Betty Salat, jugadora del CB Valls Lear: ADN rojiblanco

Después de trece temporadas militando en sus filas en diferentes épocas, la pívot Betty Salat se ha convertido en todo un emblema del CB Valls

19 mayo 2017 16:12 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:30
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A Elisabet Salat, o Betty, como la conoce todo el mundo, el baloncesto le viene de familia. La pívot rojiblanca siempre ha estado muy ligada al Club Bàsquet Valls. Su padre, Anton Salat, fue presidente del club y en la actualidad es director técnico de Tercera Catalana, mientras que su madre está en la Junta Directiva. Sus hermanos también conocen la entidad de cerca, ya que su hermana mayor, Marta, jugó en el equipo rojiblanco en Liga Femenina 2; y su hermano Roger compite en Segunda Catalana. La hija mediana de los Salat es todo un emblema para el club en el que ha jugado durante trece temporadas.

Salat empezó a coquetear con la canasta en un campamento de verano en el Col·legi Mare de Déu del Lledó cuando sólo tenía cinco años. A partir de ahí, ya no soltó el balón. Poco a poco, la vallense fue cogiendo experiencia pero no fue hasta su llegada al instituto cuando entró en el CB Valls, donde fue subiendo de categorías. Al cabo de unos años, Betty Salat se saltó su etapa junior para competir con el primer equipo, donde compartió vestuario con su hermana mayor, con la que viviría el momento más dulce de su carrera.

En la temporada 2002-2003, el CB Valls llegó a un acuerdo de vinculación para tres temporadas con el CN Tàrrega, mediante el cual le ofrecieron jugar en ambos equipos y competir en Copa Catalunya y en Liga Femenina 2. En su primer año, la vallense no jugó muchos minutos, «pero el hecho de entrenar con jugadoras de esa categoría hace que crezcas y aprendas mucho», explica.

La jugadora interior vivió esos años a un ritmo frenético, ya que compaginaba los entrenamientos y partidos de ambos clubs con sus estudios de Magisterio en la URV. En la última temporada que disputó en las dos entidades (2004-2005), el Valls se proclamó campeón de Copa y ascendió a LF-2. De ese momento, guarda su mejor recuerdo en forma de tatuaje debido a una apuesta con las compañeras. Durante los dos próximos años, Betty siguió en el conjunto rojiblanco.

En 2007 recibió una oferta del CB Es Mercadal de Menorca para jugar en la Primera División Balear y decidió probar suerte durante dos temporadas. Allí, la pívot pudo compaginar su carrera deportiva con su profesión de docente. Casualidades de la vida, en su primer año quedó subcampeona de Baleares y viajó a Valls para disputar las fases de ascenso a LF-2, donde se enfrentó contra su hermana en una eliminatoria que recuerda con cariño.

Para el curso 2009, Betty cambió de equipo y se fue al CD Alcázar, por lo que se mudó a Maó. Al finalizar la temporada el destino quiso que la pívot viajara a Reus para disputar, una vez más, las fases de ascenso para la LF-2 con su nuevo equipo. En el conjunto maonés estuvo durante dos temporadas, con una de descanso entre medio. Al terminar la aventura balear, la jugadora vallense decidió volver a su tierra.

Aunque Salat no tenía equipo, empezó a entrenar con el CB Valls, que militaba en Primera Catalana, pero el Reus Ploms le ofreció un puesto en su equipo para luchar en Copa Catalunya. Le costó mucho tomar la decisión, pero la ambición de jugar en una categoría superior decantó la balanza. Un año más tarde, Salat no dudó en volver al equipo de sus orígenes, que había ascendido a Copa. Desde entonces, lleva ya cuatro años capitaneando a las rojiblancas.

Con una media de 10-15 puntos por partido, la interior confiesa que sigue teniendo nervios antes de cada encuentro, pero es en el salto inicial cuando sale la Betty más competitiva, luchadora y la que tira del carro cuando el equipo lo necesita. Destaca por su gran visión de juego, por su gran porcentaje de acierto y por su lucha en el rebote, entre otras cosas. El baloncesto es su vida y considera que el CB Valls es su segunda familia, gracias a la cual, «soy la jugadora que soy», afirma. El año pasado, Betty recibió el premio a la mejor deportista vallense en reconocimiento a su trayectoria.

Actualmente, el equipo está en Primera Catalana y se encuentra cuarto en la clasificación. Salat tiene claro que quieren «estar lo más arriba posible», aunque confiesa que la liga está muy complicada. Su futuro de momento es una incógnita, aunque si algo ha dejado claro en su amplia carrera deportiva es que vaya donde vaya llevará en la sangre el ADN rojiblanco.

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