Los jefes de Abegondo

El técnico Natxo González y sus asistentes, Bernardo Tapia e Yvan Castillo, hicieron historia en Reus y ahora quieren llevar al Deportivo a Primera División. Este sábado se reencontrarán con su pasado en el estadio de Riazor

25 octubre 2018 17:13 | Actualizado a 26 octubre 2018 15:49
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La irrupción demoledora en el fútbol profesional de Natxo González (Vitoria, 1966) resulta indiscutible. Sólo tres temporadas y una labor detallista le han colocado en el más alto nivel técnico en el campeonato de Segunda División. El germen de esta historia, corta pero terriblemente intensa, se encuentra en el Estadi municipal de Reus, donde impartió magisterio con sus recursos tácticos y las soluciones que ofrecía a un equipo menor en posibilidades, pero sobrado de entusiasmo. Natxo lo había ascendido al lugar que nunca había visitado antes en mayo de 2016. 

El entrenador vasco, minucioso y cero negociador con el esfuerzo, necesitó sólo una aparición en Segunda División para convencer a los gurús de las más prestigiosas direcciones deportivas. El de Vitoria colocó al Reus en el escaparate y lo dejó impoluto. Con él viajaron Bernardo Tapia, una de sus manos derechas más fieles y el especialista de porteros Yvan Castillo, el tipo que apostó ciegamente por Edgar Badia, a pesar de las sospechas que había, no por su calidad, sino por su estatura. 

Lalo Arantegui, el creador inicial del proyecto del Huesca, y el actual líder deportivo del Zaragoza, le ofreció a González la oportunidad de ingresar, por fin, en una propuesta de mayor tradición y ambición. El histórico Real Zaragoza le fichó en junio de 2017 para inaugurar un camino más coherente, eso sí, con las prisas que impone una deuda que ahoga al club maño. Natxo no se olvidó de su confidente en los días oscuros, Bernardo Tapia, que decidió acompañar al entrenador en esa aventura atractiva, pero también repleta de vértigo. «El valor para marcharse, el miedo a llegar», cantan los Vetusta Morla en su tema Copenhague.

El examen incluía gestionar egos de gran jerarquía y mantenerse de pie ante una afición exigente. Natxo lo consiguió a pesar de un inicio titubeante. El Zaragoza enseñó el libreto que distingue al estratega vasco. Buen manejo de la pelota y orden táctico. Los maños se quedaron a un paso de Primera. Sólo la derrota ante el Numancia en la promoción se lo impidió. Quizás el logro más importante de Natxo, además de configurar un equipo reconocible, fue recuperar la ilusión por el fútbol de una ciudad inundada por los desencantos. 

Su trabajo no pasó desapercibido para Carmelo del Pozo, el director deportivo que ascendió al Levante a Primera en 2017 y que se comprometió para hacer lo mismo con el Deportivo esta temporada. El Depor no dudó ante los consejos de Del Pozo. Había que fichar a Natxo, que mantenía un año más de contrato con el Zaragoza. El Depor pagó la cláusula y convenció al entrenador, seducido por la extrema apuesta de su nuevo club.

En la Ciudad Deportiva de Abegondo, una localidad fronteriza con A Coruña, Natxo no se instaló solo. Se acompañó de gente de confianza como el mismo Bernardo Tapia y se reencontró con Yvan Castillo, que abandonó Reus para vivir la experiencia en un grande.  Los tres técnicos del Deportivo lideran el nuevo desafío coruñés. Tienen al equipo bien colocado en la cuarta posición y al mítico estadio de Riazor repleto de adeptos entusiasmados. El sábado llega el Reus a Coruña y aparecerán sentimientos encontrados para Natxo, Bernardo e Yvan. Los nuevos jefes de Abegondo.

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