Una vez certificado el play-off de ascenso a Segunda División, al Nàstic todavía le quedan objetivos por cumplir en las dos jornadas que restan para finalizar la temporada regular de Primera RFEF. Colectivos e individuales.
El primero de ellos es la pugna por la segunda posición de la clasificación. El derbi ante el Barça Atlètic de este sábado (19.00 h) puede ser decisivo, en este aspecto. Más allá de la primera plaza, asegurada por el RC Deportivo, los otros cuatro equipos todavía no tienen clara la posición final de cara a las eliminatorias de promoción.
Pero el Nàstic también tiene la oportunidad de conseguir un premio individual para uno de sus futbolistas. Alberto Varo puede convertirse en el portero menos goleado de la Primera RFEF. El Zamora de la tercera categoría.
La carrera por el galardón está muy ajustada. En España, el premio se atribuye en función del coeficiente entre goles marcados y partidos disputados. Con un mínimo de 28 encuentros jugados para poder contabilizar. Hasta seis arqueros se encuentran con unos coeficientes entre el 0,61 gol por partido y el 0,67. Una diferencia mínima. Un gol puede cambiarlo todo.
En el grupo 1, en el que participa el Nàstic, están los mejores cancerberos de la categoría. Hasta cinco guardametas están por debajo de los 0,7 goles por partido. Encabeza la lista Cacharrón, portero de Unionistas. El meta gallego ha disputado 21 encuentros en los que ha encajado 13 tantos (0,61). Sin embargo, lleva sin jugar desde el diez de marzo y es imposible que alcance los 28 partidos mínimos exigidos.
El segundo en la lista es Alberto Varo. El Águila de la Canonja ha recibido 20 tantos en 21 partidos. A 0,62 goles por partido. Un registro que empeoró con el gol de la SD Logroñés la pasada jornada. Si el portero del Nàstic mantiene su portería a cero en los dos partidos que restan, conseguirá el premio Zamora.
Germán, arquero del Deportivo de la Coruña, cierra el podio en el grupo 1 con 0,64 goles por partido. Por detrás, Prieto (Ponferradina) y Bañuz (CyD Leonesa) con 0,66 y 0,67 goles por encuentro, respectivamente.
En el grupo 2, el Sur, solo el meta del Málaga Herrero está por debajo del 0,7, en el 0,66 goles por partido, exactamente. En segundo lugar, un exportero del Nàstic, Manu García, que en 29 partidos con el Real Murcia ha encajado 23 tantos que le deja un coeficiente de 0,79.
El arquero andaluz ya fue Zamora de Primera Federación. En la temporada 2021/22, el estreno de la competición, consiguió un registro de 0,66 goles por partido defendiendo la portería del Gimnàstic de Tarragona. Los granas podrían convertirse en el primer club en lograr el trofeo de portero menos goleado de Primera RFEF en dos ocasiones.
Golden Glove
En las competiciones británicas, el premio que distingue al mejor portero de la categoría es el Golden Glove (Guante de oro). A diferencia de la liga española, el valor a destacar no es el coeficiente entre goles encajados y partidos, sino el número de porterías a cero.
En este aspecto, Alberto Varo es el mejor de Primera RFEF. Acumula 18 porterías a cero. El 56,3% de los partidos en los que ha sido titular ha conseguido acabar sin encajar un gol. Un registro que iguala Andrés Prieto, de la Ponferradina, aunque con más partidos disputados (36). Miguel Bañuz tiene una portería a cero menos que ambos, 17 en 31 partidos. Las mismas que Manu García (Real Murcia), Carlos Marín (Córdoba) y Alfonso Herrero (Málaga).
Para asegurarse el premio, igual que en el caso del Zamora, necesitaría conservar las dos últimas porterías del curso intactas.
Alberto Varo ha cuajado una temporada excelente. Bien protegido por una defensa de acero blindado, el meta de la Canonja ha destacado con intervenciones impresionantes que han valido puntos. El Zamora sería un premio merecido para un futbolista que ha regresado a su casa para alcanzar la cima.
El curso pasado, en un equipo que acabó descendiendo a Segunda Federación, la Balompédica Linense, acabó entre los cuatro menos goleados del grupo 1. Este curso, con el equipo en el que se formó, puede consolidarse como el mejor arquero de Primera RFEF.
Sin olvidar, el trabajo constante y diario del entrenador de porteros, Manuel Oliva. Un forjador de talento puro.