Marc Trilles: «Pensé en dejar el fútbol»

El central de Castellón regresó a la titularidad ante el Badalona y completó un buen partido. Su carrera no ha sido fácil y estuvo a punto de abandonar

28 enero 2021 07:10 | Actualizado a 28 enero 2021 13:14
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Marc Trilles (Villafamés, 1991) fue uno de los grandes refuerzos del Nàstic en este pasado mercado de verano. Un central que llegaba procedente del Lleida Esportiu en el que había sido uno de los mejores defensas del grupo III en las tres últimas temporadas. Las lesiones no le han respetado en la primera vuelta de la temporada, pero ante el Badalona regresó al once y lo hizo a un gran nivel. Devoto de Castellón y Materazzi, su vida futbolística no ha sido fácil e incluso se planteó seriamente abandonar el balompié. Borriol y Saguntino fueron dos escenarios que relanzaron una carrera que está hoy en su punto más alto.

Menudo regreso al once titular ante el Badalona.

No es fácil llevar un mes sin jugar y luego volver a la competición y hacerlo bien. Al final soy un jugador que donde he estado he jugado, pero si algo me caracteriza es que psicológicamente soy muy fuerte y estoy preparado para asumir cualquier reto y ese es mi trabajo. Sé que el Nàstic esperaba mucho de mí y soy consciente de ello.

¿El contexto del partido fue el ideal para usted?

Sí, la verdad que hay una anécdota que al final del partido me recuerda Fran Miranda que le digo: «Déjamela, déjamela que voy a ir a todas». Yo ni me acordaba de eso, pero sí que es verdad que fue un partido en el que disfruté, son de estos partidos que hay mucha intensidad, pelea y cada mini batalla te acerca más a la victoria.

La victoria ante el Badalona fue de película. La primera victoria fuera de casa y en el último minuto.

El fútbol tiene esto que cuando ganas todo es muy bonito y cuando pierdes no lo parece tanto. El equipo se merecía una victoria como esta porque fuera de casa no habíamos ganado ningún partido ni habíamos dejado la portería a cero y eso no es casualidad. Cuando tú dejas en un partido la portería a cero, con la pólvora que tenemos nosotros arriba lo normal es que ganes.

Más allá del talento, se ve desde fuera que son una piña.

Hay fotos que describen a los equipos. Cuando ves como celebra el equipo los goles, ves como todo el mundo está feliz, tanto los titulares como los suplentes, y eso habla muy bien del buen ambiente que hay en el vestuario. Es fundamental que haya esta compenetración entre la plantilla, el cuerpo técnico y la directiva.

¿Acertó eligiendo al Nàstic este pasado verano?

En el momento en el que me llama el Nàstic tengo claro que es difícil que tenga una mejor opción que esta. Ya conocía anteriormente la ciudad, sabía que era muy parecida a Castellón en cuanto al estilo de la ciudad, la gente y la afición que es una afición que si el equipo le da, ellos dan y mucho. Estoy en el mejor sitio de Segunda B que puedo estar, estoy cerca de casa y tengo unos compañeros muy buenos y un cuerpo técnico que ayuda que eso sea así.

Costó salir del Lleida.

Fue una experiencia muy desagradable. Yo donde estoy lo doy todo, intento ir al máximo, de frente y a ganar y me considero que en eso soy un profesional. Cuando lo has dado, te has vaciado, pese a que todos sabemos los problemas que hay en Lleida. Confié en su palabra fueron tres años allí y luego pasó lo que pasó, nos intentaron retener a la fuerza y no cumplieron con lo estipulado que me tenían que pagar. Fue muy duro y llegué a pensar que no podría empezar, pero por suerte estuve tranquilo porque el Nàstic siempre tuvo palabras de apoyo hacia a mí y no me metió prisa en ningún momento.

Es seguidor y ha vivido dos descensos con el Castellón. Verle en Segunda después de tanto sufrimiento debe ser bonito, ¿no?

La verdad que sí porque yo viví lo peor porque yo debutó en Segunda A con 18 años y ese año el equipo desciende y al año siguiente vuelve a descender por impagos. Yo tengo cosas de Segunda B y decido quedarme. Pasaron presidentes, historias… fueron tres años que era un orgullo jugar en Castalia y al final yo soy del Castellón desde pequeñito y eso fue muy duro, pero me quedo con muchas cosas positivas y eso me hizo madurar muchísimo y para nada cambio lo vivido allí.

Su carrera demuestra lo complicado que es jugar en el fútbol profesional. Juega dos partidos con 18 años y ya no ha vuelto a pisar Segunda.

Es muy complicado. A la hora de intentar cambiar de categoría si no lo haces con el equipo con el que estás es muy difícil. Lo tienes que hacer muy bien para intentar subir. Son cosas que se tiene que valorar, yo allí en Castellón lo tenía todo, pasaron tres años durísimos. En el último año había impagos de cinco y seis meses y por mi cabeza sabía que no iba a continuar y acabé pensando en dejar el fútbol e irme con mis amigos al equipo del pueblo. Allí jugué dos o tres pachanguitas y pensé: «Estoy liquidado si me quedo».

¿Y qué hizo?

Pues al final me voy a un equipo de Preferente el Borriol del que era presidente el golfista Sergio García donde tenía muchos compañeros y estaba al lado de casa. Yo tenía un curro de ocho a seis de la tarde y después me iba a entrenar. Jugaba al fútbol con ilusión porque me gustaba, pero no era mi primera opción, aunque yo quería ir a un equipo hecho para subir Tercera. Hicimos un año espectacular, no perdimos ningún partido en todo el año y en el último partido del play off en la prórroga nos eliminan. Al año siguiente yo me quiero quedar en el Borriol, pero el Saguntino tenía un entrenador que se llama David Gutiérrez que se hace dos o tres días dos horas y media desde su pueblo hasta el mío para convencerme y gracias a él firmo.

¿Y allí su carrera se vuelve a relanzar?

Pues sí porque quedamos campeones cuando el Saguntino en la vida había hecho ni siquiera play off y fue todo rodado. Al año siguiente subimos a Segunda B y hago un buen año y luego me sale la opción de irme al Lleida en el que estoy tres años antes de venir aquí. Para que veas lo que cambia el fútbol y lo difícil que es. Si tengo algo que es que siempre que puedas tienes que luchar hasta el final porque siempre hay opciones si no dejas de creer.

Menuda devoción tiene por Materazzi.

Es curioso porque al final yo me acuerdo cuando estaba el mítico videojuego del Pro Evolution y yo siempre me cogía al Inter de Materazzi, Ibrahimovic, Zanetti, Adriano, Toldo… El nombre de Materazzi se me quedó grabado y me acuerdo que un día mi tío puso en la tele un Inter-Milán y el partido de Materazzi, por cómo cosió a Shevchenko, me marcó. A partir de ahí me interesé por su vida, sus partidos y soy un seguidor incondicional.

Lo lleva tatuado, ¿no?

En Castellón hubo un tatuador de renombre que hacia cosas muy chulas y le llamé y le dije que quería tatuarme a Materazzi y el flipó. Tenía un año de lista de espera y me dijo: «Vente la semana que viene que te lo hago porque sé que esto será un bombazo». Y así fue, a la semana siguiente ya estaba en el estudio y estoy muy orgulloso de lo que me hice porque me siento muy identificado y representado con él (Materazzi). Muchos pensarán que estoy loco, pero yo era algo que quería hacerme y sé el significado que tiene para mí.

¿Hay hueco para tatuar un ascenso con el Nàstic?

Sí, ya lo digo aquí mismo que si subimos con el Nàstic a Segunda División pues seguro que algo va a caer porque yo los tatuajes los veo como un diario en el que anoto todo lo importante que me sucede. Seguro que si subimos algún detallito me haré.

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