La Copa se merece un clásico así

Barça y Madrid empatan a un gol tras un gran choque en el que cada equipo dominó una de las partes, siendo la segunda azulgrana...cuando entró Messi. .

06 febrero 2019 22:23 | Actualizado a 11 febrero 2019 19:23
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Como si no hubiera un mañana, honrando la competición en juego, Barça y Madrid igualaron a un gol en el Camp Nou en el primero de los clásicos que las semifinales de la Copa ha dispuesto. Fueron una tablas tras un vibrante e intenso duelo en que se equilibraron las fuerzas y cada equipo dominó con claridad una de las partes. Al tempranero gol de Lucas Vázquez respondería Malcom para dejar todo el aliciente posible al duelo de vuelta en el Bernabéu.

Nada de aquel 5-1 en Liga se vio reflejado sobre el verde. Como si ambas escuadras hubieran reseteado aquella goleada del pasado mes de octubre, el resultado final se antoja más normal en un duelo donde no faltó ninguno de los típicos ingredientes de los clásicos salvo alguna jugada polémica.

Será el día 27 cuando uno de los dos grandes podrá seguir aspirando al triplete en detrimento del otro. Pero habrá tiempo de saber cómo llegan a ese duelo dos equipos que no escatimaron en esfuerzo aún sabiendo del exigente calendario que se les viene encima. Aprovechó el Real Madrid la que tuvo aunque casi paga caro el echarse atrás en el segundo tiempo. 

Más allá de la suplencia de Leo Messi, al Barça le costó la misma vida entrar en el partido. Sea o no cierto aquello de que la Copa este año es menos prioridad que en anteriores temporadas, el Madrid salió mejor que el vigente campeón al verde del Camp Nou. La presión alta a la que sometió el equipo de Solari al cuadro azulgrana daría pronto sus frutos.

Una de las muchas internadas de Vinicius por la banda izquierda acabaría en gol tras asistencia de Benzema a Lucas Vázquez. Apenas se habían consumido seis minutos de choque, pero el cuadro blanco atropellaba al Barça con un mejor posicionamiento y las ideas más claras.

Las bandas del equipo de Valverde fueron un auténtico suplicio y por allí, sobre todo por la que defendía Semedo y Malcom, el Madrid encontró una autovía. De haber estado algo más certero el brasileño, los blancos podrían haber encarrilado en gran medida no sólo el partido sino también la eliminatoria de semifinales.

Carente del fútbol fluido y de toque al que tiene acostumbrado el Barça, las jugadas de peligro llegaron por propia inercia y obligación. Con el resultado en contra, empujaban los de Valverde con un Malcom hiperactivo y un muy errático Luis Suárez. Desafortunado fueron los primeros 45 minutos del charrúa que tampoco encontró excesiva ayuda en Coutinho y compañía.

Aunque las ocasiones claras llegaban, Rakitic estrelló un remate de cabeza contra el larguero y Keylor evitó el gol a tiro de Luis Suárez, al Barça le faltaba frescura, chispa, toque.

El Madrid había estudiado y hacía presión no sólo en la salida del balón desde atrás sino también ataca en corto a Arthur, actual brújula culé. Quien sabe si por decisión propia o por aquella de dosificar tras el esfuerzo inicial realizado, el Madrid espero atrás al Barça en el segundo tiempo. Y erró.

Messi, por aclamación

Al no irle a la presión, el Barcelona se sintió más cómodo con triangulaciones más largas. Fue reencontrándose con su juego a medida que el Madrid parecía esperar el contragolpe definitivo para sentenciar el choque. Apenas llegaba a la portería de Ter Stegen (al que no se le recuerda parada de cierto empaque más allá del gol) y el duelo caía del lado azulgrana, dando el choque un giro de 180 grados.

Casi como si de un grito de guerra se tratase, la grada clamaba por la entrada de Leo Messi ante las dificultades de los suyos, pero justo antes de saltar al choque el potrero rosarino, el Barça lograba las tablas tras una jugada con cierta dosis de fortuna y una gran definición de Malcom. El brasileño volvía a ser clave en un partido del Barça con su gol.

Y con el empate a uno, saltaba el 10 culé para meter el miedo en el cuerpo de los blancos y la euforia de los aficionados. Si bien, parece no estar del todo fino Messi. El golpe de la pasada jornada sigue notándose en el rendimiento del futbolista por mucho que buscara con ahínco el uno contra uno por el eje central de la defensa madridista. Claro que Messi lesionado es mucho Messi, pero la entrada del argentino con algo menos de media hora por delante no fue suficiente para que el Barça volteara el marcador.

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