La portería sin dueño

Desde que se marchó Reina tras proteger el arco del Nàstic durante cuatro temporadas, ningún arquero se ha consolidado bajo los tres palos del Nou Estadi

08 junio 2021 08:10 | Actualizado a 08 junio 2021 08:44
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La portería del Nàstic quema. No hay inquilino que se asiente bajo los tres palos del Nou Estadi. Desde que Manolo Reina dejó huérfano el arco tarraconense no ha habido un guardameta capaz de convertirse en un auténtico guardián. Han pasado grandes arqueros como Stole Dimitrievski o Bernabé Barragán, pero ni ellos pudieron echar amarre. El descenso de categoría no ayudó a retener a los mejores pero también es cierto que ninguno, más allá del macedonio, ha logrado ofrecer la tranquilidad en el área que necesita un club de la talla del Nàstic.

El recuerdo de Reina va difuminándose. Mutando de un pasado reciente a la leyenda que le corresponde. Parece que el de Villanueva del Trabuco se fue a Mallorca hace media vida y que lleva allí toda su carrera, cuando en realidad ha cumplido en Son Moix las mismas temporadas que defendió la camiseta grana.

Pero mientras esa memoria comienza a colorear en sepia las imágenes de Reina volando en Tarragona, el aficionado grana no ha encontrado un relevo al que encomendarse. Al que rezarle para que detenga ese penalti que pueda valer una permanencia. Que confíe en que sus atajadas salvadoras, más allá de momentos puntuales.

Y así, año tras año va sumando uno nuevo a la lista. Tras el malagueño Stole Dimitrievski se adueñó del ‘1’ del Nàstic. Efímeramente. La calidad que demostró en un año le hizo volar pronto al barrio madrileño de Vallecas. Allí sigue. Luciendo la franja. Contribuyendo al regreso del Rayo a la élite. Aunque no en la fase decisiva. El meta de Macedonia está concentrado con su selección con vistas a su participación en la próxima Eurocopa, mientras sus compañeros se medirán al Girona en la final por la tercera plaza a Primera.

Bernabé Barragán, que compartió vestuario con ‘Dimi’ debía ser el encargado de coger su testigo en la portería del Nàstic, pero lo compartió con Isaac Becerra. El catalán y el sevillano ofrecieron una bonita competencia por el puesto. La batalla se la llevó Bernabé, pero el colectivo, ajeno a ese duelo de titanes, acabó con sus huesos en el barro de Segunda B.

Con la única competencia de un jovencísimo Cheik Sarr, 19 años, y el portero del filial Arnau Riera, Bernabé se apoderó del arco tarraconense en el año de la pandemia de Covid-19. Como el resto del equipo, el sevillano ofreció un rendimiento escaso (38 goles en 28 partidos) y tras finalizar contrato decidió apostar por el Albacetee, de Segunda División, aunque fuera como suplente de toda una institución en el club manchego como era el capitán Tomeu Nadal. La marcha del guardameta balear, ex del Nàstic, tras el descenso del equipo a Primera RFEF le ha abierto las puertas de la titularidad.

Mientras en Tarragona encontrar arquero tras la salida de Bernabé fue delicada. Se barajaron muchos nombres. La mayoría de ellos veteranos. Incluso se cerró preacuerdos que saltaron por los aires cuando el jugador en cuestión lograba el ascenso a Segunda División con su equipo. Fueron cayendo descartes hasta que los caminos llevaron a Wilfred. Pero mientras el de Los Palacios caía en una depresión por la ausencia de su familia, Gonzi, un joven arquero navarro procedente del Alavés B, que asumió el reto sin brillantez pero tampoco desentonando.

En invierno, un nuevo cambio, Wilfred regresaba junto a su familia, mientras el Nàstic se acogía a José Aurelio Suárez que llegaba a Tarragona tras tirarse cuatro años en Girona sin poder siquiera debutar en el primer equipo. El portero formado en La Masía tampoco ha sido un portero determinante, más allá de la insospechada alegría que regaló a la afición grana marcando el gol del empate en el último minuto ante el Villarreal B. Sin embargo, el club grana entiendee que tiene madera para seguir creciendo en el Nou Estadi y convertirse en el auténtico heredero de Reina. Por eso se le ha propuesto la renovación, pese a que a día de hoy no hay respuesta. El meta está en esa situaciónen la que espera alguna oferta de una división superior, mientras mantiene el suspense en las oficinas de la Budellera. Una situación que no podrá alargar demasiado.

Si el asturiano declina seguir en Tarragona el Nàstic se verá obligado a buscar un nuevo portero que compita con Gonzi -único arquero a partir del 1 de julio en la plantilla del primer equipo- la próxima temporada y que aspire a ingresar en el santoral nastiquero.

Rubén Miño o Pau Torres, ambos han finalizado contrato con Logroñés y Lleida Esportiu, son nombres que se han relacionado en las últimas horas al Nàstic, pero en el Nou Estadi no han hecho ningún acercamiento, a la espera de la respuesta de Suárez.

Además, en el filial la apuesta es Dani Parra. El portero se ha ganado a pulso el derecho a ocupar el sitio bajo palos en el Municipal de la Pobla al tiempo que sigue entrando en la dinámica grupo del primer equipo, a la espera de una oportunidad. Pese a que se piensa en él más a largo plazo que no en un futuro inmediato.

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