Crónica: Lucha estéril (Oviedo 1-0 Nàstic)

El Nàstic cae por la mínima ante el Oviedo en el Carlos Tartiere. Saúl Berjón aprovechó un fallo defensivo para matar al cuadro grana

15 abril 2018 19:55 | Actualizado a 19 abril 2018 16:52
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El Nàstic no pudo sacar botín alguno del Carlos Tartiere en un partido en el que mereció algo más. El protagonismo del equipo con el balón no fue suficiente para disponer de ocasiones claras. Pisó mucho campo rival, pero se mostró gris en los últimos metros. El Oviedo aprovechó un error defensivo para marcar el único gol del partido.

El Carlos Tartiere es uno de esos estadios solemnes de Segunda división. Un restaurante Michelin al que una mala racha le despojó de todas sus estrellas. Los grandes artistas abandonaron su engalanada sala hasta que un empresario mexicano, Carlos Slim, ha conseguido reformarlo para devolverle el esplendor de antaño. Solo le falta ganarse con los últimos platos el sitio entre la élite del fútbol español que nunca debió perder.

Cuando las cosas funcionan más vale no tocar nada. O lo mínimo. Bajo esa premisa Nano Rivas mantuvo el mismo once tipo que encadena dos victorias consecutivas (Lugo y Valladolid).Dio entrada a Tete Morente, baja la pasada jornada por sanción, y reemplazó la ausencia de Molina con Suzuki.

El japonés ha quedado como el cuarto central de la plantilla por acciones como la que concedió a los siete minutos de juego. Frenó a Toché de malas maneras en un contragolpe tras una buena ocasión de Mesa. La falta le costó la amarilla (quinta de la temporada) y concedió un lanzamiento a uno de los especialistas de la categoría, Sául Berjón. El disparo del futbolista del Oviedo lo blocó abajo Dimitrievski en una de las primeras intervenciones de mérito del portero macedonio.

El equilibrio se mantuvo durante buena parte del primer tiempo. Entre errores de precisión y alguna jugada aislada peligrosa. Quería protagonismo Nano Rivas y su equipo mandó en la posesión con personalidad. Llevó el juego al campo ovetense tratando de hincar el diente en algún ataque eléctrico con pocos pases. Maikel Mesa volvió a aparecer en el segundo palo para sorprender a la defensa en una falta lejana botada por Tejera, ayer capitán del Nàstic. El remate in extremis, con la puntera, tuvo la respuesta del portero local que consiguió despejar con el pie.

Al Oviedo le costaba más llegar a los dominios de Dimitrievski. Un testarazo alto de Cotugno fue la única visita local en el área tarraconense. Hasta el fallo garrafal de Kakabadze. De manera inexplicable se desentendió de su pareja de baile, Saúl Berjón. Arzo se emparejó con Toché que se encontró con la grata sorpresa de ver a su compañero entrando en el área como Pedro por su casa. El extremo carballón cargó la pierna y disparó cruzado. Demasiado fuerte para que el arquero del Gimnàstic pudiera reaccionar.

El Nàstic no soltó el balón en el segundo tiempo. Alargaba sus posesiones pero sin encontrar resquicios en la trinchera asturiana. Las conducciones de Kakabadze o Javi Jiménez eran los movimientos que más desordenaban al Oviedo. La imprecisión en el último pase dilapidaba todas las opciones de apuntar la portería rival.

Los porteros vivieron tranquilos. Alberto Herrero apareció puntualmente en una jugada embarrullada dentro del área que acabó alejando el peligro Folch en tareas defensivas.

Los dos entrenadores mostraron sus opuestas intenciones. Nano Rivas daba paso a Manu Barreiro y Juan Muñiz para buscar meter balones al área local. Anquela, entrenador del Oviedo, veía peligrar el botín y apostó por consolidar la defensa con la entrada del islandés Diegui y Mossa.

El partido entró en los últimos minutos en una tensión entre ocasiones y el carrusel de amarillas que acabó con la expulsión de César Arzo en la jugada menos merecedora de la amonestación. El central tocó claramente balón, pero el futbolista del Oviedo, listo, se fue al suelo y provocó el error del colegiado Prieto Iglesias. El navarro cargó al Nàstic de amarillas. Más por protestar que por lances del juego.

Antes Fabbrini había sacado lo mejor de Dimitrievski con una volea que el macedonio despejó con una estirada felina. También Mossa pudo marcar la sentencia pero disparó flojo y al centro. En el área ovetense fue Álvaro quien con un remate de media altura puso el suspense. El esférico se marchó alto.

 

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