre es necesaria para preparar los partidos con más confianza y creer más en lo que hacemos. Estamos muy contentos y la semana se afronta mucho mejor.

La segunda parte fue más sufrida que la primera, que fue muy buena. ¿Lo achacan a un bajón propio o al empuje del Sevilla Atlético?

La primera parte fue mejor en cuanto a sensaciones y así se vio. Imagino que el Sevilla quiso ir a por el partido y cambió un par de cosas al descanso. Nosotros dejamos de hacer alguna de las cosas que sí hicimos bien en la primera mitad, así que fue un poco de ambos.

Dos jornadas seguidas marcando. Importante para su confianza.

A nivel de confianza, para los delanteros y extremos los goles son importantes, te hacen creer más en lo que estás haciendo. Estoy muy contento de ayudar al equipo y de seguir trabajando como creo que estoy haciendo. Estoy seguro de que las cosas seguirán llegando.

Si a principio de temporada me dicen cómo serían sus dos primeros goles, habría apostado por un disparo lejano o una falta directa. Pero han sido goles de área pequeña. ¿Es trabajo específico con Parralo o una evolución suya?

Como dices, no son goles a los que esté acostumbrado. El míster me pidió que entrara más al remate, que muchas veces los balones llegan al segundo palo casi sin quererlo. Es algo que estoy entrenando durante la semana para acostumbrarme a esos movimientos y no está yendo mal.

En una rueda de prensa Parralo dijo que era el ejemplo de lo que debe hacer un extremo en banda derecha. ¿Notas esa confianza?

Sí, la confianza en el fútbol es lo más importante. Cuando la sientes del equipo y del cuerpo técnico, todo sale más fácil. Que el míster me la dé desde el principio es algo que valoro mucho. Hay que trabajar para mantenerla, pero estoy muy contento y ojalá siga así.

Cuando la sientes del equipo y del cuerpo técnico, todo sale más fácil

Con Luis César empezó fuerte y luego perdió minutos. ¿Cómo vivió ese tramo?

En el fútbol todo va por rachas y momentos. Empecé jugando con Luis, luego dejé de hacerlo y las semanas se hacen más largas, estás más en la sombra. Algo bueno que tengo es que siempre trabajo, juegue más o menos, y estoy preparado para cuando llega la oportunidad. Creo que esas semanas me vinieron bien para estar preparado mentalmente. El partido de Copa, pese a ser flojo colectivamente, a mí me reforzó mucho y luego pude volver a entrar en el once.

Siento que el partido de Copa frente al Baleares fue clave para usted. No pudo evitar la derrota, pero ofreció una actuación individual muy convincente. De hecho, repitió titularidad en el último partido de Luis César.

Sí, estaba en una semana en la que no estaba jugando mucho, así que era el momento de demostrar que podía jugar y aprovechar la oportunidad. Me tomé ese partido como si fuera el último, como si llevara tiempo sin jugar, y me vino muy bien. A partir de ahí, por suerte, estoy jugando.

Su compromiso defensivo llama la atención porque al extremo le suelen costar los regresos. ¿Le viene de tu pasado jugando como lateral?

Sí, la verdad que que todo esto empezó un poco con Santi Castillejo, que también fue jugador aquí. Cuando yo llegué a Osasuna Promesas era un tipo de juego muy diferente al que yo venía acostumbrado de la cantera del Barça, Andorra, donde todo era más de tener el balón. Entonces, cuando llegué a Osasuna, Santi me hizo entender un poco lo que era el fútbol más físico, más de trabajo. Entonces, a partir de ahí sí que empecé a jugar de lateral algunos partidos y empecé a tener conceptos que que igual antes no tenía.

Tienes un golpeo muy característico. ¿De pequeño ya era su sello?

Desde pequeño me gustaba sacar córners, faltas y pegarle desde fuera del área. Es algo que tengo bueno. Este año, por circunstancias, aún no ha salido demasiado, pero creo que puedo aportar más con ese golpeo y seguro que llegarán alegrías.

Da la sensación de que ya destacaba mucho desde niño. ¿Cómo fueron sus inicios?

Entré muy pequeño en la cantera del Barça, desde el primer año de Alevín de primer año hasta Juvenil A. En el Barça todos destacamos y entrenas con los mejores. Eso te hace mejorar mucho. Luego salí por la época del Covid y fui al Espanyol, donde jugué en Segunda B siendo juvenil. Después pasé por Andorra y Osasuna.

¿Coincidió con jugadores que hoy estén en la élite?

Sí. Sergio Gómez, Abel Ruiz, Riqui Puig, Mateu Morey, Jandro Orellana… En el Espanyol coincidí con Joan García. De mi generación hay bastante gente en la élite del fútbol.

En tu presentación dijo que quería estar en Tarragona. ¿Cómo se dio el fichaje?

Hace un par de años ya tuve la posibilidad de venir, pero no se dio. Siempre me había gustado el Nàstic por club, por estadio; vine a ver partidos contra Málaga y Murcia. Cuando llegaron las propuestas este verano, le dije a mi representante que quería venir aquí. Me motivaba intentar ascender; llevo años viendo playoffs en los que parece que va a ser el año… y al final no lo es.

¿Cómo se ha encontrado el club desde dentro? ¿Le ha reafirmado en tu decisión?

Sí, no me arrepiento de nada. Es un club grande, con muchas facilidades: vives al lado de donde entrenas, el campo es natural, el estadio está a mano… Creo que mínimo debe estar en Segunda División. Vine para trabajar y dar lo máximo para conseguir un objetivo que lleva años atascado.

En un inicio de curso tan complejo, con irregularidad y cambio de entrenador, están a un punto del playoff. ¿Qué lectura hace?

La Primera RFEF es una liga rara pero bonita. Pierdes dos partidos y parece que todo es un desastre; ganas dos y estás a un punto del líder. No hay que abusar de las alegrías ni dramatizar las derrotas. Pese a la irregularidad inicial, ahora tenemos más constancia en idea de juego y resultados. Hay que seguir en esta línea y acabar bien el año para empezar 2026 creyendo de verdad en el objetivo.