El Urdaneta, la pasión por el hockey en Bilbao

El colegio bilbaíno ha desplazado a 200 niños y niñas a Alcobendas para poder vivir la Copa del Rey. Bajo la tutela del coordinador del club, Íñigo Vallejo, han disfrutado de sus ídolos y también han disputado algunos amistosos

19 mayo 2017 16:13 | Actualizado a 24 diciembre 2019 23:21
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En el hall de un hotel cercano al palacio Amaya Valdemoro de Alcobendas, niños y niñas con camisetas verdes sospechosas jugueteaban en esos instantes de aburrimiento pre-cama, tras una jornada intensa. Esas camisetas verdes hicieron travesuras en intensos amistosos por la zona. El acento de los padres y tutores de esos chicos y chicas reivindicaba la tierra del norte, pero no a Galicia. “Somos de Bilbao”, se encargó de reclamar uno de ellos. Sí, en Bilbao también se juega al hockey. Esos niños traviesos forman parte del colegio Urdaneta, la cuna probablemente del hockey patines en la ciudad. Dos autobuses y varios particulares les plantaron en la capital.

Casi 200 se han desplazado a Madrid para vivir intensamente la Copa, bajo el mando del coordinador del club, Íñigo Vallejo, para guardar firmas de ídolos, aprender y venerarlos. Para sentir de cerca la élite de este deporte. En la cafetería, los entendidos reclamaban vida eterna para Raúl Marín o Pablo Álvarez, por ejemplo. “Marín es Dios”, soltaban. La comitiva bilbaína no ofrecía preferencias grupales, simplemente ama el juego y a las estrellas que lo hacen gigante. Por eso disfrutaron sin descanso de cuatro días inolvidables antes de un regreso a la realidad. Bilbao probablemente necesita de un empujoncito para colocar a alguno de sus equipos en la primera línea del firmamento. Seguramente, el hockey lo agradecería enormemente.

Otro colegio como el Loiola Indautxu o el mítico club Josaleta también han contado con representantes en Alcobendas. No sólo eso. El Cajasur de Granada o el Burguillos de Extremadura se han dejado ver por el recinto.

Colas y ‘no hay billetes’

En Alcobendas se han dado situaciones memorables. Por ejemplo, las colas para acceder al recinto, poco habituales en el hockey y que demuestran que este deporte sigue manteniendo viveza. Para las dos semifinales de ayer se colgó el cartel de no hay billetes. También para la gran final. Hubo gente que temió por quedarse fuera. Es el caso de la aficionada del Reus Alba, que desde el jueves se encontraba en Madrid para apoyar al equipo de su vida. La organización, a última hora, habilitó 50 tickets más para las zonas de a pie del palacio. Alba consiguió agarrar una de esas entradas. Más de 2.000 personas crearon un ambiente formidable.

No se trata de una casualidad el éxito organizativo de este Copa. Alcobendas trabaja como nadie las inferiores. De hecho, todos sus campus de hockey han agotado existencias en cuatro días, con Pedro Gil y el meta Sergio Fernández como figuras de reclamo. En Madrid, el hockey parece levitar. Noticia brutal.

 

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