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    El premio a la perseverancia

    Manel Royo ha alcanzado la élite futbolística y jugará la primera división holandesa con el Almere, tras una dilatada carrera en 1ª RFEF

    18 agosto 2023 01:00 | Actualizado a 18 agosto 2023 02:01
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    El camino hasta la élite futbolística no es lineal ni entiende de patrones. Manel Royo (Alcanar, 1994) había descendido con la UE Costa Brava a Segunda RFEF cuando un secretario técnico del Almere City le contactó vía redes sociales para ofrecerle firmar por el cuadro holandés, por ese entonces en la segunda categoría nacional. Un año después, y con un ascenso incluido, Royo saboreará el fútbol profesional y se medirá a rivales de la talla de Ajax, PSV o Feyenoord en la presente temporada.

    «Yo estaba en la rueda de la 1ª RFEF y con 28 años era una experiencia que debía intentar; conocer otro fútbol, en un país del centro de Europa... y decidí lanzarme a la aventura», expresa Royo. Almere, o ‘la nueva Ámsterdam’, situada en la isla artificial de Flevopolder es una ciudad construida a partir de 1976 para refrenar la sobre población de la capital holandesa. Así, los autóctonos más longevos de Almere tan solo tienen 46 años.

    Inevitablemente, la historia del Almere City es reciente. Fundado en 2001, el actual propietario del club, Lesley Bamberger, proviene de una de las familias más adineradas de los Países Bajos. «Es un caso similar al del Villarreal cuando lo adquirió la familia Roig, creo que tiene el mismo potencial», asegura el lateral izquierdo catalán.

    Artífices de una nueva identidad

    Con el ascenso, el Almere City jugará por primera vez en su corta historia en la primera división holandesa, siendo el club más joven de la categoría. Y ello ha provocado un cambio de paradigma en una población eminentemente aficionada del Ajax por su proximidad y vínculos con Ámsterdam. «Hemos hecho un gran paso para crear unas raíces y que la afición se sienta identificada con el club. Ahora, si quieren presenciar fútbol de primer nivel lo tienen al lado de casa», manifiesta Royo.

    En Almere se respira su propio fútbol. «Lo percibes en las calles, el club cada vez tiene más repercusión. En las primeras jornadas de liga apenas asistían 2.000 personas y en la celebración del ascenso llenamos una plaza con 10.000 personas» añade el de Alcanar. Incluso sin saber si el club ascendería a la Eredivisie, los aficionados agotaron todos los abonos para la siguiente temporada. Con tan solo 4.501 espectadores de capacidad, el plan del club es poder doblarla en un futuro reciente. «Ni los propios jugadores podemos sacar entradas».

    Tras su dilatado recorrido en Primera RFEF de la mano de los filiales del RCD Espanyol y Real Valladolid o equipos como el Barakaldo, el salto de categoría fue grande. El Almere apostó por Royo con el objetivo de volver a clasificarse a las fases de ascenso. “Es una liga muy vistosa, con menos riqueza táctica pero con un fútbol muy técnico y vertical”, relata. Pero también fue un paso adelante hacia el profesionalismo.

    Club en crecimiento

    El Almere City cuenta con unas instalaciones privilegiadas, con ocho campos de fútbol, tres de ellos de césped natural, condiciones solo al alcance de los clubs más grandes. Asimismo, los días de entrenamiento el defensa canareu desayuna y come junto al resto de la plantilla, además de la sesión de gimnasio por la tarde, hecho que se traduce con mayor profesionalidad y lazos estrechos entre los jugadores.

    Entre ellos destacan los otros españoles del equipo, Álvaro Peña y José Pascual, con quienes ha establecido una gran amistad. La presencia de Pascual, el primero en llegar, fue un motivo de peso para la incorporación de Royo al conjunto holandés. Tras una difícil experiencia en el extranjero con el Teplice checo, lastrada por la barrera del idioma y el fútbol físico que se estila, el lateral ha encontrado su sitio en Almere, donde se siente integrado tanto en la cultura como en el día a día con sus compañeros de equipo. «Ayuda mucho tener una rutina y actividades fuera del campo similares a las de casa gracias a mis compañeros», afirma.

    Otro de los motivos del éxito de Royo en su ‘Erasmus’ holandés se debe a su segundo entrenador, Hedwiges Maduro, ex central del Valencia o Sevilla y ahora nuevo asistente del Ajax. «Su manera de ver el fútbol me ayudó mucho. Es un entrenador que apuesta por construir desde atrás y que cuenta con mucha riqueza táctica», sostiene Royo.

    En un fútbol holandés poco especulativo y caracterizado por las numerosas ocasiones de gol, el ebrense ha adquirido su madurez futbolística. Jugador técnico y con buen trato de pelota, Royo lidera la salida de balón del Almere desde el costado izquierdo, aprovechando los espacios que dejan los equipos para construir desde atrás.

    «Mientras estás en activo, en el fútbol te puede cambiar la vida de un año para otro»

    Con 14 años, Royo lo apostó todo por el fútbol y abandonó Alcanar para unirse a la cantera del Villarreal. El jugador del Almere, ha experimentado una «montaña rusa de emociones» a lo largo de su carrera. Con 29 años, ha logrado la élite futbolística. «En el fútbol no sabes como un año te puede cambiar la vida. Ahora estoy en una categoría que hace dos años me quedaba muy lejos». Innumerables promesas y proyectos de jugadores se han quedado a la orilla del fútbol profesional. Tal y como cuenta él mismo, el hecho de llegar a la élite es multifactorial. «Como jugador te tienes que centrar en perseverar y ser lo más profesional posible ya que hay muchas circunstancias que no dependen de ti. Cuando el fútbol se acabe quiero mirar atrás .

    Con esta persistencia y perspectiva de la profesión Royo ha recibido el premio de poder jugar en la Eredivisie y disfrutar del proceso. En las semifinales del play off sufrió una lesión muscular que le impidió culminar el ascenso al campo. Tras su pretemporada particular está listo para debutar, después de la derrota en casa en la primera jornada por 1-4 frente al Twente.

    Royo no cierra las puertas al Nàstic

    Jugador de la provincia, Royo jugó en el Infantil del Nàstic y no oculta su corazón grana. “Es casa”, admite. Aunque ha estado cerca en ciertas ocasiones, el ebrense no cierra las puertas a volver a vestir la camiseta grana: «Ojalá se produzca en un futuro. Para un niño que jugó en el Annex del Nou Estadi, presenció el ascenso contra el Zamora y celebró el resto en la Plaça de la Font, hizo de recogepelotas... sería muy especial para mí».

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