Buen 'Castell' en el Carranza

El Nàstic suma un punto ante el Cádiz en un duelo marcado por las decisiones arbitrales que perjudicaron al conjunto grana

07 octubre 2018 20:00 | Actualizado a 12 octubre 2018 11:42
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Un punto en el Ramon de Carranza de Cádiz no es deshechable. Para nada. No sirve para salir de la zona de descenso, pero permite sacar algunas conclusiones positivas para Gordillo. Con un equipo mermado por las bajas, consiguió contener y hasta dominar al cuadro gaditano. Un Cádiz, que tampoco es este año el temible conjunto del curso anterior, pero sigue siendo el Cádiz y el Carranza es el Carranza.

Con mucha juventud en la lista, el Nàstic volvió a dar detalles de crecimiento. Sigue faltando el salto. Haber dado un poco más en el segundo tiempo. Una marcha más, un poco más de ambición y se hubieran podido llevar los tres puntos a Tarragona.

No ayudó la labor del colegiado. El árbitro valenciano Ais Reig es dañino para el Nàstic. Esta temporada ha dirigido cuatro encuentros de Segunda División, dos de ellos al equipo grana. En ambos ha tomado decisiones que han perjudicado gravemente los intereses tarraconenses.

Ante el Tenerife validó un gol en el minuto 94 a pesar de la falta sobre Bernabé Barragán. En Cádiz metió al Nàstic en un apuro en apenas cinco minutos.  Mal aconsejado por su asistente anuló un gol legal de Luis Suárez. El colombiano había recibido en posición correcta y superó al meta con una definición perfecta al palo corto, pero el linier levantó el banderín instintivamente y erróneamente.

Acto seguido llegó el penalti. Un castigo excesivo para la acción de Djetei. Si hubiera tenido el mismo criterio en el Nou Estadi el Nàstic tendría dos puntos más. Álex Fernández transformó los once metros y ponía por delante a un Cádiz que se había mostrado hasta el momento más insistente.

Tampoco es que el Nàstic anduviera mucho por el área gaditana. A parte de la jugada del ‘killer’ cafetero ni un acercamiento. Bastante tenía con defender la portería de Becerra. Era un equipo de circunstancias. Si a principio de temporada, con la plantilla ya al completo, recitáramos un once ideal, entre tres y cuatro jugadores, a lo sumo, de los que saltaron al gaditano estadio del Ramon de Carranza, figurarían en él. El plantel no solo es corto, sino que además es frágil.

Este escenario tiene su lado positivo y es la oportunidad que ofrece a jugadores jóvenes o del filial. Roger Figueras repitió costado, ante la ausencia de Iván López, de lesión desconocida. Como la de Albentosa. Una de dos, o se inventan o se ocultan como si fuera el mismísimo Santo Grial. Como si esconder las cartas se hubiera demostrado nunca como una fórmula de éxito. Otra cosa, igual o más de preocupante, es el estado de los tocados. Cuesta que se recuperen horrores. Las culpas se reparten internamente entre el cuerpo técnico y el médico. Una lucha que paga el equipo.

El gol del Cádiz activó al Nàstic. Los de Gordillo jugaron más sueltos. Combinaron con precisión y empezaron a mostrare con asiduidad en los terrenos gaditanos. El Carranza aguantaba la respiración. La afición cadista anda con la mosca tras la oreja. Su forma de sentir el fútbol, especial como ella misma, no entiende que los suyos coqueteen con la zona de descenso. No es lo que les habían prometido y a lo que están acostumbrados desde que regresaron al fútbol profesional.

Aun así, encajaron bien el gol de Luís Suárez. Un premio merecido para el colombiano. Además del gol, el mismo asistente le había privado de un mano a mano ante Cifuentes, también de manera errónea. A la tercera llegó la vencida. Punteó el pase de Sebas Coris y puso el 1-1 en el electrónico con el que se llegó al descanso.

Poca ambición

El ritmo del partido era anodino. Lo fue durante todo el primer tiempo, con pequeñas fases de aceleración local, y siguió siéndolo en el segundo acto. Propio de dos equipos con miedo a la posesión. Cádiz y Nàstic comparten un fútbol similar. El juego canalla del presión y robo. Llevan mal lo de conducir y generar. Gordillo tiene lo que tiene, pero Cervera dispone de Aketxe y Álex Fernández, dos cerebritos con mucho fútbol en sus piernas.

Era el Nàstic el que se sentía algo mejor en la segunda mitad. Iba acechando los dominios de Cifuentes con acciones verticales buscando la picardía de Luis Suárez. Se convirtió en un incordio para la zaga andaluza. Hasta que el esfuerzo se cobró factura. El cuerpo no resistió y el sudamericano tuvo que ser relevado antes de que la cosa fuera a mayores.

Becerra no estuvo pasando el rato. Aketxe amenazaba con su potente disparo desde lejos y Jairo le obligaba a lucir reflejos. Le valió al Cádiz para girar la tortilla y tomar la iniciativa.

La presión local fue en aumento. Las líneas cadistas se adelantaron hasta meter al Nàstic en su propio terreno. Solo salió a base de balonazos buscando a Manu Barreiro.

Gordillo dio la alternativa a otro futbolista del filial. Salva sustituyó a un cansado Roger Figueras, que comenzaba a sufrir con las acometidas de Salvi por su lado.

Faltaba la de Uche. La ocasión de cada jornada. Y la tuvo. Un error defensivo cuando el partido tocaba a su fin le dejó ante Cifuentes. La quiso cruzar. Reemplazar la falta de fuerzas por la colocación, pero el arquero cadista le leyó las intenciones. Atrapó el esférico y con él las esperanzas de sumar tres puntos.

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