Rubén García, vivir del hockey en Extremadura

El jugador de Vila-seca milita desde hace tres años en el Burguillos, un modesto club de la OK Liga Bronce, donde practica el deporte del stick de forma profesional

23 marzo 2019 20:10 | Actualizado a 24 marzo 2019 09:40
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Burguillos del Cerro, una pequeña localidad extremeña de 3.500 habitantes, lucha contra las distancias y los recursos para situar a su modesto equipo de hockey patines en la élite. El catalán Santos Méndez, natural de la localidad de Piera, con cierta tradición de stick, tomó las riendas de este proyecto que en sus inicios parecía una utopía. Burguillos se encuentra a prácticamente una hora de Sevilla, a pesar de pertenecer a Extremadura. En ninguno de los dos lugares abunda la tradición por el hockey, ni mucho menos.

En el Burguillos milita actualmente el jugador de Vila-seca, Rubén Martínez, que a los 27 años ya puede presumir de la etiqueta de trotamundos. Acumula tres cursos en el equipo extremeño y reside en esa pequeña localidad casi fronteriza con Andalucía. Vive del hockey en Extremadura, ha logrado convertir algo que parece imposible en una realidad. El club le compensa todos los recursos imprescindibles, comida, gastos y un piso que comparte con otros tres compañeros más. Sólo debe preocuparse por entrenar y rendir los fines de semana. En su debut con el Burguillos solamente acudía a jugar los partidos durante el fin de semana. Actualmente se ha establecido de lleno en el club.

El trayecto de este entusiasta sobre ruedas se inició en el Vila-seca. A los 3 años, su padre, exdirectivo de la entidad, le colocó sus primeros patines y desde entonces ha mantenido una pasión indiscutible. «Muchos compañeros tenían dudas entre el fútbol y el hockey. Yo nunca las tuve», reconoce. Recuerda con especial cariño su paso por el efervescente hockey francés (2015 y 2016). Le fichó el Noisy Le Grand de París y luego lo captó el Coutras, uno de los clubs grandes del país, con el que pudo disfrutar de la Copa de la CERS europea y de la Final Four de la Copa de Francia. Dos años de experiencia vital en un país que cada vez más apuesta por el joven talento catalán. También militó en el Cambrils.

Una vida tranquila
La vida en Burguillos no escapa de la austeridad. Se trata de un día a día tranquilo en esa población del sur de Badajoz, en la que el hockey ha devuelto la ilusión deportiva. Antes del ascenso del Extremadura a la Segunda División del fútbol, el Burguillos podía presumir del club de que competía en una categoría nacional con escaso poder económico, pero sí con un ingenio extraordinario. «Aquí puedes pasar con 20 euros toda la semana. Un café vale un euro, estamos en un lugar muy tranquilo y acogedor», comenta Rubén, ya totalmente integrado al día a día de su actual casa.

La responsabilidad deportiva del Burguillos pasa por el regreso a la OK Liga Plata, la segunda máxima división del hockey nacional. Ahora mismo se desenvuelve en la OK Liga Bronce, donde va a verse las caras con los equipos de Madrid para intentar ese ascenso deseado, no sólo por los jugadores, sino también por el pueblo, que a menudo llena las gradas del pabellón donde se expresa su equipo de hockey. En partidos de gran trascendencia se han llegado a juntar cerca de un millar de hinchas. No hay que olvidar que en Burguillos habitan poco más de 3.500 paisanos.

«Una vez nos vinieron a arbitrar dos colegiados de la provincia de Tarragona y alucinaron con el ambiente. Me dijeron que habían visto pocos pabellones como el nuestro», admite García, que con sus goles y dedicación también se ha ganado la admiración de sus adeptos. Una de las ventajas de convivir en un lugar tan pequeño es que los jugadores llevan una rutina prácticamente profesional. Por la calle no pueden escapar del reconocimiento de la gente. «Muchas veces nos paran y nos comentan la situación del equipo y nos preguntan por el resultado». Nadie quiere perderse ni un dato informativo sobre la actualidad de su Burguillos. Una especie de orgullo patriótico.

Rubén García lucha ahora por superar esos 28 goles que ya acumula esta temporada y además ayudar al simpático Burguillos en ese camino complicado del ascenso. Su paso por Extremadura completa un currículum repleto de aventuras y de búsqueda constante. Siempre con el hockey como epicentro. Esa pasión que le secuestró con solo 3 años.

 

 

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