Fuera, tampoco (Alcorcón 1-0 Nàstic)

Un gol de Dorca a los cuatro minutos le sirvió al conjunto local para superar a un pobre Gimnàstic que no tuvo ni ideas ni intensidad para sacar un resultado positivo de Alcorcón

25 marzo 2018 12:08 | Actualizado a 03 abril 2018 11:40
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Ni en casa y ahora ni fuera. El Nàstic compareció sin propuesta alguna. O como mínimo no se vio plasmada en el césped. El gol local llegó rápido. Con  cuatro minutos de juego, por lo que no puede seguir como excusa ya que por delante aún quedaban 86 para darle la vuelta. Pero para ello hace falta intensidad e intención. No la hubo. Eso, es lo que más preocupa y duele a la afición. La falta de carácter para sacar adelante una situación cada vez más complicada. Los rivales directos le ganan en el campo y van viendo cómo por puntos (y sensaciones) se acercan más a Segunda B.

El Gimnàstic ni se acercó al empate. Un remate de Barreiro en el 37’ fue la única aparición seria de los tarraconenses en los dominios de Dani Jiménez. El meta, suplente habitual de Casto, tuvo un partido plácido. En un campo en el que había que ser contundente en las áreas, el Gimnàstic no lo estuvo. Tierno defensivamente en el arranque y desacertado en la contraria.

No hubo ni rastro de los fichajes de invierno en la alineación que Nano Rivas presentó en Santo Domingo. Cuatro de los seis estaban en Tarragona. Fali cumpliendo sanción mientras Pleguezuelo, César Arzo y Javi Márquez recuperándose de sus problemas musculares. Los dos que sí viajaron a Alcorcón, Álvaro Vázquez y Nicolao Dumitru se quedaron fuera del once por decisión técnica.

Rivas resolvió el complejo rompecabezas que tenía para completar el once sin cinco de sus titulares tirando de futbolistas que llevan desde el primer día (o segundo, caso de Gaztañaga) con el Nàstic. Bernabé le tocó ocupar la posición bajo palos. Un regreso que empezó frustrante con el rápido gol local, pero que le convirtió en el mejor del equipo. Sus intervenciones evitaron que el marcador fuera más amplio. Tras su actuación en Tenerife, cuando la mala suerte hizo que se marchara lesionado después de encajar un gol de penalti provocado por él mismo, le vino bien al meta recuperarse a nivel personal.

Abraham se desplazó al lateral diestro, para dejarle el izquierdo a su ‘competidor’ Javi Jiménez. Por su banda llegó el primer gol del partido. A los cuatro minutos. Álvaro Peña encontró la libertad para poner un centro al primer palo, donde apareció Dorca para fusilar a Bernabé. Toda la jugada dejó en evidencia a la defensa grana. Muy blanda para cubrir y para tapar el disparo local.

El tanto animó Alcorcón que encontraba callejones por todos lados sin exprimirse en exceso. Javi Jiménez parecía nervioso. Como si fuera su primer partido en Segunda. Mientras que Abraham sufría a pierna cambiada. Los centrales, Suzuki y Molina, que se reencontraban como pareja, tampoco empezaron bien. Superados en todo momento por los jugadores madrileños.

La zaga tampoco recibía ayudas. Gaztañaga y Tejera eran superados continuamente. Peor situados que sus rivales en la medular. Tete y Juan Muñiz llegaban tardes a las ayudas completando un sistema defensivo deficiente. Hasta que no empezó a funcionar la presión en la salida de balón del cuadro alfareror, el Gimnàstic era un manojo de nervios atrás.

Si en defensa las sensaciones eran malas, en ataque no eran mucho mejores. Al Nàstic le costaba mucho elaborar. El marcador en contra le apretaba y ya se sabe que el equipo grana no se siente nada cómodo creando a contrarreloj.

Hubo que esperar a los últimos cinco minutos de partido para empezar a ver algo de lucidez en los metros finales. Barreiro tuvo el empate con remate franco en el interior del área. Pero sigue gafado. Le pegó mal y el cuero se marchó a las nubes.

Juan Muñiz fue otra de las novedades. El campo, propicio para las jugadas a balón parado, reclamaba un especialista. Sin Javi Márquez, la opción del asturiano ganaba enteros. Las pocas ocasiones que tuvo de probarse fueron un desastre. O acababan con un chut inexplicable o un centro que no adquiría la altura para llegar al área.

La necesidad hizo que el Nàstic tuviera que dar un paso al frente tras el banquillo. Un movimiento que atemorizó al Alcorcón, cada vez más cerrado en su campo. A pesar de ello, fueron los alfareros quienes tuvieron las primeras ocasiones del segundo tiempo. Un disparo lejano de Toribio y otro de Mateo, ambos desviados, advertían a los tarraconenses que no iban a prescindir del contragolpe.

Manu Barreiro fue la primera pieza sacrificada. El hombre más peligroso del Nàstic se iba al banquillo por Dumitru. La amarilla que había visto en el primer tiempo por protestar una clara falta dentro del área y las luchas aéreas que se sospechaban, con el peligro de una segunda cartulina, pudo condicionar ese primer relevo.

Salieron Álvaro, Dumitru y hasta Maikel Mesa, sin jugar desde el encuentro ante el Tenerife. Ninguno de ellos aportó mejora ofensiva. Más bien influyeron en la confección del sistema defensivo que se notó tocado. Pese a que era el Nàstic el que iba a remolque, las ocasiones más claras seguían siendo del Alcorcón. Tuvo que aparecer Bernabé para salvar al equipo de la sentencia.

No le hizo falta al conjunto madrileño. El Nàstic no compareció en sus dominios en todo el segundo tiempo.

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