El Reus se agarra al Estadi

Ricardo Vaz recogió una pelota a las puertas del área y maniobró para acabar jugada, aunque el esférico colisionó con varias piernas. Ese ataque contó con continuidad sorpresiva, no resultó una acción limpia. Folch prolongó y Benito, desde la derecha, sirvió con delicadeza un envío goloso. No la alcanzó Ian, pero la pillería de Aitor Serrano le sirvió para acompañar la pelota a la red en el segundo poste. Apareció de puntillas, sin hacer ruido.

Se habían consumido 50 minutos y el Reus halló un premio que mereció, ni siquiera el vendaval de viento sepultó su ambición.

Ese acierto de Aitor Serrano significó un botín mayúsculo, porque el Reus anda escaso de colmillo. Pudo golear en el desenlace, pero le cuesta horrores cerrar los partidos. En todo caso, esta vez le bastó para agarrarse a la fortaleza del Estadi y conquistar de nuevo zona de play off. Tal y como transcurrió la jornada, el hallazgo se tiñe de oro.

Marc Carrasco varió el plan y modificó la estructura, el Reus formó con línea de cuatro y olvidó, por una tarde, los tres centrales. Ya en la puesta en escena, Ricardo Vaz envió señales optimistas. Su fútbol contó con la continuidad que se le supone al luso, que aportó luz en ataque. Disparó al muñeco en el primer intento local, luego Folch rozó el 1-0 desde dentro del área. Tampoco culminó.

De la Fundació Grama hubo pocas noticias en bagaje ofensivo. Eso sí, Verdejo lució figura con una palomita para la foto a la media hora. Lo intentó Padilla desde media distancia.

Lo que ocurrió tras el descanso se acerca más a la idea que Carrasco diseña cada semana en la pizarra. Su equipo respondió con solvencia a las urgencias y a la exigencia. Gestionó la ansiedad con jerarquía y convirtió en el momento justo. La diana de Aitor Serrano inyectó autoestima y alguna fase de brillantez en el juego. Eso sí, el Reus careció de lo que carece casi siempre; puntería.

La insistencia de Vaz, ágil y venenoso en cada mano a mano, no recogió la recompensa del gol, y eso que remató en ventaja hasta en tres ocasiones para perforar la meta de Fernández, el arquero visitante. Folch no cabeceó en la misma línea de gol tras un balón parado que el Estadi auguró con euforia. En el suspiro final, con la Fundació Grama descosida, un libre directo del rojinegro Argilaga dio en el larguero. Lo había ejecutado con la zurda.

El Reus no lamentó tanto perdón y se marchó a casa feliz. Es lo que tiene reencontrarse con el éxito.