Feo, y punto

El Reus rasca un empate ante el Lugo, en un partido gris, muy marcado por el infame estado del césped. El dibujo con tres centrales desnaturaliza a los rojinegros

03 noviembre 2018 18:47 | Actualizado a 02 diciembre 2018 15:45
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No existen motivos para un Reus tan comprometido, tampoco explicaciones demasiado lógicas, pero los chicos luchan como si cada fin de semana les fuera la vida en ello. A veces, el fútbol ofrece casos tan maravillosos como el del Reus. Nadie cree más que sus propios jugadores. Ni siquiera los dirigentes. Cada domingo de obra en el Estadi es un suplicio. Las condiciones para poder expresar el libreto resultan imposibles. El césped anda hecho trizas y la esencia del equipo queda coartada, absolutamente condicionada. Hasta el punto que Bartolo ha pensado en retocar la idea y protegerle quizás más de la cuenta. El dibujo con tres centrales y dos carrileros pareció incomodar demasiado ante el Lugo, en una tarde fea de fútbol. En muchas fases, con el Reus alejado de su libro de estilo. Excesivamente barroco.

Malas condiciones
Entre el quisquilloso bote de la pelota, en ocasiones se asemejó a una ardilla insoportable, y un rival más jerárquico con el balón, los rojinegros optaron por el juego directo, cuando en realidad no disponen de ingredientes para desplegarlo. Por lo menos, sus argumentos en ese registro resultan escasos. Por ejemplo, no cuenta Bartolo con un delantero grandote para enviarle misiles teledirigidos que topen con su cuerpo y acaben en segundas jugadas venenosas. Los dos puntas del Reus ante el Lugo fueron Fran y Linares. No destacan precisamente por su anatomía.

Vive, este equipo, tan acostumbrado al desafío permanente que en ese papel, muy distinto al que ha exhibido en sus mejores galas, soportó el dominio del Lugo. Un manejo más o menos estéril, porque tampoco generó pánico ante Badia. Sólo un mano a mano de Escriche ante Supermán amenazó el sistema nervioso de los hinchas. Badia ejerció el papel de superhéroe con una parada muy suya. Aguantó de pie hasta que Escriche pretendió colarle la pelota por el piso. Con la pierna diestra la escupió Edgar, que ha convertido el milagro en costumbre.

El Reus también igualó al Lugo en producción de ataque. Fue casi sin querer, pero suficiente para creer en el mérito del gol. Linares, que peleó como un infantil en un torneo de Semana Santa, se armó de fe para interrumpir un despeje de Juan Carlos, el arquero del Lugo. Fructificó la osadía del delantero, porque la pelota chocó en su cuerpo y se dirigió a la portería. Traicionó en el último segundo a Linares. Salió lamiendo el poste, pero por fuera. La carga de aventura utópica de ese instante mereció el premio, pero el Reus ya sabe que últimamente la vida no le sonríe demasiado.

Mejora y alivio
Los de Bartolo encontraron el alivio en un segundo tiempo más coral, menos inclinado. Se habían pasado 45 minutos aculados, sobreviviendo en su propio campo más que en el del enemigo. Modificaron el tránsito del partido. No con un fútbol preciosista, pero sí con el entusiasmo desmesurado que distingue a este grupo de futbolistas. Es más, Bartolo decidió airear el medio para reforzar el juego de banda. Ingresó Planas y sacrificó a Juan Domínguez con media hora de definición por delante. Justo antes, Fran llamó a la puerta del gol.

Carbia se mueve con un bailarín de claqué en el barro. Disfrutó de muchas pachangas de plaza, con el anochecer augurando el grito de mamá desde el balcón de casa. Fran recogió una pelota mordida en el corazón del área, después de varias prolongaciones sin rumbo claro. La acompañó como de cuchara, medio cayéndose. Salió más elevada de lo conveniente.

Aparece Ricardo
Sólo la incertidumbre del resultado traía algo de miedo, porque en realidad Badia no necesitó de ninguna estirada rimbombante. El Lugo se perdió en esos metros donde la precisión otorga privilegios. En tres cuartos de cancha fue muy tierno. 

Un cuarto de hora eléctrico de Ricardo Vaz decoró su regreso a los escenarios, después de muchos meses en camillas y gimnasios, intentando huir de los problemas físicos. El portugués se transformó en un hallazgo delicioso, porque se atrevió desde que acarició la primera pelota y hasta que el colegiado decretó que no se jugaba más. Ante la escasez de actores, el Reus puede celebrar un fichaje antes de tiempo. Se llama Ricardo Vaz. Ya lo conocen.

Reus y Lugo hicieron las paces, conscientes de que ese punto tampoco les va tan mal, a pesar de su poca belleza.

 

Ficha Técnica

CF Reus. Edgar Badia; Bastos, Catena, Olmo, Gonzalo, Borja Herrera; Mario Ortiz, Juan Domínguez (Planas, min.65) Gus Ledes; Linares y Fran Carbia (Vaz, min.73).

Lugo. Juan Carlos; Campabadal, Vieira, Josete, Kravets; Seoane, Pita; Iriome (Jona, min.88), Campillo (Lazo, min.70), Cristian Herrera; y Escriche (Muñiz min. 60).

Árbitro. Álvaro Moreno Aragón (comité madrileño). Mostró cartulina amarilla a Borja Herrera  (min.67), Gus Ledes (min.84) por parte local; y a Pita (min.85) y Seoane (min.86) por parte visitante.

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