El tarraconense que se empeñó en afrontar un Ironman... en Tarragona

A Rubén Váźquez le cancelaron por la Covid la prueba de Vitoria (12 de julio) y de Lisboa (7 de noviembre). Pero ideó y acabó su reto en el que era además su primer triatlón

04 noviembre 2020 19:10 | Actualizado a 05 noviembre 2020 19:38
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A Rubén Vázquez se le cayó el alma a los pies cuando hace diez días le comunicaron la cancelación del Ironman de Lisboa, previsto para este sábado 7 de noviembre. No podía creerse que después de anularse con anterioridad su objetivo inicial, la prueba de Vitoria (12 de julio), de nuevo la maldita Covid pudiera acabar con su sueño y dejase en nada el año y medio de preparación que acumulaba para poder afrontar un desafío de tal magnitud: 3.800 metros a nado, 180 kilómetros en bici y los 42 kilómetros de un maratón atlético. Este joven de Constantí, de 29 años e ingeniero en una química, no podía concebir que las centenares de horas y sacrificio personal invertidos en entrenarse y a la vez robados a su pareja, Sara, a su familia y a sus amigos, cayesen en saco roto justo cuando se hallaba en un estado óptimo de forma.

No, no quería esperar a que le ofrecieran otro Ironman al que inscribirse sin la certeza de que podría disputarlo. El bicho no ofrece tales concesiones. Quería cumplir con ese reto surgido junto a su entrenador y algunos compañeros en el Crossfit Tarragona cuando escuchó por vez primera la palabra Ironman, que tuvo que buscar en google para conocer de qué se trataba.

Ideó entonces el suyo por el Camp de Tarragona. La natación, en la platja Llarga de Tarragona, desde el club de vela hasta el Bosc de la Marquesa (ida y vuelta); a continuación la bici, en un circuito por carreteras secundarias hacia Roda de Berà, Bonastre, Masllorenç, Vilardida, Bràfim, la Secuita, Sant Salvador, el far de Tarragona y la Llarga. Y el maratón, recorriendo la ciudad en un trazado de dos vueltas de 21 kms cada uno.

 

Todo estaba planificado -también los avituallamientos- para que Rubén lo intentara el pasado sábado, aunque el confinamiento municipal anunciado por la Generalitat, y de nuevo la Covid, volvían a frenarle. No fue hasta este lunes 2 de noviembre, ya sin esas restricciones, cuando pudo al fin afrontar su sueño, acompañado en cada tramo por algún compañero o conocido, todos ellos a la vez con sus propios retos. «Psicológicamente es muy duro afrontar completamente solo esas distancias tan exigentes», explica Rubén.

Joan Ceperuelo nadó a su lado, decidió acompañarle también en la totalidad del tramo bici y lo dejó a los 5 kms de la carrera a pie. El embajador en Tarragona de la campaña ‘Saca la lengua a la Ela’ se probó, con nota, y guarda para más adelante su primer Ironman. Juan Corchos acometió por su parte con éxito su primer maratón. Y varios runners otras distancias, como los 10km y los 21 k. Con Sara, su pareja, compartió los últimos 7 km. hasta la meta. 

A Rubén se le vio en todo momento cómodo y preparado, pese a su temor inicial a las transiciones. Invirtió 13,5 horas desde que entró en el agua y acabó el maratón en l’Arrabassada, arropado por los suyos, cerca de las nueve de la noche. «El tiempo era lo de menos, la satisfacción mayúscula», sentencia. Cumplió con su palabra. «El próximo año, en Lisboa, será otra historia». 

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