CF Reus: 'El primero para Pita'

David Querol celebró en Anduva su primer gol tras el regreso a casa. Lo hizo mirando al cielo y recordando que Jordi Pitarque se mantiene en la eternidad. Con él vivió un millón de anécdotas y creó una amistad inseparable

19 mayo 2017 16:34 | Actualizado a 19 mayo 2017 16:34
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En el ordenador de David Querol existe un vídeo de Canal Youtube guardado con candado. David lo visita a menudo, casi a diario, para ‘charlar’ con aquel amigo que un 6 de septiembre de 2010 perdió la vida tras una parada cardíaca. En las imágenes, Jordi Pitarque ejerce de delicioso asistente. Querol, de devorador del gol. Se jugaba un Reus-Manlleu en Tercera, con las caras de esos dos pipiolos todavía rebosando extrema juventud, como si el mundo de la competencia desmesurada no fuera con ellos. En realidad aparecen un millón de anécdotas entre los dos futbolistas. Consumían el tiempo juntos.

Una tarde de ocio, sin la exigencia de las sesiones con el jefe Castillejo llamando a filas, David y Pita quedaron para ir al cine, aunque se olvidaron de la letra pequeña, siempre tan crucial en la vida. Querol tomó su coche y se dirigió a Les Gavarres, el centro comercial mítico, a la vera de Tarragona. Su celular sonó con inocencia. “¿Dónde estás? Yo en la puerta”, aseguró Pitarque. “No puede ser, yo también, déjate de bromas que no vemos la peli”, contestó el reusense. No la vieron. Uno habitaba en Les Gavarres, el otro en los cines Lauren, de Reus. Demasiado lejos.

Pitarque residía en el complejo residencial Aigüesverds, en la carretera de Cambrils, en sus tiempos como jugador rojinegro (2008-10). Su salón se convertía en un pequeño lugar de recreo, con las timbas en la play como principal foco de atención. Los piques y las ‘amenazas’ entre esa sociedad abundaban. Querol celebraba sus goles tirándose al suelo. Pita le respondía con gritos en la cara. Se ponían incluso más inquietos que en una cita dominical en el césped del Estadi. En ese escenario, claro, luchaban por lo mismo.

No crean que los duelos se quedaban en una simple partida cibernética. Las prestigiosas 24 horas de fútbol sala de l’Ampolla les volvían a medir. De hecho, meses antes ya se retaban en el vestuario. “El que pierda, paga la cena”. David conquistó tierra prometida. Venció, aunque en la tanda de penaltis. “Él era buenísimo”, suele rememorar el delantero del Reus. Querol aplica algo tan sencillo como el ‘jamás te recuerdo porque nunca te olvido’. Él y toda aquella pandilla generacional que vivió la tragedia para convertirla en una leyenda repleta de valores humanos.

David Querol regresó a casa este verano, con el Reus instalado en el fútbol profesional, y con su nombre marcado en fluorescente como operación franquicia del mercado. Querol no olvidó raíces. Escuchó a sus sentimientos y nada más pisar el vestuario preguntó a sus compañeros sobre la posibilidad de colgarse el siete de Pitarque a la espalda. Cero problemas. No se quedó en eso. Al lado de su apellido colocó la ‘P’, para que nadie olvide ese homenaje personal hacia el amigo con el que compartió experiencias vitales.

El sábado, en Anduva, anotó el primer gol de rojinegro tras el regreso. Levantó los brazos, marcó el siete y miró al cielo. Pita le abrazó, como el resto de colegas de equipo, para celebrar ese 1-1 ante el Mirandés que vale oro. Por cierto, con David como delantero.

 

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