Amor incondicional

No traten de comprenderlo. El amor de Sven Schmitz por el Nàstic es incondicional. Alguno diría que irracional. Pero quién sabe de fútbol, entiende perfectamente que el fútbol es lo más importante entre las cosas menos importantes de la vida. Aunque incluso en las más importantes, también aparece. Como el caso del socio número 3.726 del Gimnàstic, residente en Düren, una pequeña población del Estado federal alemán de Renania del Norte-Westfalia, a unos 50 kilómetros de Colonia.

El pasado domingo no fue un día cualquiera en la vida del joven de 35 años. Era una cita marcada en rojo. Una de las cuatro o cinco ocasiones que se iba a desplazar a Tarragona para acudir al Nou Estadi. El Nàstic-Deportivo era un partido que no se podía perder. Pero es que además, iba a convertirse en un fecha inolvidable para él y su pareja Tanja.

Sven quiso inmortalizar uno de esos momentos de vida en el que para él es el mejor escenario posible, el Nou Estadi. Así, en los prolegómenos del encuentro, los dos socios alemanes -Tanja también cuenta con su abono en Gol Nord- saltaron al césped desde el túnel de vestuarios. Sven se arrodilló y con un anillo le pidió matrimonio mientras la grada del templo grana, llena a rebosar, aplaudía cuando ella le daba el ‘Sí, quiero’.

«Es un momento indescriptible», cuenta el propio seguidor grana que añade «salir del túnel con todos los seguidores mirándome, el ambiente que había, realmente increíble». Después de un año y medio de relación, Sven y Tanja prometieron su amor en el terreno de juego del Nàstic. Todavía hay que preparar la ceremonia, pero el joven alemán tiene claro dónde le gustaría que fuera: «Me encantaría casarme en Tarragona».

Una boda que tendrá una invitada de lujo, Inés, la hija de ambos que está previsto que nazca a finales de junio. Justo para el play-off. Siempre que ha habido play-off Sven ha estado en el Nou Estadi. Vivió el último ascenso a Segunda División en 2015 en el Nou Estadi. Esta vez, «dependerá de Inés, si se adelanta o no. Yo trataré de venir, por supuesto».

Una pequeña que alucinará con la fe inquebrantable que su padre profesa al Nàstic. Desde su primera visita al Nou Estadi, en 2006, su corazón no ha dejado de latir por el club grana. Luce con orgullo el tatuaje del escudo del club en su gemelo derecho, en el izquierdo la ‘senyera’ y el logo de la N de Nàstic, mientras que en su antebrazo izquierdo destaca el lema del equipo ‘Fins al Final, Força Gimnàstic’. Por si los tatuajes no son suficientes para entenderlo, Sven le enseñará todas las fotografías, la sentará junto a él para seguir en directo cada partido del equipo y, por supuesto, viajará con su padre en cuanto pueda. Al punto en el que su padre se postró ante su madre para pedirle matrimonio.