Siendo realistas nadie esperaba que el Nàstic sumara un solo punto tras las dos primeras jornadas de campeonato. Ya se sabe que la Segunda División B es una categoría muy exigente y que no hay partido fácil. Lo que quieran, pero las sensaciones que había transmitido el Nàstic durante la pretemporada eran tan positivas que era complicado no ver al conjunto grana arañando una victoria en las dos primeras fechas. No se vislumbraba con tanta facilidad en el Johan Cruyff, pero lo cierto es que el día señalado era el del domingo pasado en el Nou Estadi frente al Badalona.
Sin embargo, la realidad fue que los granas no pudieron sumar el primer triunfo del curso, ya que no completaron una buena actuación, sobre todo a nivel ofensivo, ni tuvieron suerte en el arbitraje, le anularon un gol completamente legal a Marc Trilles y señalaron falta en lugar de penalti en un derribo de Carlos Albarrán dentro del área.
No debe cundir el pánico, puesto que solo se han disputado dos jornadas, pero sí que es un hecho que hoy sí que sumar una victoria supondría un bálsamo importante y una inyección de tranquilidad importante para la plantilla y el cuerpo técnico. Puede parecer raro hablar de nervios cuando solo se llevan tres semanas de competición, pero el Nàstic es un equipo aspirante a todo y desde la cúpula son conscientes de que la temporada es corta y por lo tanto no da tanto margen de error.
Una derrota solo provocaría que hubiese más nerviosismo en el ambiente. Un contexto nada recomendable y sobre todo nada sano para un equipo que necesita tranquilidad para poder conseguir el objetivo.
Para el partido frente al Olot, el Nàstic no podrá contar con Wilfred y Marc Trilles, ambos están lesionados y serán baja. Por lo tanto, todo apunta a que el once no tendrá demasiadas novedades respecto al que compareció frente al Badalona la semana pasada. Las dos grandes novedades podrían ser la inclusión de Francesc Fullana y Pedro Martín en detrimento de Fausto Tienza y Thomas Amang. El Nou Estadi alberga hoy un partido con doble filo, puede suponer una inyección de tranquilidad, o todo lo contrario, de puro nervio.
