La Mitja Marató de Tarragona pasa por el camino de Santiago

Los corredores de la Mitja Marató de Tarragona quemaron suela este fin de semana de manera anónima: sin dorsales ni calles cortadas para darse la paliza. La edición virtual de esta prueba ya clásica del medio fondo dejó atletas solitarios o en grupos muy reducidos esparcidos por cualquier lugar. La Covid-19 se cargó el espíritu competitivo, coral y festivo de la carrera pero, a cambio, la llevó más allá de Tarragona, hasta Navarra, Valencia... Su condición virtual permitía recorrer las dos distancias, 21.0975 o 10 kilómetros, por donde quisiera cada inscrito, sin restricciones. Los tiempos quedaron registrados en la aplicación móvil del Patronat Municipal d’Esports.

Guillermo Minchinela y Marta Nebreda, pareja de Pamplona, corrieron por separado la media maratón por un «paraíso para correr» de la ciudad de los Sanfermines: el paseo del río Arga, de 35 kilómetros de largo, que une varios municipios de la comarca y está específicamente diseñado para que la gente pueda pasear o hacer running. «Hemos aprovechado una parte de ese paseo, desde nuestra casa en Pamplona hasta un pueblo que se llama Iroz. Un recorrido muy bonito al lado del río que es parte del Camino de Santiago en Navarra. Tenemos costumbre de correr estas distancias y lo hemos pasado bien», aseguran. Guillermo tardó 1:43:01 y Marta 1:55:05.

«Conocimos la carrera gracias a las redes sociales. Una chica navarra la publicitó y la vimos. Aunque nunca hemos estado en Tarragona, nos quisimos inscribir por dos motivos: por un lado aquí en Navarra todavía no hay carreras presenciales y con la Mitja podíamos quitarnos el gusanillo, y por otro, porque leímos que con cada inscripción -que era gratuita- la Fundación La Caixa hacia un donativo de cuatro euros a la Fundación Niemann-Pick. Así podíamos correr y ser solidarios a la vez», explica esta dupla, a la que le gustaría correr este prueba en el futuro de forma presencial.

En Tarragona, Jorge de 21 años, completó ayer su primera media maratón. Inicialmente no iba a participar porque está en medio de exámenes y tenía que estudiar, pero al final se tomó un respiro y se animó por un recorrido que arrancó en Sant Pere i Sant Pau y transcurrió por el río Francolí y el paseo que une las playas de L’Arrabassada y El Miracle hasta el faro. «En los primeros kilómetros se me cargaron los gemelos y tuve alguna duda, pero a medida que avanzaba me iba encontrando mejor. Acabé más entero de lo que me esperaba al ser la primera vez que hacía esta distancia», cuenta. Su tiempo: 2:06:58.

De nuevo en Navarra, un cuarteto de pamplonicas formado por Aitor, Nuria, Roberto y Rodrigo, corrió los 10 kilómetros por el monte Ezkaba o de San Cristóbal, conocido por tener en su cima un fuerte que se usó como prisión durante la Guerra Civil, principalmente de republicanos, y por haber protagonizado la mayor fuga carcelaria de Europa, en 1938», cuentan.

«Aunque lo nuestro son las ‘carreras de verdad’, nos estamos animando en varias virtuales si hay fines solidarios. Los cuatro somos ‘burbuja de convivencia runner’ desde que pudimos volver a salir, allá por mayo», añaden. Emplearon 1:29:00, un crono condicionado por la dureza del circuito que eligieron.

También hizo 10 kilómetros David, un atleta tarraconense que salió de su casa, en el barrio de Sant Pere i Sant Pau, y se dirigió a Els Pallaresos y viceversa. «La experiencia no ha estado mal como motivación y ganas de apretar un poco, aunque, claro, no hay comparación con hacerla en compañía de amigos y atletas. El ambiente siempre gusta más», afirma.

Yo, por cierto, me atreví con los 10 kilómetros en liso por el tramo señalizado por el Port: desde el km 0 hasta el segundo faro y de nuevo al punto de partida. 1:03:45.