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    El Nàstic cae en la trampa de Unionistas y pierde su segundo encuentro en el Nou Estadi

    Los granas chocaron ante el planteamiento serio de los salmantinos

    24 marzo 2024 19:24 | Actualizado a 24 marzo 2024 22:29
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    El Nàstic cayó en la trampa que tejió Unionistas. El cuadro salmantino hiló una red incómoda, echó mano de todos los recursos, todos, para mantener controlado al conjunto grana y rematarlo con un tanto a inicios del segundo tiempo que hundió a los tarraconenses.

    La derrota fue de esas que se veían venir desde el primer minuto. No hubo fluidez, ni continuidad. Se jugó al ritmo lento que quiso el rival. Fue el partido que quisieron los salmantinos, frente a un Nàstic precipitado. Con muchas dudas y pocas certezas en los metros finales que causó la segunda derrota del curso en casa.

    Dos meses y medio después, David Concha volvía a salir de inicio. El técnico Dani Vidal apostó por una renovación de extremos, respecto al encuentro frente al Cornellà. Quiso más electricidad que la que le podían ofrecer Marc Fernández y Mula. El cántabro relevó a Mula para hacer las funciones de futbolista desequilibrante. Generador de ocasiones. Un jugador capaz de conseguir mantener en alerta a los futbolistas rivales, los propios y el aficionado, sabedor que de sus botas todo es posible.

    Desde los primeros minutos se vio qué equipo quería jugar y qué equipo planteaba un encuentro de trincheras. Unionistas sacó el libreto de argucias y fue ejecutando una tras otra. Lesiones fingidas, alejar los balones para impedir el saque rápido, empujones para sacar a los jugadores locales del partido, pérdidas de tiempo... Pretextos para adormecer el partido.

    Le funcionó. El Nàstic entró en un nivel de previsibilidad extrema. Resultaba muy sencillo de controlar para los salmantinos, muy serios durante todo el choque. Solo Concha ofrecía una chispa. Un argumento de fe que se apagó con su lesión en el segundo tiempo.

    Pablo Fernández entabló una relación tensa con su pareja de baile Ramiro. Agarrones, empujones, zancadillas sin balón. Un duelo que tensionó el choque y sacó del partido al asturiano. El Nàstic se metía cada vez más en el barro que pretendía Unionistas.

    Un escenario que los locales no supieron lidiar y en el que los visitantes anduvieron más cómodos. Tanto que a la media hora de juego pudo llegar el gol salmantino. Rastrojo aprovechó la espalda de Joan Oriol para llegar a línea de fondo y poner un centro que valía medio gol. Álvaro consiguió rematar, superando a Pol Domingo, pero su testarazo se perdió por encima del marco de Varo. Se salvó el Nàstic de meterse en un ‘fregao’ como el del día del Teruel.

    Al cuadro tarraconense le costaba meterle mano. La única aparición ofensiva de los granas llegó en los minutos de alargue del primer tiempo. Dos, pese a los avisos del colegiado a los jugadores de Unionistas. Una acción marca de la casa de Jardí. Recorte y zurdazo que lamió el larguero.

    El Nàstic seguía sin encontrar la manera de llegar a los dominios en el segundo acto. Mientras la frustración hacía presencia entre los locales, acrecentada por la lesión de Concha, Unionistas se encontró el 0-1.

    Los salmantinos encontraron el carril abierto de la derecha. Les valió para llegar a los dominios de Varo. La incomodidad ofensiva se trasladó a la defensiva. No hubo manera de sacar el balón de la zona y entre tumbos y tumbos acabó en la red. Losada rescató, en posición dudosa, un rebote para poner el 0-1.

    A la incomodidad se le sumaba la necesidad. De mal en peor. Un panorama que los salmantinos explotaron aún más.

    Tuvieron la complicidad del colegiado que se abstuvo de castigar los excesos visitantes. El árbitro andaluz quiso contribuir a alargar la racha de penaltis a favor del Nàstic que supera el año. El empujón sobre Marc Fernández fue clarísimo, pero Morales Moreno miró para otro lado.

    Sin fútbol, ni suerte, ni justicia, al Nàstic le quedó una épica que quedaba muy alejada de la realidad.

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