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    Marcos de la Espada, el último gran ‘9’

    El delantero de Pollença firmó más de cuarenta goles en sus cuatro temporadas

    05 mayo 2022 09:27 | Actualizado a 05 mayo 2022 09:28
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    Only know you’ve been high when you’re feeling low, only hate the road when you missing home (Solo sabes que has estado arriba cuando te sientes abajo, solo odias la carretera cuando echas de menos tu casa). Michael David Rosenberg, más conocido como Passenger, plasmó como nadie en su famosa canción ‘Let Her Go’ esa sensación de comprender algo propio cuando lo has perdido. De recordar aquello que ahora te falta y entender, quizás demasiado tarde, lo bueno que era. La perspectiva actual de un play-off tan barato y aun así tan caro para un equipo pobre de gol, permiten echar un vistazo al pasado en busca de ese delantero killer que hace años se persigue. Un ‘9’ de referencia. Un punta constante. Un atacante en quien confiar ciegamente. Un goleador, que más allá de estar o no contrastado, ofrezca un rendimiento casi seguro y sostenido en los años. En Tarragona, nadie ha encajado mejor en ese perfil que Marcos De la Espada. Hace seis años que el de Pollença dejó el Nou Estadi para probar el sabor oriental del fútbol en Hong Kong. Más de un lustro de orfandad grana. Otros han intentado ocupar ese vacío. Lo cierto es que lo han llenado, pero de manera puntual. José Naranjo dio una temporada extraordinaria con sus 16 goles que le valieron un traspaso al Celta en Primera. Manu Barreiro anotó goles inolvidables como el 1-0 ante el UCAM Murcia que sellaba la permanencia en Segunda División. Luis Suárez (7 goles), Álvaro Vázquez (6) o Ike Uche también tuvieron sus momentos, pero la continuidad en el tiempo, la fiabilidad temporada tras temporada solo la ha ofrecido en los últimos tiempos la barba más hípster que ha pasado por el Nou Estadi.

    Pongamos números antes de que los detractores de Marcos –que los hubo, especialmente en el tramo final de su estancia en el Nàstic- se pongan las manos a la cabeza. De la Espada jugó cuatro temporadas con la camiseta grana. Disputó 142 partidos en los que anotó 44 goles. Más de 10 por temporada. Busquen y comparen, si encuentren algo mejor avisen.

    Marcos pasó momentos brillantes en Tarragona. Su primer año fue sensacional. 17 goles le convirtieron en uno de los máximos goleadores de la antigua Segunda B. Solo superado por Cirio, que comandaba la ofensiva de L’Hospitalet y de un pipiolo Roger Martí que preludiaba su capacidad anotadora en el filial del Levante. Al Nàstic de Salamero la producción goleadora de Marcos no le sirvió para meterse en el play-off.

    En su segundo curso, el de Pollença jugó más, pero marcó menos. Se quedó en 12 tantos. Ya los firmaría cualquiera de los actuales delanteros granas. Fue el líder en Llagostera. Pese a quedarse fuera del once su ingreso en el terreno de juego coincidió con la mejora del Nàstic. Suyo fue el gol que igualaba la eliminatoria y la llevaba a la prórroga.

    La gloria colectiva y su inclusión en la historia del Nàstic llegó en su tercera temporada. Dejó su sello en 11 goles en todas las competiciones. El más bonito de todos en esa magnífica mañana del 31 de mayo de 2015. Una vaselina con una clase descomunal que sentenciaba el partido ante el Huesca y el ascenso a Segunda División.

    En Segunda su participación cayó en picado. Solo fue titular en 11 partidos sumando 4 goles. Que no está nada mal para su debut –y única presencia- en el fútbol profesional.

    Marcos De la Espada era uno de esos jugadores únicos por su talante despreocupado fuera del campo y guerrero en la cancha. Las dos caras de una misma moneda. Un futbolista de esos que se funden con el escudo de tal manera que forman un vínculo especial. Nadie como Marcos para sacudir los partidos. Cada vez que Rubén Bladé, speaker del Nàstic en el Nou Estadi, pronunciaba su nombre en un cambio que la grada se encendía. Era su chico de oro. Se generaba tal excitación que se acababa trasladando al campo consiguiendo un efecto imprevisible.

    Marcos siguió su curso en el extranjero y regresó a casa, sus islas, para aportar 9 goles a un Atlético Baleares que se quedó con la miel en los labios en el play-off de ascenso a Segunda. El curso pasado descendió con L’Hospitalet y este año, en Segunda RFEF, lidera la ofensiva del Andratx con 6 goles. Seis tantos que no le hubieran venido nada mal al Nàstic este curso.

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