El Reus-Oviedo ya tiene a su escanciador

Honorino Boada reside en Reus desde hace 36 años, pero reivindica sus raíces, situadas en la pequeña localidad de Pola de Lena. Es simpatizante del Oviedo y amigo del jefe de prensa del club carbayón, Javier Álvarez

19 mayo 2017 16:17 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:20
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En Pola de Lena, esa pequeña población a la vera de Mieres, en la bella Astúrias, Honorino Boada sintió la tradición de la tierra de bien chico. En el bar de sus padres veía correr la sidra con rutina. Le enseñaron a escanciar con precocidad. Aprendió con orgullo. Hoy, el arte de servir sidra es una de sus mejores virtudes, aunque nunca se ha presentado a concurso. Ejerció como jurado en una ocasión, algo que le llena de orgullo.

Honorino defiende a capa y espada todas las costumbres de su tierra, aunque hace 36 años que reside en Reus. En realidad fue por sorteo, ya que él ejercía su labor en Correos en San Sebastián cuando conoció a su mujer Montserrat en esas épocas vacacionales con jolgorio en Salou. Los atentados de la época y la suerte decidieron que la pareja se formalizara en Reus, donde han creado familia. Nori e Idoia son sus dos hijos. Honorino reivindica en idioma astur, de hecho de una de sus sobrinas imparte magisterio en un colegio de la tierra. «Guardo libros de la lengua, aunque no está muy implantada todavía», recuerda el protagonista, que atendió al ‘Diari’ en su casa de Reus, en la zona norte de la ciudad.

A Boada le hace especial ilusión la visita del Oviedo al Estadi, este viernes. Mantiene lazos comunes con el club carbayón, con el que simpatiza y guarda algunos tesoros en forma de reliquia en casa. La camiseta del Centenario y algún libro de cromos. Hasta el jefe de prensa de la entidad, Javier Álvarez, le trae estima. Es el hijo de uno de sus mejores amigos de infancia.

El protaonista de esta historia no oculta su deseo resultadista para el viernes. «Que no se me enfaden en Reus, pero me gustaría que ganara el Oviedo».

La pasión por el deporte de Honorino se consumó con una carrera deportiva como colegiado de hockey patines de máximo nivel. De más de 30 años. «Me hice árbitro para poder visitar Astúrias a menudo», reflexiona. Llegó a dirigir en la máxima categoría durante 17 años, 19 en Primera Nacional. Incluso fue presidente del Comité de árbitros.

Boada, jubilado ya de sus obligaciones de trabajo, ve el deporte desde la barrera. Sigue de cerca el trayecto de su querido Oviedo y cada dos o tres meses se presenta en Astúrias para recordar raíces y viejos hábitos. El viernes vivirá un día especial con la presencia del histórico club en la capital del Baix Camp, algo impensable para él y para los románticos del fútbol reusense no hace tanto. Motivo de orgullo.

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