Albert Puig (Cambrils, 1968) celebra la irrupción fulgurante de Lamine Yamal, Balde, Dani Olmo, Iñaki Peña o Héctor Fort, entre otros, en la primera plantilla del Barça. Mucho tiene que ver su pasión por la cantera y el papel que realizó como director del fútbol formativo azulgrana durante cuatro años (2010-14).
¿Cómo se vive alejado del foco y del fútbol profesional?
Muy tranquilo, la verdad. Yo he saboreado el fútbol desde los dos lados, el formativo y el profesional y te aseguro que el profesional quema mucho. Si ganas eres el mejor y si pierdes no vales nada
¿Tenía claro que, tras ese último año en Japón, iba a parar?
Tanto yo como mi pareja habíamos pensado en hacer un año más, pero ya llevaba 10 fuera de casa, en otros países y culturas, y una vez mi hija me dijo que no sabía lo que era una calçotada. Me hizo pensar mucho, porque ella habla cuatro idiomas, ha vivido en los cinco continentes y a nivel cultural ha crecido mucho, pero hasta ahora no había arraigado en ningún lugar y eso me preocupaba.
Y ¿qué Cambrils se ha encontrado de vuelta?
No ha cambiado mucho, al final siempre tienes la sensación de que estamos los mismos, aunque en realidad no es así. Aquí me siento cómodo, es mi casa, aunque te confieso que necesité un tiempo de adaptación.

¿Alguna vez pensó, cuando se dejó marcar aquel gol con el alevín B del Barça ante el Espanyol, que le ocurriría todo lo que le ha ocurrido?
Nunca. De hecho no le di importancia al principio, pero justamente ese fin de semana, en un Atlético-Villarreal de Primera, ocurrió algo similar pero al contrario, no devolvieron la pelota, y los medios compararon las dos acciones. Fue una locura. En un día di 24 entrevistas, luego llegaron los premios por fair play y se abrieron algunas puertas. Hasta que Tito y Pep Guardiola me dijeron que yo debía coordinar el fútbol base.
¿Cómo fue aquello?
Con Tito tenía mucho contacto, porque entrenaba a su hijo y venía a ver las sesiones. De hecho, una vez paró un ejercicio para preguntarme qué estábamos trabajando. Fue la única vez que lo hizo. Al día siguiente bajó Pep para verlo y interactuó con los chicos. Imagínate qué especial fue para ellos. Poco después implantaron ese mismo ejercicio en la primera plantilla y comentaron que salía de la Masia. La relación con Pep y Tito fue buenísima y luego llegó Sandro Rosell, que decidió que yo entrara como director del fútbol formativo.
Hoy, ¿qué siente cuando ve a tanto canterano que brilla en el primer equipo?
Por un lado, mucha alegría. Tengo claro que el Barça ha tenido éxito siempre que el núcleo duro de la primera plantilla ha estado formado por jugadores de la Masia. Por otra parte, me da un poco de tristeza porque están ahí por la situación económica del club. Ahora, cuando regresen los recursos, veremos si mantienen esta política.
Lamine Yamal llegó al Barça bajo su mandato.
Sinceramente, no me acordaba. Un observador le vio en la Torreta y pasó la información al coordinador. Él había ido al Espanyol, pero rápido le dijimos de probar y lo pusimos en el prebenjamín. Yo estaba por allí y el talento, en estas edades, se ve rápido. Tomé la decisión. Quiso venir al Barça sin dudar. Lamine, con dos años menos, ya destacaba en el benjamín. Ahora, todavía es muy joven y le queda camino por delante, pero evidentemente es muy bueno.
Destacan de usted que era un currante fichando jugadores.
Con Nico González me pasé un fin de semana con sus padres en Galicia, con Ansu Fati cené dos o tres veces en su casa, también me pasó con Abel Ruiz. Normalmente, todos los directores de cantera estaban en un despacho y las familias iban a conocerle a la ciudad deportiva. Yo hacía el camino inverso y valoraban mucho el trato personal.
¿Qué pasó con Brahim?
Fue el mejor alevín del país y firmamos el contrato, pero el jeque del Málaga le ofreció casa y colegio privado para sus hermanas. La familia me pidió romper el contrato y en ese momento pensé que era lo correcto. Luego, cuando salió del Málaga, él quería venir, visitó la Ciudad Deportiva e incluso le metimos dentro del vestuario del primer equipo. Estuvo media hora jugando con Xavi e Iniesta. Pere Guardiola lo cogió como representante y la parte alta del club se durmió con el contrato. Se marchó al Manchester City.
Oiga, ¿y ahora qué?
Empiezo una idea en Cambrils que pronto verá la luz. Una propuesta muy interesante. Tengo dos proyectos en el extranjero y ayudo a otro club a nivel administrativo. No me aburro.