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    Raül Agné: «Intento entrenar como vivo»

    El técnico del Nàstic asume desde la experiencia todo lo que rodea a su profesión e intenta que afecte lo mínimo en su rendimiento como técnico

    09 noviembre 2022 19:27 | Actualizado a 10 noviembre 2022 07:00
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    Al final va a ser verdad que tiene más vidas que un gato...

    Soy resiliente, extremadamente resiliente. Resistir, insistir y persistir, ese es mi lema. El trabajo sale y hay que creer. Después hay factores puntuales que indican que el destino quiere que vaya bien, pero lo más importante es centrarse en el trabajo. Es muy fácil prestar atención en cosas secundarias y banales que no merecen la pena. Pero es que esto va con nuestro trabajo, los entrenadores somos una diana andante y siempre estamos señalados. Por eso siempre digo que hay que ser un poco masoquista para ser entrenador.

    Llevar tantos años en los banquillos le ayuda a manejar situaciones así.

    Este año hará 20 años que entreno y las experiencias vividas te tienen que servir para aprender. Está claro que no hubiese gestionado las emociones en un pasado como las he gestionado ahora, pero por eso la experiencia es un punto a favor. Hacerte mayor te tranquiliza y no me quiero pelear porque ya me he enfadado y peleado mucho en la vida y solo sale perdiendo el que se enfada. Es mejor estar tranquilo porque te hace estar sereno.

    ¿Le ha cambiado la manera de enfocar las críticas?

    Sí porque antes le prestaba atención y es cuando entras si es justo o no. Esto es absurdo, yo creo en el trabajo, en mí y en los jugadores. Sin serenidad no puedes entrar a un vestuario a pedir rendimiento. Si te ven alterado no es bueno porque eres su líder.

    ¿La técnica del ultimátum funciona?

    Yo no creo en esto, pero forma parte de la profesión. Tu imagina que en tu trabajo te dicen que si la editorial mañana no vende 100.000 ejemplares estás en la calle. No creo en los castigos y por eso soy mal padre, no sé castigar. Yo me enciendo de enseguida, los castigo, pero a los cinco minutos ya les quito el castigo.

    ¿Había vivido algún ultimátum público?

    No, pero en el fútbol no me sorprende nada. He entrenado en la China y más gordas que allí no las voy a ver. No soy quién para decir si está bien o mal. Pero bueno, ha pasado y esperemos que ya no haya más.

    ¿Lo cree?

    En el fútbol va todo muy rápido y todo tiene que ser ya. El fútbol es hoy, hoy y hoy y ganar, ganar y ganar. No me paro a pensar en esto. Yo soy feliz aquí, soy feliz con mi trabajo y el día que no esté de acuerdo lo dejaré y me iré en silencio igual que llegué.

    ¿Cómo se gestiona un partido con ultimátum?

    Igual, pero es verdad que somos seres humanos que sentimos y sufrimos. Lo único que te puedo decir es que el día de Logroño, más allá de la primera victoria fuera de casa y superar el famoso ultimátum, cuando tienes tanta tensión psicológica después hay un relax. Recuerdo que en la vuelta en el bus no tenía ganas ni de ver la tele, ni escuchar música y el cuerpo me hizo plof y me quedé dormido. Las emociones se pueden controlar, los sentimientos no.

    ¿Ha cambiado la relación con el presidente tras el ultimátum?

    No, no sé si es que soy muy buena persona o qué, pero no. Tengo una relación fantástica con el presidente y tengo empatía con él. Yo le entiendo es muy sufridor, nastiquer y de la ciudad. Me gustaría ver a este club sin él como estaría. Es un hombre que sufre a su manera y yo lo intento entender. Tengo una relación fantástica con él e incluso afectiva y si algún día me tengo que ir le daré las gracias.

    ¿Es de los mejores presidentes que ha tenido?

    Tengo sentimiento de empresa. Tengo una empresa con mi mujer y los entrenadores tenemos que entender que esto no es el Raúl Club de Fútbol, sino que es el Nàstic. Las empresas tiene que rendir y como tengo ese sentimiento pues tengo esa empatía que otros compañeros de profesión no tienen.

    Comamala le ha defendido a capa y espada.

    Yo en mi vida he tenido tres directores deportivos que creo que son los mejores: Narcís Julià, Alfonso Serrano y David Comamala. Son tres grandes profesionales que saben de qué va el oficio y que están al lado del entrenador. He tenido otros muchos que no han estado al lado del entrenador y están al lado de según sople el viento. David cree en mí y estoy seguro que si un día tiene que tomar una decisión negativa lo haré. Si estoy sentado aquí todavía, es gracias en parte a David Comamala.

    ¿Cómo vio al equipo en Lezama?

    Creo que puntuar siempre es bueno cuando no puedes ganar, ojalá las derrotas que hemos tenido hubiesen sido empates. El equipo crece como queremos. Queremos crecer también defensivamente, pero estoy de acuerdo en que en la primera parte estuvimos bien en cuanto a juego, pero llegábamos al área y no pasaba nada. Tenemos que tener más determinación e individualmente en ataque tenemos que hacer más porque en el fútbol no se puede hacer todo mediante el colectivo. La segunda parte no fue fluida, pero tampoco sufrimos. Es de estos partidos que piensas que con un poco más te lo hubieses llevado.

    ¿En qué punto de madurez está el equipo?

    Ahora diré una barbaridad pero yo creo que un equipo para construirse necesita tres años. Eso lo podemos ver con el City de Guardiola que ya va solo. A nivel de madurez estamos en un 10 para ser competitivos, pero a un 6 de lo que queremos ser como equipo. El proceso es todavía más largo porque tenemos una mezcla de jóvenes y veteranos. El año pasado ya vimos que la categoría no tiene nada que ver con la Segunda B. Tu sabias que en Segunda B había cinco o seis equipos que les ibas a ganar antes de jugar. En Primera RFEF todo se ha igualado mucho y estamos viendo que todos los equipos que han subido a Segunda ninguno está en descenso. Es una categoría muy cercana al fútbol profesional y cada partido es muy difícil de ganar.

    ¿Esta subida de nivel de la categoría le lleva a tomar la decisión este verano de intentar darle una vuelta de tuerca a la filosofía del equipo?

    Creo que el año pasado llegó a un equipo que ha sido campeón y eso provoca que tenga licencia para creer. Está claro que los entrenadores se tienen que adaptar a los jugadores porque por mucho que sienta el juego de una manera no puedo plasmarlo si ellos no lo sienten así. Este verano decidimos coger una dirección porque yo también siento el juego de una manera. Me gusta el juego directo, agresivo, intenso, asociativo pero que va por trabajo, pero siempre he dicho que intento entrenar igual que vivo. Yo siento trabajando, lo que siento en el día a día en mi vida. Este año hemos decidido cambiar de jugadores porque pienso que del centro del campo hacia adelante nos faltaba algo más de talento.

    ¿En qué momento de este año y medio ha pensado que este era su Nàstic?

    Yo creo que el año pasado el día del Castellón hicimos un partido muy bueno. A mis los equipos que me gustan son los que ves y piensas que es reconocible, que tiene peso, que parece que no está pasando nada y de repente te mete un zarpazo y que se adapta a todos los registros. El año pasado nosotros tuvimos partidos en fase defensiva muy buenos. Recuerdo que ante el Barça B hicimos un partidazo defendiendo, pero como equipo compacto me quedo con el partido ante el Castellón.

    El Nàstic era un equipo muy rocoso el año pasado y lo quiere ser este año porque le gusta. ¿Le importa que le digan que es conservador?

    Yo no sé disociar una cosa de otra. Me gustaría que la gente tirase de hemeroteca y cogiese vídeos del Girona de la 2010-2011, del Cádiz de Agné, del Recre de Agné... Yo me adapto a los jugadores y lo que no sé es disociar. Si yo no tengo la pelota y me atacas lo que no puede ser es que el partido sea un ataque y gol. Por eso cuando escucho comentaristas en la tele no me suelen gustar, pero el otro día escuché uno que decía que un equipo estaba defendiendo así, que no le gustaba demasiado, pero que lo estaba haciendo muy bien. De eso se trata, de hacerlo bien. A mí cuando me ha tocado defender lo he hecho muy bien y cuando me ha tocado atacar ha habido veces que lo he hecho muy bien. Mis delanteros casi siempre han sido máximos goleadores de la categoría y también he tenido ‘Zamoras’. Pero es que yo vivo así, hay blanco y negro, pero también me gusta el gris.

    ¿Cómo se juega con la presión de tener que ser primero?

    La ambición de un equipo como el Nàstic tiene que ser siempre máxima, pero a mí me gusta ser cauto en la vida porque hay muchos equipos que quieren ser primeros. Tenemos que estar arriba está claro y que podemos quedar primeros también, pero no es fácil. Estamos viendo que el Intercity que vino aquí y parecía el United y ahora le está costando. Esta categoría ha dado un salto cualitativo importante futbolísticamente hablando.

    ¿A nivel arbitral ha habido un salto? El año pasado en el play off rajó duramente contra los árbitros de aquel partido.

    No solo no ha habido ningún cambio, sino que no sé si no está costando caro. Los árbitros son personas y entre ellos son amigos. Yo he visto arbitrajes este año que mmm, bueno... El otro día mismo hay acciones puntuales que no entiendo. Está claro que no nos ha ayudado, nos quedamos muy tranquilos, pero no nos ha servido de nada, pero no nos podían tomar el pelo y no se fue justo con el Nàstic.

    Este año ya no se corta a la hora de hablar del colectivo arbitral.

    Lo que no encuentro justo me gusta expresarlo, pero tenemos que ser conscientes que contra los árbitros no puedes decir nada. ¿Cuándo hablan los árbitros? Llegan con su traje, pitan, lo hacen bien o mal y se van. ¿No forman parte de este espectáculo? ¿Por qué no hablan? Yo me expongo a la crítica y los jugadores también y ellos no porque son intocables.

    «Después de ganar en Logroño, en la vuelta en el bus no tenía ganas de nada. El cuerpo me hizo ‘plof’ y me quedé dormido»
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    Aquí se da por hecho que el Nàstic tiene que ser el Bayern de la categoría. ¿Esto no es una presión extra?

    A mí no me afecta e intento que a los jugadores tampoco les afecte, aunque prefiero la presión por exceso. Yo nunca he negado que hay que estar arriba. Hago deporte desde los 8 años y desde que tengo 10 años tengo que ganar, pero lo que siempre hago es respetar al deporte porque no juegas solo y el otro también quiere ganar y se prepara para ello. Lo que sí que tengo claro es que el Nàstic tiene que estar en la liga profesional y se tiene que consolidar.

    ¿Por qué lo cree?

    Estoy convencido que por potencial tiene que estar ahí. Tienes el ejemplo del Girona, Tarragona es más futbolera que Girona porque tiene más vida y fútbol y puedes llegar a ser un equipo de Segunda consolidado y que de vez en cuando esté en Primera.

    ¿Qué falta para ello?

    No soy quien para opinar, pero sé que es un diamante que tiene mucho potencial. Es un club que lo reúne todo. Una gran ciudad, un gran escenario, aficionados que siempre tendrían el Nou Estadi a reventar y una propiedad detrás que tiene suficiente capacidad y sentimiento para que esto vaya bien. Yo ya dije hace muchos años que dije que no me moriría sin ver a España campeona de Europa y lo es y del Mundo, dije que no me moriría sin ver al Girona en Primera y no me moriré sin ver al Nàstic en Primera División otra vez. Esa debe ser la aspiración para el futuro.

    Ahora el presente le lleva a la Copa este fin de semana en Logroño. ¿Qué le parece esta edición?

    Este año es de las ediciones de la Copa que más quiero jugar. El equipo está creciendo y ya que paras, juegas fin de semana y tenemos la obligación de ir a ganarla. Además es un buen lugar para que el jugador hable y se reivindique.

    ¿Le está faltando rebeldía en cuanto al juego de algunos de los jugadores con menos minutos?

    Los jugadores de hoy en día les falta personalidad, pero es que esto forma parte de la sociedad. Yo tengo hijos y también les falta. Están sobreprotegidos y los tenemos muy controlados. El futbolista de hoy en día se cuida mucho y está fuerte como un roble, pero a muchos la presión les supera porque no tienen personalidad. Por eso siempre buscan ayuda fuera y les cuesta tanto reivindicarse. Luego hay otros casos de jugadores que hacen de un defecto una virtud. Te voy a poner un ejemplo, Aarón Rey. Es un jugador con una calidad enorme y que puede tener una tarde brillante o liarte una traca como los toreros, pero a él no le afectará ni uno, ni lo otro. En cambio hay otros jugadores que cuando lo hacen mal se piensan que todavía lo han hecho peor y cuando han jugado bien se creen los reyes del mambo. Les falta este equilibro y esto es algo propio del cambio generacional. Hoy no puedes abroncarlos delante de todos porque se enfadan.

    Un ejemplo de personalidad positiva también es Josema.

    Sí porque es de las antiguas generaciones. Viene del barro, sabe del oficio y sabe del negocio y sabe lo que es para él estar en el Nàstic que es el mejor equipo en el que ha estado nunca. Tiene ganas de alargar la carrera y tiene un hijo al que tiene que dar de comer. Él ha esperado y ha aprovechado la suya. Todo el mundo tiene su oportunidad porque siempre acaba llegando y conmigo más. Josema es el ejemplo más claro y no solo es titular sino que es capitán general de la defensa.

    Hablemos de la liga. En dos semanas viene el Castellón. ¿Es uno de los que considera favoritos?

    El Castellón va líder porque es el que mejor está haciendo las cosas en cuanto a resultados, pero esperemos que venga aquí y veremos si nos los pasamos por la piedra como el año pasado. Será un partido chulo, a mí me gustan estos partidos. Es el primer partido de verdad que jugaremos este año. Aparte este tipo de equipos no se me dan nada mal, pero está claro que es un muy buen equipo.

    Viene con Dani Romera como líder. ¿Qué paso con él?

    A mi Romera no me cae mal, yo no sé cómo le caigo a él. En mi trabajo me pagan por tomar decisiones. Buscábamos un perfil de delanteros diferentes y que Dani no era lo que encajaba. Es un gran jugador, pero se preocupó más de mí que yo de él. No tengo nada en contra de él, él contra mí ya no lo sé. Esto es fútbol.

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