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100 kilómetros de la más pura naturaleza: les Terres de l’Ebre, un litoral que te sorprenderá

Un rico territorio donde el agua, tanto dulce como salada, guía a lugareños y visitantes

26 abril 2023 11:55 | Actualizado a 02 mayo 2023 10:48
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El sur de Cataluña es un bello entramado de biodiversidad. Declaradas como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, las Terres de l’Ebre están consideradas como uno de los 100 mejores destinos de turismo sostenible del mundo según la prestigiosa Asociación Internacional Global Green Destinations. El Montisà y el Baix Ebre son las dos comarcas costeras de las Terres de l’Ebre que además de belleza visual y una forjada idiosincrasia natural, entrañan un turismo sostenible, de calidad y respetuoso con el medio ambiente y la cultura local.

La Reserva de la Biosfera de las Terres de l’Ebre, que ocupa el tramo final de la cuenca del Ebro hasta su llegada al mar, es una de las más extensas de España y con mayor población en su zona de transición. Un territorio cuyo objetivo principal es armonizar la conservación de la diversidad biológica y cultural.

En las Terres de l´Ebre encontrarás más de 100 kilómetros de costa con playas caracterizadas por su diversidad y su calma. Desde preciosas calas con agua cristalina, pasando por las características playas eternas de dorada arena e, incluso, los exóticos espacios dunares del Delta de l’Ebre. El litoral ebrense cuenta con un extenso recorrido desde l’Ametlla de Mar hasta Alcanar, incluyendo el territorio deltaico, único en el sur de Europa. Pueblos marineros, parajes inolvidables, playas y calas de diversa índole, un atractivo tramo de camino de ronda, puertos deportivos, así como una gran variedad de actividades acuáticas relacionadas con el mediterráneo y con elemento que le otorga todo el carácter: el río Ebro.

Un recorrido de norte a sur

Trazando un viaje que nos lleve de norte a sur de las Terres de l’Ebre, el recorrido arranca en l’Ametlla de Mar. Conocido también como La Cala, es una población de perfil abrupto, cuyas playas y calas están arropadas por bellos acantilados con vegetación mediterránea. Bucear, navegar con kayak, hacer paddle surf o alquilar una embarcación para admirar su costa, son algunas de las experiencias que no nos podemos perder. También destaca el Tuna Tour, una actividad única en el mundo, donde el turista se sumerge con cientos de gigantes atunes rojos.

$!Los visitantes también escogen practicar snorkel. Foto: Patronat de Turisme de la Diputació de Tarragona

La ruta nos lleva al Perelló, el pueblo de la miel. En la localidad existen numerosas empresas y cooperativas que producen una miel exquisita de forma artesanal y natural. Una interesante tarea, que se realiza desde tiempos inmemoriales, y que podremos degustar, visitar e incluso convertirnos por unas horas en apicultores para valorar esta producción. Además lo podremos combinar con actividades de mar y montaña como el senderismo, las rutas en bicicleta o poder descansar en sus tranquilas playas. Planes en un espacio que logrará que reconectemos con el territorio y con nosotros mismos.

Continuando nuestra ruta llegamos hasta el Delta, donde nos adentraremos en su puerta principal: l’Ampolla. Hija del Mediterráneo y del Ebro, la conjunción del mar y el río conforman

su fisonomía única, en forma de ánfora, capaz de concentrar los componentes del Delta del Ebro: bahía, mar y tierra, dunas... A estos espacios se le suma un ecosistema singular: la Bassa de les Olles, cuyas 54 hectáreas confieren la laguna más pequeña del Parc Natural del Delta de l’Ebre.

El visitante podrá disfrutar plenamente del litoral ebrense, cuya extensión y riqueza nos permite disfrutar de la naturaleza más auténtica, recorriendo la zona de forma cómoda tanto a pie como en bicicleta. Admirando tanto el paisaje como una flora y fauna únicas, donde destacan la garza real, la garceja o los flamencos, una de las especies más emblemáticas del territorio y que despierta mucho interés entre los visitantes por su elegante belleza rosada.

$!Los flamencos son unas de las aves más atractivas. Foto: Patronat de Turisme de la Diputació de Tarragona

Un espacio donde también encontraremos playas y calas de todo tipo. Aquí destaca una de las etapas más auténticas del GR92, el camino de ronda que recorre todo el litoral de Cataluña. En las Terres de l’Ebre se dibujan 16 kilómetros de costa, desde l’Ametlla, pasando por el Perelló y acabando en l’Ampolla, que destaca como uno de los tramos más bellos de todo el recorrido y que nos acercará a espacios como el puerto natural de l’Estany, calas vírgenes, el reconocido Estany podrit, la Punta de l’Àliga y Cap-Roig, entre muchos otros.

Siguiendo nuestra ruta, el corazón del Delta nos descubre a Deltebre y Sant Jaume d’Enveja, conectadas entre sí por el majestuoso puente Lo Passador, ambas resultan una buena opción para alojarse unos días o degustar un buen arroz. Unos kilómetros más allá, nos topamos con una visita obligatoria: la desembocadura del río Ebro. Un paraje singular donde una gran flota de embarcaciones sorprenderá a sus visitantes para conducirlos desde el tramo final del río hasta mar abierto, a unos 5 kilómetros de distancia, una experiencia que a los visitantes les resulta inolvidable, ya que durante el paseo fluvial descubren paisajes relajantes mientras, al son de las calmadas aguas y los cantos de las aves, pueden atisbar la fauna y flora local.

Otra de las actividades interesantes es la visita al faro del Fangar, símbolos arquitectónicos y paisajísticos más característicos del territorio. Esta excursión tipo trekking, que se accede desde la zona de aparcamiento de la playa de la Marquesa, permite otear sus diferentes ambientes naturales, así como distintas especies animales y la zona de nidificación de aves como las gaviotas.

$!El Faro del Fangar, en el Delta de l’Ebre. Foto: Patronat de Turisme de la Diputació de Tarragona

Siguiendo con nuestro viaje hacia el sur de las Terres de l’Ebre, la Badia dels Alfacs, que conjuntamente con la Badia del Fangar en la Ampolla y sus aguas calmadas, ofrecen una paz muy atractiva para los amantes de actividades acuáticas como el paddle surf, el kayak o la vela ligera. Las dos localidades nos permiten también visitar las famosas mejilloneras, donde podremos conocer de primera mano el cultivo de mejillones y ostras, degustándolas ante un bucólico paisaje donde reina el color azul.

En la zona litoral de Amposta, la Laguna de la Tancada, se erige como una propuesta de obligada parada en las Terres de l’Ebre. Entre las muchas especies que podemos ver, vuelve a destacar el flamenco, cuyo color rosado se distingue con bastante facilidad en el paisaje. La Laguna de l’Encanyissada es una propuesta igual de brillante, sobre todo si se tiene ganas de observar aves en su actividad normal, libres y salvajes. Allí podremos alquilar bicicletas o perchar con las barquitas de madera típicas de esta zona.

$!Paseo perchando en el Delta de l’Ebre. Foto: Patronat de Turisme de la Diputació de Tarragona

El recorrido nos presentará seguidamente a La Ràpita, una localidad con el puerto más grande del Delta que nos regalará un sinfín de propuestas acuáticas para todos los públicos. Además de actividades relacionadas con la naturaleza, de lunes a viernes se puede visitar la moderna lonja de pescado y vivir el verdadero ambiente marinero de la población.

Finalmente y después de recorrer los últimos kilómetros, encontramos Alcanar. El municipio más meridional de Catalunya, que se muestra como un gran jardín junto al mar, debido al color verde de sus campos de naranjos. Destaca el poblado ibérico de la Moleta del Remei, uno de los yacimientos más importantes de Catalunya. Les Cases d’Alcanar, con su puerto pesquero y deportivo es famoso por la calidad de su oferta gastronómica, con un marisco y pescado extraordinario que complace a los paladares más exigentes.

$!La costa de Alcanar. Foto: Patronat de Turisme de la Diputació de Tarragona

Actividades acuáticas en el mar y en el Ebro

Alma y corazón de Terres de l´Ebre, donde el agua dulce se desliza suavemente hasta su tramo final para mezclarse con la sal del mar Mediterráneo, el río Ebro es indisoluble de este territorio tanto por su presencia física, que condiciona el carácter y las actividades de sus habitantes, como por la adoración que despierta entre los lugareños: parece que el vigor de sus aguas corre por sus venas.

Su majestuoso cauce va perfilando un delicado paisaje natural donde habitan un gran número de animales, principalmente reinado por las aves. Todo ello, como hemos podido comprobar, conforma el escenario de excepción para la práctica de actividades acuáticas para todos los gustos y para cualquier edad, incluso en grupo o bien organizando un plan en familia.

El kayak es uno de los deportes más populares y asequibles para todas las edades ya sea en el río Ebro como en la costa. Las excursiones más demandas son las que recorren el Ebro y también las calas de la zona de L’Ametlla de Mar. Asimismo, se puede navegar en las bahías dels Alfacs y del Fangar, donde existe la opción de recorrer las aguas que bordean el Delta a través de una navegación pausada entre las vastas extensiones de arrozales que ofrece la demarcación.

$!La práctica de kayak es muy habitual en la bahía de Alfacs. Foto: Patronat de Turisme de la Diputació de Tarragona

Otra de las actividades con más seguidores tiene su origen en las raíces de los pueblos polinesios y permite pasear por el mar encima de una tabla, el paddle surf. Además, recientemente han ampliado las opciones de aventura con el sea bike, con el que podrás ver los mejores paisajes de las Terres de l’Ebre pedaleando cómodamente en una plataforma sobre el mar. La zona también es el paraíso de los amantes del windsurf y kitesurf. La suave brisa marina acompañada del viento de componente sur en verano y de componente norte en los meses de invierno que suele soplar en este territorio lo hacen ideal para practicar estos deportes en el que se unen el elemento agua con el elemento aire.

Sin necesidad de tener titulación específica, también existe la posibilidad de alquilar una embarcación de vela ligera para recorrer todo este bello litoral surcando la paz del Mediterráneo. Además de divertida y ecológica, es una opción cómoda y compatible para vivirla entre amigos o bien en familia, gozando de una completa y tranquila jornada en alta mar. En la Estación Náutica de Sant Carles de la Ràpita se pueden alquilar todos los elementos necesarios para realizar todo este tipo de actividades acuáticas y también disponen de cursos para obtener las habilidades básicas necesarias para la navegación a vela para todo aquel que esté interesado.

A la mesa, con personalidad marinera

$!Degustación en las mejilloneras. Foto: Patronat de Turisme de la Diputació de Tarragona

Alcanar, l’Ametlla de Mar, L’Ampolla y La Ràpita, son conocidas como las Villas Marineras de las Terres de l’Ebre, puesto que comparten una misma cultura ligada al mar y a la pesca. En sus pintorescos puertos y lonjas se respira un gran ambiente marinero, lleno de autenticidad y se convierte en el lugar perfecto para pasear y disfrutar de una extraordinaria gastronomía.

Base de la alimentación mediterránea, fuente de salud y de riqueza gastronómica, las Terres de l’Ebre se descubren también como el paraíso de los arrozales. Con más de 22.000 hectáreas dedicadas a este cultivo que desde el año 1992 ostenta la Denominació d’Origen Protegida Arròs del Delta de l’Ebre, reconocida en todo el mundo por su singularidad y calidad. Su grano semilargo y redondo, con un potenciado sabor, es el protagonista de la mayor parte de sus platos, cuyos arroces por sí solos ya merecen una visita a la región. Sin duda, el arroz es el elemento estrella de la demarcación, con el que elaboran otro tipo de productos, como el celebrado licor de arroz, de gusto untuoso y perfecto para terminar un buen ágape.

Las ostras, mejillones, ortigas, anguilas, galeras, tallarinas, langostinos, o atún rojo son algunos de los manjares que el mar regala a las Terres de l’Ebre y con los que los lugareños acostumbran a preparar unos platos de marcado carácter marinero, respetando una tradición que deja en la mesa unas propuestas inmejorables que satisface a todos los gustos. La huerta de las Terres de l’Ebre cuenta también con otros alimentos maravillosos como las alcachofas, el aceite, la miel o los cítricos, con mucha presencia también en la cocina de la zona. Además, todavía se sigue elaborando de forma tradicional la clásica baldana o morcilla, cómo no, de arroz. Todo regado con un buen vino con denominación de origen Terra Alta cuyos viñedos confieren de personalidad a unos caldos que nos ayudarán a redondear una comida perfecta.

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