Es una realidad que Dani Vidal tiene detectado el aspecto en el que el Nàstic tiene margen de mejora de cara al playoff. El ataque necesita generar más ocasiones y sobre todo tener más colmillo. Por eso lo dejó claro en la rueda de prensa previa al encuentro de esta pasada jornada. En eso anda un equipo grana que frente a la SD Logroñés mejoró y mucho sus prestaciones respecto al encuentro frente al Sabadell. El equipo tarraconense generó muchas más ocasiones y marcó dos goles, dejando atrás un encuentro en la Nova Creu Alta en el que ni siquiera se chutó. ¿Qué pasó?
Dani Vidal es un entrenador que no tiene inconveniente en meter mano al once cuando este lo pide a gritos. Frente a la SD Logroñés decidió de nuevo agitar el equipo e introdujo varios cambios en la delantera. Concha y Godoy fueron las novedades. El impacto fue total, pero sobre todo lo fue el del canario que completó su mejor partido como jugador del Nàstic.
Godoy juega en presente pero se conjuga en futuro. A su fútbol se le reclama un ya, pero el necesita un espera. Sin lo segundo, no habrá lo primero. Quizás el Nàstic no disfrutará nunca de su mejor versión, pero la que exhibe desde su llegada puede ser determinante. Más de lo que se ha pensado. Su partido frente a la SD Logroñés fue una exhibición de cómo moverse en la doble punta de un ataque y sacar rédito de ello.
El canario voló sobre el Nou Estadi. Fue un punto de apoyo y de culminación constante. En apenas un cuarto de hora había generado dos ocasiones de gol, larguero incluido, que dejaron claro que era su día. El paso de los minutos solo hizo que confirmar que andaba en un estado de inspiración total. Terminó de romper cuando recogió un balón de Jardí en un contrataque que comandó y se engulló él solo. Rompió la cintura a su defensor tras una gran bicicleta y un sutil amague con el que se fabricó el espacio para sacar un disparo colocado al segundo palo. Fue un gol muy Karim Benzema en lo estético y lo celebró con rabia y levantado su camiseta por detrás, ofreciendo su dorsal al Nou Estadi.
El resto del partido no desentonó. De hecho, marcó dos goles más, pero se le anularon por dos fueras de juego muy justos. Incluso pudo marcar otro gol más tras una volea de película que pasó rozando el palo e hizo al Nou Estadi llevarse las manos a la cabeza. Godoy fue sustituido en el minuto 85 y se llevó la ovación de una afición a la que terminó de conquistar.
El buen rendimiento del canario vino acompañado del buen partido de Pablo Fernández. El asturiano no pudo marcar, pero sí que fue un gran compañero de batalla en el frente ofensivo. Bordó lo que tanto domina. Fue una boya en ataque, un desahogo constante, jugó con libertad para caer a la banda izquierda, como tanto le gusta, y fue el primero en iniciar la presión en campo contrario ante una SD Logroñés que quiso trenzar desde atrás, pero que no encontró facilidades para ello.
Pablo y Godoy son dos delanteros que se retroalimentan y que se necesitan. Mezclan tan bien porque sus virtudes son diferentes y uno le da al Nàstic lo que el otro no tiene. Pablo ata en corto a los centrales, mientras que Godoy los estira. No obstante, ambos comparten el amor por el gol y eso permite que si los dos están en el terreno de juego el Nàstic siempre tenga una amenaza ofensiva en el área. Algo que agradecieron Concha y Jardí, que en sus constantes unos contra uno en banda, siempre tuvieron una referencia o muchas veces incluso dos si la jugada demandaba un centro en la finalización.
Pablo y Godoy es la delantera que gana enteros para la recta final de temporada y con el playoff a la vista. Dani Vidal la ha utilizado en tres de los últimos cuatro partidos de inicio. Cocinó a fuego lento una conexión que terminó de explotar este pasado sábado con la SD Logroñés como víctima. Una delantera que promete. Se les necesita.