Final por la permanencia

No es un partido más. Sería una estupidez decir semejante barbarie. El Nàstic está ante un partido clave para el devenir de su futuro. No se contempla una vuelta a la Segunda B. El paso hacía atrás sería demoledor. Sin embargo, la confianza en el equipo es absoluta. Todo lo contrario que hace dos semanas atrás, pero las dos victorias ante Girona y Tenerife han permitido a los granas afrontar este partido con un mayor margen. El empate sirve. Incluso una derrota podría valer si el Alcorcón no logra ganar al Lugo. 

El empate le sirve al Nàstic pero no al UCAM

Nano tuvo claro en rueda de prensa que su función principal era la de rebajar la euforia en el ambiente. No quiere que nadie de por hecha la permanencia. Quiere que afición y plantilla viva cada minuto del encuentro ante el UCAM como si fuese el último. Es consciente que enfrente va a tener un equipo incómodo y con el agua al cuello. A ellos el empate no les vale. El de Ciudad Real también tiene claro que el partido va a tener claros tintes bélicos. Al UCAM le gusta llevar los choques al juego de trincheras. Pocos espacios. Poca fluidez. Nadar en mar muerto durante los 90 minutos. Arriba tiene un soldado con una artillería demoledora. Jona es el máximo goleador de los murcianos con 15 goles esta temporada. 

La clave del encuentro será que el Nàstic consiga desplegar su juego. Se tiene que jugar a lo que los granas quieran. Ponerse por delante en el marcador a las primeras de cambio sería el mejor elixir contra el agarrotamiento y los nervios.
 
Todo será más fácil con un Nou Estadi lleno hasta la bandera. Los jugadores del UCAM van a presenciar un feudo preparado para todo, donde el grana será predominante. El ambiente que se tiene que vivir tiene que ser inolvidable. El futuro está en juego. Bienvenidos al infierno grana.