ENTREVISTA: Pol Figueras: 'Mi etapa en el Barça estaba acabada'

Baloncesto. El base de La Selva del Camp abandonó el año pasado La Masía del Barça para labrarse un camino que le ha llevado a hacer una pequeña parada en Tarragona

11 septiembre 2020 21:30 | Actualizado a 14 septiembre 2020 08:11
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Pol Figueras (La Selva del Camp, 22 años) fue uno de los líderes de la última generación de jugadores de La Masia que conquistaron la Euroliga Junior en 2016. Cuatro años más tarde apenas dos de aquellos jóvenes talentosos siguen en el club. Después de debutar en el primer equipo y varios años en el filial en LEB Oro el tarraconense salió del paraguas culé para tomar su propio camino. Un trayecto que le ha llevado a hacer una parada en el Serrallo.

Mientras espera aclarar su futuro, después de jugar el curso pasado en Ourense, ¿nada mejor que entrenar en casa?

Tengo la suerte de que mientras no me sale nada puedo entrenar al lado de casa y hacerlo al máximo nivel. Tanto Berni Álvarez como el resto de jugadores del equipo ofrecen la garantía de que estás entrenando a un ritmo alto para que en el momento en que me llegue una oferta esté listo para jugar. El CBT no me ha puesto ninguna pega y para mí es ideal porque puedo estar c erca de los míos.

Conoce a varios jugadores de la plantilla.

Sí. David y Dani Fernández son de La Selva y mi padre los entrenó cuando eran muy pequeños. Los he visto jugar cuando iba a ver los partidos de mi padre. Con Victor Vinós hemos coincidido en campus y hemos entrenado juntos. Jordi Barbera y Joan Soralla compartimos épocas en La Masía.

Es que usted ha pasado muchos años en La Masía.

Nueve. Entré en infantil de primer año. Los primeros tres años iba y venía en taxi. A los 15 me instalé en La Masía. Tres años en el centro y después en los pisos compartidos que ponen a disposición de los jugadores mayores de edad.

Se conoce mucho La Masía de futbol, pero no así la de baloncesto o balonmano. ¿Por qué?

Porque pocos jugadores de la cantera han llegado al primer equipo. Hay muchos que están jugando al más alto nivel como Oriol Paulí o Xavi Rabaseda, por poner dos ejemplos pero no en el Barça. Navarro no estuvo en La Masía y los Gasol tampoco. Además, en La Masía hay 90 plazas y más de 50 son de fútbol. Entre el resto de secciones: baloncesto, balonmano, fútbol sala y hockey se reparten todas las otras.

Pero el nivel formativo del FC Barcelona en baloncesto es altísimo.

Para mí, la gente dirá lo que quiera, pero la manera de trabajar, intensidad y profesionalidad, desde que eres infantil es enorme. Hacen todo lo posible para que los jugadores lleguemos a ser profesionales. Los entrenadores y la infraestructura son del más alto nivel.

¿Por qué cuesta tanto que confíen en los jugadores de cantera?

Hay muchas cosas. Hace muchos años, desde que se fue Xavi Pascual, que el primer equipo no gana títulos importantes. Existe una enorme necesidad de ganar títulos y eso hace que haya menos paciencia con los jóvenes. Para que se curta en la ACB un jugador tiene que jugar minutos importantes. No digo en Euroliga ante el Panathinaikos en el OAKA pero en partidos de liga con semanas de tres partidos contra equipos que ganas de 20, puedes darle esos minutos. A los entrenadores les gusta sacar jóvenes pero cuando el contexto y la presión por ganar es tan alta es muy difícil. Se exige un nivel muy alto y hay pocos jugadores que con 17 años sean determinantes como Doncic, Gasol o Navarro.

Formaste parte de una de las generaciones más sonadas de la cantera azulgrana que conquistó la Euroliga júnior en 2016.

También tuvimos mala suerte porque es el último año de Pascual y viene Bartzokas, que tuvo mucha lesiones y el equipo registró el peor récord de victorias del Barça. No era el mejor escenario para ir puliendo jugadores jóvenes. En otra época hubiéramos tenido más oportunidades. Entrenábamos mucho con el primer equipo porque había muchos lesionados. Por eso debuto yo. Pero fue una muy mala época para la sección y no nos benefició.

En su caso llegó a debutar con el primer equipo.

En el momento no lo acabas de disfrutar. Estás nervioso. Tengo más recuerdos del debut en el Palau. Fueron 50 segundos, pero muy especiales. Entré por Pau Ribas, con el que tengo muy buena relación, y oír al speaker decir tu nombre y que la gente, que nos conocían precisamente por ganar la Euroliga, te aplauda fue espectacular. Las peñas del Palau son especiales.

¿Por qué se fue del FC Barcelona?

Pude seguir, pero en el filial, en LEB Oro. Ví que la puerta del primer equipo estaba cerrada y pensé que mi etapa allí también. Era el momento de salir afuera. Dejar atrás a mis amigos y toda esa infraestructura tan hiperprosionalizada porque lo había aprovechado todo.

Y se fue a Ourense. ¿Cómo fue el salto de lo formativo a lo competitivo?

Cambia sobre todo la presión. En el Barça es diferente. Siempre intentas hacerlo bien para ver si te sale una oportunidad en el primer equipo o si hay algún entrenador o directivo en la grada. Pero no tienes afición más allá de amigos y familiares. En Ourense he experimentado tener a los seguidores detrás. Además, en el Pazo dos Deportes Paco Paz la afición sabe de baloncesto. Si hay plantilla para play-off, hay que jugarlo y esa exigencia es la que necesitaba.

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