La temporada 2022/23 el Nàstic seguirá en Primera RFEF. El equipo grana se quedó a las puertas del regreso a la liga profesional y deberá seguir subsistiendo, por curto año consecutivo, en la tercera categoría del fútbol español. Una división que pese a las remodelaciones realizadas por la Federación, responsable de su gestión, para llevarla hacia la profesionalización está muy lejos de ella y sigue siendo un escalón deficitario para los clubes que participan en ella. Una categoría que exige grandes presupuestos e inversiones pero sin que ello repercuta en las arcas de los equipos. Cualquier gran inversión es a fondo perdido y la única vía de escape es un ascenso al fútbol profesional de LaLiga.
Un ascenso que se le atragantó al Nàstic en el Estadio de Balaídos. Un campo neutral a 1.000 km del Nou Estadi. Con apenas 2.000 personas en las gradas de un recinto con capacidad para 29.000 espectadores. Todo lo contrario a lo que debería ser una fase de ascenso al fútbol profesional.
Todo esto, y más, fue lo que expuso este domingo el jugador grana Álex Quintanilla. El central bilbaíno ya compareció ante los medios de comunicación para expresar la crítica a toda la organización de la fase final de la Primera RFEF, con un apartado especial a la designación de un cuerpo arbitral que no estuvo a la altura. No se quedó ahí.
El futbolista de 31 años formuló en un hilo en su cuenta de Twitter una crítica constructiva y argumentada. Tweet tras tweet describió las carencias que a su juicio evitan que el fútbol español tenga una tercera compiticion profesional como la puede tener Inglaterra.
Quintanilla aplaude el paso que se dio el curso pasado para reformular la competición y pasar de Segunda B a Primera RFEF. Una nueva etapa que no duda en reconocer «es atractiva y deportivamente ha adquirido un nivel muy superior a la anterior 2ªB». Sin embargo, el defensa grana apunta a que la RFEF no ha sido capaz de aprovechar esa mejora futbolística para «hacerla viable económicamente y de rentabilizar el producto». Para dar cuenta de ello señala la venta de los derechos televisivos: «Con un año entero de margen para preparar la temporada, se consiguen vender los derechos televisivos (principal fuente de ingresos) a una semana de empezar la liga (17/08/21), a una plataforma Footters sin capacidad ni garantía de calidad mínima de emisión y a un precio ínfimo». En su opinión esa falta de calidad en las retransmisiones, además de los problemas entre Fuchs, propietaria de los derechos y Footters, la plataforma que emitía los partidos, «han devaluado gravemente el producto».
Quintanilla, ingeniero y socio del grupo de empresas Enegas, tampoco entiende cómo la Federación no haya sido capaz de vincular los patrocinadores de la Selección española, en vísperas de un Mundial, con la que debería ser (junto a la Primera División Femenina) sus competiciones estandartes. Hacer lo que ha hecho con la Copa del Rey. Por contrario «deja a la categoría huérfana de ingresos y patrocinios importantes», señala.
La planificación del calendario es otro de los puntos que desvela el futbolista: «La organización de la competición ha sido un auténtico desastre. Entre otros, se decide sacar el calendario y horarios con cadencia de tres semanas. Los clubes a los que no se ha conseguido dar recursos, buscan logística de 35 personas con 7 días de antelación en muchas ocasiones».
Otra cosa que no entiende el jugador vasco es el poco trabajo de las redes sociales: «No genera apenas contenido, no crea trafico ni interés, en una competición con un gran potencial (Depor, Racing de Santander, Racing de Ferrol, Albacete, Castilla, Barça B, Nàstic de Tarragona, etc.) devaluando una vez más el producto».
Consideración a parte merece el play-off. Llevarse esa fase de ascenso a 1.000 km de los estadios elimina «la ilusión, la pasión, el seguimiento, la importancia de la afición en las eliminatorias a ida y vuelta donde cada ciudad quiere acudir en masa a su estadio a defender sus colores. Esto es el FÚTBOL». Además, deja a los clubes sin unos ingresos que podrían ayudar a cuadrar presupuestos. Quintanilla subraya que deberían ser para los equipos y «no para la Federación», como sucede. «¿Por qué se organiza el playoff en una sede neutral?», se pregunta el futbolista. La respuesta la comparte a través de la captura de una noticia en la que se asegura que el Ayuntamiento de A Coruña abonó a la Federación Galega de Fútbol 70.000 euros porque el play-off se jugara en Riazor». Ferrol también se comprometió a abonar unos 30.000 euros, pero después de que la RFEF se llevara la semifinal en la que participaba el Racing a Balaídos anunció que retiraba esa dotación.
Además de que los clubes no obtienen ingresos, que la Federación cobra del erario público, tienen que jugar en campos que no son neutrales del todo. No, si el rival es el Deportivo de la Coruña: «Independientemente del resultado final, esto es injusto claramente». Admite que el Nàstic evitó tener que jugar en el estadio del rival «adquiriendo «1.500 entradas para regalarlas con el objetivo de jugar en Balaídos, evitando así jugar contra el Racing de Ferrol es su propio campo A Malata».
Jugar de visitante en Balaídos no garantizaba ni siquiera tener el vestuario que utilizan los rivales del Celta en sus visitas al feudo vigués. El club celeste no cedió el vestuario local, con lo que solo había un cambiador para dos equipos. El que hacía de visitante, en este caso el Nàstic, se tuvo que cambiar en un pequeño espacio habilitado de manera improvisada.
El central compara la imagen de un Nou Estadi con las gradas llenas a rebosar (13.000 espectadores) para ver el Nàstic-Sevilla Atlético de la penúltima jornada de liga con la de las semifinales del play-off en Balaídos frente al Racing Ferrol. Entre las dos aficiones apenas se llenó un cuarto de Tribuna. Todo eso, apunta, mientras «un partido entre amigos de youtubers y ElchiringuitoTV en las mismas fechas» lograba meter a 17.000 espectadores en La Romareda.
Para más inri, en semifinales se ubicó a las dos aficiones en la misma grada, una «negligencia muy grave», señala Quintanilla, «Familiares con niños en los baños encerrados mientras la policía entraba a cargar y gaseaba. Cerca de la tragedia».
El futbolista no se olvidó de mostrar el ‘error’ arbitral que impidió al Nàstic adelantarse en el marcador: «Se designan árbitros sin nivel. Estos partidos, trascendentales para la viabilidad de los clubes que los juegan, deben ser dirigidos por árbitros contrastados de superior categoría. Espero que sean críticos y aflojen el corporativismo habitual», expone el defensa vasco que se pregunta: «¿Como no se pone el VAR en partidos así y en estadios preparados para ello?».
Después de desgranar todos los problemas de la nueva Primera RFEF, Quintanilla emite unas conclusiones muy claras. En primer lugar que la «RFEF no puede ser patronal y federación de una competición profesional». El central del Nàstic mantiene que «esta categoría es atractiva y debería tener una patronal que la rentabilizase» e incluso invita al conocido Ibai Llanos y a Kosmos, la empresa de Gerard Piqué a que apuesten por «la profesionalización de la categoría copiando el modelo que hizo en su día LaLiga». De lo contrario, «si no tiene capacidad o recursos apartarse cuanto antes».
También señala a la AFE, el sindicato mayoritario de futbolistas, a que se ‘moje’ porque «ahora mismo nuestros salarios no están garantizados, no hay fondo de garantía». El último caso de impagos es el del Extremadura que «no saben si cobrarán», dice. También hace un llamamiento a los clubes para que sean «valientes» y se planteen que «su futuro está en riesgo en la situación actual». Para acabar se muestra optimista porque «lo mejor que esto solo puede ir a mejor» y añade una imagen que apunta a ingresar las filas del los «equipos díscolos de Primera RFEF» que anunciaron su voluntad de crear una asociación paralela a la RFEF para negociar por su cuenta los derechos televisivos.
El hilo tuvo un retuit muy destacado. El de Javier Tebas, presidente de LaLiga: «Estimado Alex Quintanilla se puede decir mas alto pero no mas claro, es un análisis perfecto de lo ocurrido.
Esperemos que algunos reaccionen ante tanto sinsentido».
