Tarragona aprovecha una oportunidad única

Tarragona se vistió de gala para la salida de la penúltima etapa de la Volta a Catalunya 2021. Un mediodía primaveral permitió a los aficionados que se acercaron a la capital de la demarcación ver de cerca al gran elenco de ciclistas que este año han acudido a la cita de la Volta. 

Fue un día de doble homenaje. Antes del inicio de la carrera, hubo un momento muy especial para hacer memoria, en el que se recordó a Sebastià Masdéu (1889-1964), el vencedor de la primera edición de la Volta Catalunya, el año 1911. Su nieto recibió una placa en honor a ‘Tarraco’, su sobrenombre, por parte de Rubèn Peris, director de la carrera. Además, también recibió una cálida bienvenida a la ciudad Alejandro Valverde, ganador de tres Voltes, que arrancó unos metros por delante de todo el pelotón en la salida neutralizada desde la Anella Mediterrània. 

En esta ocasión, para la celebración de la edición número 100 y después de nueve años, la Volta volvía a Tarragona con una etapa decisiva bajo el brazo, la penúltima, aunque el recorrido invitaba a pensar que no habría diferencias en la zona noble de la general. 
Es un hecho que la no acumulación de público en la salida y en el final de etapa cambia por completo cómo los propios ciclistas viven las etapas. Ellos lo reconocen y echan de menos ese empujón cuando las fuerzas menguan en los últimos metros. Sin embargo, en la Anella Mediterrània reinaba la tensión a pocos minutos del arranque, en el punto horario de las 12 horas. Una penúltima etapa de 194 kilómetros, con un recorrido marcado por pequeños muros en los primeros compases de carrera pero llana al fin y al cabo, beneficiaba a una posible fuga con nombres importantes que quieren llevarse una etapa de la Volta.

Pese a que no podían acercarse a la salida, entre el Estadi Atletisme y el Palau d’Esports, los aficionados más acérrimos sí se situaron en la pasarela que conecta diferentes entornos de la Anella y así disfrutar de los primeros metros de la etapa.
Donde sí se situaron ampliamente los aficionados fue en el Moll del Pescadoras y el paseo de la playa del Miracle, con un día radiante que presentaba una matinal de ensueño. Desde lo alto del Fortí de la Reina, se acercaba el pelotón a un ritmo infernal. A toda velocidad, superaron el paseo y tomaron los primeros metros del Fortí, punto estrella del recorrido en la ciudad. 

Esperaban en la subida numerosos aficionados, muchos con sus propias bicicletas, la mayoría de Tarragona. Una de ellos, Jimena, aguardaba ansiosa la llegada del pelotón. Por contra, su marido había decidido alejarse 20 kilómetros de Tarragona, en Masabornés, para disfrutar de otro punto de vista y momento de la etapa, ya con la escapada formada y a un ritmo mucho mayor la carrera. Aprovecharon otros las actuales restricciones en cuanto a movilidad para acercarse desde otras comarcas también con sus bicicletas e imitar parte de la ruta de la Volta. 

Mientras que a muchos se nos hace eterna la majestuosa subida a la antigua construcción militar datada del siglo XVIII, los ciclistas zigzaguearon como balas las curvas hasta coronar el Fortí y seguir su marcha. 144 ciclistas separados por milímetros, al mismo compás, dejaron atrás la ciudad, dirección a Altafulla, momento en el que arrancarían las hostilidades y dejaría de estar neutralizada la carrera. 

Los más vitoreados fueron los ciclistas catalanes, de los cuales restaban tres en carrera: David de la Cruz, Marc Soler y Antonio Pedrero; además de, cómo no, Alejandro Valverde. 

A la misma velocidad que los ciclistas cruzaron Tarragona, se desvaneció el gentío y volvió la normalidad, con las mismas bicicletas que estaban aparcadas para ver a los mayores recuperando la verticalidad y avanzando los primeros metros al trote cochinero, esperando que la Volta no tarde en volver, si puede ser, esta vez con Tarragona como final.