Renato Bustamante (Lima, Perú, 29 años) ha jugado los dos últimos años como futbolista profesional en la Segunda División de Estados Unidos (USL Championship) en el Fresno FC. Finalizada su carrera deportiva tiene encima de la mesa una oferta para dirigir las categorías inferiores de un club en California. Antes de aceptarla ha querido venir a España para ver cómo se trabajan la divisiones menores. Tarragona ha sido su punto de partida.
¿Por qué Catalunya?
Tenía tres lugares en mente donde existe ese tipo de escuela de fútbol que a mí me llama la atención: Brasil, Argentina y Catalunya. Tenía contactos acá, en Tarragona, y también en Sevilla, donde iré después, que me ofrecían la oportunidad de observar la base de fútbol. Tenía el conocimiento que había una cantidad de entradores licenciados muy grande y eso hace que el nivel sea alto. Con muchos entrenadores capacitados en divisiones de alevines o benjamines. De donde yo vengo eso es impensable.
¿Qué estructuras de fútbol base ha visto estos días?
Estuve en la Ciudad Deportiva del Espanyol viendo el entrenamiento del Juvenil B de Moisés Hurtado y pude hablar con Álex García, director del fútbol base. Me pasearon por las instalaciones y me respondieron a todas las cuestiones que les planteé. También estuve en la cantera del Levante con el director de la escuela Sergio Gomez observando el Juvenil B.
¿Qué le pareció?
Fue muy interesante porque estamos hablando de las últimas etapas de formación del futbolista, cuando ya tienen que tener una mentalidad profesional. El énfasis que le daban a los pequeños detalles que según mi forma de verlo es lo que marca la diferencia.
¿Qué cree que le falta al fútbol norteamericano para dar el salto de nivel?
Estados Unidos es un país muy grande. En ciertas cosas es positivo y en otras es un obstáculo. Al tener tantos jugadores hay una diversa forma de entender el fútbol y de trabajarlo. No tienen nada que ver las escuelas del sur con las del oeste o del norte. Cada una tiene su idea y eso hace que las estructuras de enseñanza sean muy individualistas. No hay concepto general.
¿No está para eso la Federación de Fútbol de USA?
La Federación contrata a una persona nueva de fuera cada dos o tres años que impone su filosofía de juego. Eso no permite dar continuidad a la formación de base, creando una confusión entre generaciones. Lo que he aprendido de mi paso estos días por Catalunya es el énfasis que los entrenadores ponen no solo en enseñar a interpretar el juego. En Estados Unidos el fútbol es reactivo. Tratas de dar instrucciones para que el jugador reaccione a las distintas situaciones que puede encontrarse en base a su habilidad física e individual para resolverlas. En la final de alevines entre Barça y Madrid me fijé que las instrucciones técnicas eran cosas puntuales. Conceptos que en Estados Unidos no los encontramos porque nadie se lo ha explicado a los chicos. Aprender a leer el juego hace una evolución más completa del jugador.
Es básico saber leer el juego.
Independientemente de lo que quieras hacer no puedes ignorar la parte del entendimiento del juego. No es justo para el jugador llevar diez años en escuelas formativas y salir con recursos para golpearle con la pierna, cabecear, chocar pero desconocer cuando tiene que cerrar espacios, venir a pedir el balón.
¿Qué aplicarás nada más llegues a California de todo lo que has visto en Tarragona?
El nivel de trabajo. Hablando con el entrenador del juvenil del Nàstic, Dani Vidal, entiendo que detrás del entrenamiento hay un trabajo mucho más extenso y detallado. Me ha servido de inspiracion y claridad. Es el nivel que uno quiere.
¿Cómo ve la MLS?
El nivel aumenta porque la inversión también lo hace. Han llegado a la liga leyendas como Villa, que la hace más atractiva y crea un nivel de exigencia mayor. Pero son jugadores como Vela o Giovinco que escogen ir a Estados Unidos pese a que todavía pueden jugar en las grandes ligas de Europa los ofrecen ese salto.