Ousmane Ndour (Senegal, 17 años) lleva tres años en Tarragona. Llegó procedente de la Academia de Serge Ibaka con el sueño de convertirse en jugador profesional. La perla azulada habla con el Diari solo horas antes de liderar a su equipo ante el líder, el Santfeliuenc (16.00 horas). Viene de brillar en la Next Gen.
¿Cómo ha sido su experiencia en la Adidas Next Gen (Euroliga junior)?
Ha sido muy guay estar allí y disfrutar de la experiencia. Me he sentido muy cómodo, aunque no estaba al cien por cien.
Para no estar al cien por cien, los números han sido notables.
Es verdad. Éramos doce jugadores y todos hemos podido jugar. El entrenador nos lo decía, que todos éramos muy buenos jugadores y que teníamos que compartir el tiempo.
Acabaron cuartos, por detrás de Joventut, ASVEL Villeurbanne y Cholet.
Para ser un equipo que nunca habías jugado juntos está muy bien. El resto de equipos son canteras que llevan mucho tiempo entrenando. Nosotros apenas pudimos entrenar juntos tres días. Pero yo creo que hemos estado bien. Ha habido momentos que no hemos jugado como equipos, pero es normal, cada uno viene de un sitio diferente.
El poder ir a la NextGen es fruto del buen trabajo que estás haciendo en el CBT, ¿no?
Por supuesto. Es gracias al CBT. Llevo aquí tres años y con todo lo que está haciendo el club, los entrenadores, directivos, todos, ha hecho posible que pudiera ir a Patras (Grecia).
Supongo que es el Ousmane de ahora es muy diferente al que llegó de Senegal por primera vez.
Mucho. Todo el trabajo diario, la experiencia de jugar en Cadet, júnior y sénior me ha convertido en el jugador que soy ahora mismo. Un jugador más completo en la pintura, con mejor acierto en los tiros libres. Me siento más cómodo jugando de 5. Antes solo había jugado como 3 o 4.
¿Cómo ha llevado ese tiempo en Senegal a la espera de los papeles burocráticos?
Fue difícil estar allí y ver que no podía ayudar al equipo. No podía hacer nada. Era un asunto de papeles.
En su primer partido anotó 25 puntos
Pero no es solo por mi trabajo. El equipo ayuda mucho. Necesito de ellos para meter esos puntos también.
¿Qué destacarías de estos tres años en Tarragona?
Soy un chico que me gusta trabajar y escuchar lo que me dicen los entrenadores. No soy perfecto y tengo que escucharles y aprender. Si tengo un día libre lo aprovecho para entrenar y mejorar.
¿Debe ser difícil salir de Senegal con 14 años?
Mucho. Cada día hablas con tu madre y tu hermano. Todos están allí y tú estás solo. Pero cuando vine tenía claro que era para crecer y llegar a ser un jugador profesional. Poder ayudar a mi familia. Por eso, no pierdo tiempo.
¿Qué sabías de Tarragona?
Nada. Ahora me encanta. He conocido a mucha gente buena que me ha ayudado mucho.
¿Qué te imaginabas cuando te ofrecen la posibilidad de venir?
Fue guay. No es fácil tener oportunidades viniendo de un país como Senegal. Tenía muchas ganas de venir. El primer año, con el cadete de Pep Garcia, fue genial. Todo el mundo me ayudó para adaptarme al club, la ciudad y todo.
¿Cómo empiezas a jugar a baloncesto?
Un primo mío era profesional del baloncesto. A mí no me gustaba el baloncesto. Me gustaba el fútbol. Además no era muy alto. Era el más bajito de la familia. Luego di el tirón y todo el mundo ya me decía que me dedicara al baloncesto. Empecé en mi centro, llamado Bob, de la capital. Jugamos una final de Senegal y allí me vieron ojeadores de la Academia de Serge Ibaka (jugador de la NBA).
¿Serge Ibaka debe ser un ídolo en Senegal?
Sí. Para todo África. No es fácil ser africano y llegar a la NBA. Ni siquiera ser profesional en Europa, porque no tenemos las instalaciones que hay aquí.
¿Dónde está el límite de Ousmane?
No tengo. Cada día quiero más. Sueño con ser jugador profesional y poder ayudar a mi familia.
