Patagonia hasta la Raíz es un documental de escalada producido por Fátima Gil. En él, escala junto a su compañero Diego Hernández -quien también interviene en esta entrevista- la Torre Central de las Torres Paine en el sur Chile, siguiendo la ruta británica, con más de 800 metros y dificultades de 5.11/A2. Esta semana el Auditori Diputació de Tarragona se llenó para ver el film y a sus protagonistas dentro el Cicle de Muntanya. Antes, Fátima nos atendió en una entrevista conjunta con El Pont de Mahoma de Tarragona Ràdio.
¿Cómo recuerda la experiencia?
La meteorología en el Paine suele ser muy adversa pero tuvimos mucha suerte, con dos días de buen tiempo. Pienso que tiene que ver un poco con la energía y esa ventana de buen tiempo era para nosotros. Por eso pudimos escalar la Torre Central, siguiendo los pasos de Chris Bonington y Don Whillans, escaladores pioneros en la Patagonia chilena, aunque no era nuestro objetivo a priori. Nuestra intención era ir a la Torre Norte por la vía Monzino, que era más sencilla y se escalaba en un día.
Diego: Cuando se te abre la oportunidad de escalar la Torre Central del Paine tienes que aprovecharla. Son vías muy largas en las que el concepto de escalada se mezcla con el alpinismo. El objetivo es alcanzar una cumbre y no hay tiempo para florituras. Aunque el grado no es excesivo o inalcanzable, las condiciones en la Patagonia son duras y entras en una carrera de autos locos en la que la meta es llegar y bajar.
¿Qué le aporta la montaña?
Es un cúmulo de sensaciones. Te permite salir de tu zona de confort y disfrutar de la libertad. Hay momentos que son inolvidables como estar escalando y ver volar un cóndor. Este documental, para mí fue hasta la raíz porque hubo muchos momentos que nunca olvidaré.
Se trata de un documental muy íntimo.
Lo que venimos a contar es una proyección de montaña muy personal y cercana. Creo que cualquier persona que lo vea, lo va a disfrutar aunque no tenga ni idea de montaña. Gente que no sabe nada sobre el tema me ha dicho que les he abierto los ojos a paisajes, al silencio, a las situaciones que vivimos. Además, es muy cercano, hay mucho amor y alegría.
¿Cómo les acogieron los lugareños de la Patagonia?
Cogimos mucho cariño con la gente de allí. Nos acogieron muy bien aunque éramos los únicos de fuera, casi todos los escaladores eran de Puerto Natales. Me ayudaron con las entrevistas, les pedí que me enviaran vídeos y lo hicieron desde El Chaltén, otros desde el Paine, etc. En el avión de vuelta a España me di cuenta que no tenía ninguna mujer, solo entrevistas masculinas. Pero éramos hasta cinco chicas escalando en esa ventana. Así que me mandaron vídeos para contar también su historia y visión de la montaña.
¿Qué aporta la mujer al mundo de la escalada y el alpinismo?
Las mujeres aportamos sensibilidad, la llevamos muy adentro. Nos lo tomamos con mucha alegría, en mi caso, y entonces se escuchan risas en la montaña. Por ejemplo, la chica que me ha pasado la música para el documental escala con su charango andino. Llega a la cumbre de la Torre Norte, se pone a tocar y la música se escucha en el valle.
En la montaña se muestra muy intuitiva.
Siempre he escuchado mi intuición en todas las facetas de la vida. Pero en la montaña aunque pueda dar miedo, también la escucho. Creo en lo que sueño y siento. Como lo he soñado, pienso que ya he pasado por allí y voy con mucha garra. Supero situaciones complicadas porque sé que ya las he vivido. Es como una meditación. Pero también necesito la parte de Diego, alguien que sea más matemático y que ponga esa parte más de seguridad.
Diego: Ella tiene algo que valoro muchísimo, se deja llevar por su sensibilidad e intuición. Esta aventura fue un poco iniciativa de un impulso suyo. Es capaz de escuchar más allá de lo que nos condiciona, que son las predicciones y la información que manejamos. Entonces solo puedo decir que escalar a su lado es maravilloso.
¿No siente miedo?
En la montaña compito contra mí misma y mis miedos todo el rato. Intento no entrar en pánico. Sé que alguna vez lo he hecho, pero no sirve para nada. Cada vez que estoy en una situación delicada, paso más rápido por ese trance. Pero sí, hay momentos de miedo.
